La atención a menores en la red de salud mental vasca sube un 16%
La incidencia es «cada vez más grave, con cuadros complejos», y afecta a personas «más jóvenes», advierten desde el Hospital Aita Menni
Los trastornos de salud mental parecen haber cogido el relevo a la crisis del coronavirus. Tras la pandemia del Covid, la sociedad se enfrenta ... a esta nueva pandemia, que afecta tanto a mayores como a jóvenes y niños. Ya lo advirtieron los psicólogos y psiquiatras, tras el virus iba a llegar una segunda epidemia. Y así lo ratifican los datos. El número de menores atendidos por la red de salud mental de Osakidetza ha aumentado un 15,8%, según el último informe del Observatorio Vasco de la Juventud. El sistema vasco de salud atendió en 2021 a un total de 16.610 menores de 18 años que presentaban «diversos trastornos mentales derivados de la crisis sanitaria». Y no solo eso. El número de primeras consultas ha aumentado un 26,9% respecto al mismo periodo anterior, hasta llegar a las 7.585.
La incidencia es «cada vez más grave, con cuadros más complejos», explican desde el Hospital Aita Menni, especialista en atender a personas con enfermedad mental, discapacidad intelectual y daño cerebral. «La incidencia de la alteración de conducta cada vez es mayor y más grave». Esto hace que «sea necesario generar recursos con un nivel elevado de apoyo».
El impacto del coronavirus se cebó con la población más joven durante el segundo año de pandemia, donde se observa un impacto más plausible que en 2020. Durante aquellos primeros meses con el Covid-19 en circulación, el número de pacientes atendidos en la red de salud mental aumentó «muy ligeramente» (un 1,4% más) y las primeras consultas descendieron un 9,2%. «Probablemente por la imposibilidad de mantener la atención con normalidad», justifica el informe del Observatorio Vasco de la Juventud. La pandemia «ha tenido un efecto claro en lo emocional» que puede desembocar «en el aumento de los problemas de salud mental» por las «especiales» características que tiene este periodo de la vida. El Observatorio destaca que la adolescencia se caracteriza por «el deterioro de algunos aspectos de las habilidades para recibir, comprender y regular las emociones», mientras que en la infancia «empeora el reconocimiento emocional, la comprensión emocional se altera y tienen más dificultades para la regulación».
En este sentido, dos encuestas realizadas a menores durante el primer año de pandemia por esta entidad muestran a la perfección hasta qué punto incidió la crisis sanitaria en los más jóvenes de la casa. La primera de ellas se puso en marcha en marzo, al inicio del confinamiento, donde jóvenes de entre 15 y 19 años destacaron el aburrimiento como la emoción más negativa que sentían por aquel entonces. La segunda se realizó entre octubre y noviembre, coincidiendo con un nuevo estado de alarma, pero con medidas menos restrictivas. En este sondeo, la mitad de los encuestados aseguró sentir ansiedad, tristeza y soledad debido a la pandemia, y en menor medida rabia, preocupación y aburrimiento. «Todos estos sentimientos negativos aumentaron de forma muy notable en comparación con los sentidos en marzo, al inicio del confinamiento domiciliario», asegura el informe, que prevé un «empeoramiento» de la situación en la nueva Encuesta de Salud del Gobierno Vasco que se realizará este año.
Además de la pandemia, desde Aita Menni perciben un «cambio social y cultural» en las personas jóvenes. «El perfil está cambiando. Si a esto le sumamos una enfermedad mental de por medio», como la psicosis o la esquizofrenia, «el respeto de los límites no está tan presente».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión