«Con ese trapo en la cabeza no puedes trabajar en mi restaurante»

La entrevista de trabajo fue a través de una llamada de teléfono, por lo que aún no se habían puesto cara. Fue una amiga quien le consiguió el contacto. Tras esa conversación, el encargado le invitó a una jornada de prueba y, en caso de quedar ambos contentos, firmarían el contrato. Sin embargo, ese acuerdo nunca se materializó. «¿Racismo o islamofobia?», se pregunta Yueria Diafi, de padre argelino y madre vitoriana.

Esta joven vasca afirma que la razón que le dio el responsable del establecimiento hostelero fue que «rompía toda la estética del restaurante y que todos teníamos que ir igual, con el pelito suelto. Si quieres trabajar aquí te lo tienes que quitar». Sus argumentos continuaron. «No puedo tolerar que la gente te vea con eso. No soy racista, tengo mogollón de trabajadores de fuera, pero con eso en la cabeza no», relata Yueria y detalla que le explicó que debería «vestir de neska y una falda larga».

La versión del restaurante difiere de la ofrecida por la joven. «No he dicho nunca eso. No se le dijo que no por el velo sino porque no valía para el puesto. Lo consulté con la plantilla antes de tomar la decisión», afirma el responsable del establecimiento a EL CORREO. Y niega cualquier atisbo de racismo en la decisión de no contratar a Yueria. «Aquí hay inmigrantes trabajando desde hace tiempo», recalca.

Yueria cuenta que no es la primera vez que sufre un rechazo por el velo. «Yo soy vasca, lo único que mi religión es diferente. He trabajado toda mi vida con el pañuelo. Es mi derecho como persona. De allí, salí llorando», recuerda esta joven que se planteó denunciar el caso ante la Ertzaintza, «pero no lo hice por miedo a que me veten en otros trabajos». Finalmente decidió contar su experiencia en las redes. «Subí a mi historia de Instagram un post en el que ponía: 'No soy racista, pero no contrato a una chica que lleve velo'. Me respondió mucha gente diciéndome que esto hoy en día ya no pasa».

Esta joven, que habla cinco idiomas y tiene el título de Bachillerato, trabaja en la actualidad en un establecimiento hostelero del centro de la ciudad. «Y aquí nunca me dijeron nada del velo. Sólo me pidieron la talla para el uniforme de trabajo». También ha estado empleada de la limpieza en una factoría y de dependienta. «Me quedé en puertas de entrar a estudiar Filología francesa, pero no me llegó la nota. Así que ahora también doy clases particulares de francés».

El uso del pañuelo en el trabajo es un debate que sigue abierto en España. Según el máximo tribunal de la Unión Europea, las empresas pueden prohibir a sus empleados el uso del velo islámico, pero cada vez más se conocen casos de personas que denuncian esta práctica. Su caso ha provocado un aluvión de comentarios en las redes sociales.