Recuerdas aquel tiempo en que todo parecía tener sentido? Fue antes de este atropello emocional, sentimental, económico, político, informativo, legal. Ahora sé que solo era ... una percepción idealizada de la vida. Teníamos menos información pero parecía que sabíamos más. No lo sé explicar, como tampoco entiendo la relación que existe entre la sensación térmica y la temperatura real.
Sueño que viajo en el asiento trasero de un automóvil pero no consigo ver al conductor. Quizá sea uno de esos vehículos autónomos que prueban en Silicon Valley. Quién lo iba a decir, mejor ser guiado por un robot a presentir que no hay nadie al volante. Diluvia. Miro por la ventanilla las gotas que se arrastran hacia atrás borrando imágenes, personas, recuerdos que pasan fugaces y dejamos a la espalda.
Me siento náufrago en este mar de información. Tanto dato, algoritmo, sondeo, predicción, análisis sólo me aporta confusión. Relativismo. Lo que hoy es virtud mañana será culpa. Lo que hoy es progreso mañana arderá en la hoguera de lo rancio. Lo intolerable será cotidiano. La verdad de la mañana será manipulación por la tarde. Recuerdo el tiempo en que la realidad se podía medir, valorar, calibrar. Hoy avanzo desorientado, balanceándome entre verdades contradictorias.
Añoro un tiempo en que había reglas pero también certezas. Pido al chofer, al robot, a quien sea que maneja esto, que acelere y salga de la bruma. Aún sabiendo que viajo en una cuenta atrás. Que lo que dejo atrás nunca volverá.
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