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Aprender a no preocuparse por lo que otros piensen en con siete técnicas: «Darte cuenta es un paso liberador»

Los expertos consideran que el viaje hacia no preocuparse por lo que piensen los demás sobre nosotros lo podemos aprovechar como un proceso de crecimiento y evolución

J. F.

Lunes, 15 de septiembre 2025

En un mundo donde la búsqueda de aprobación externa es incesante, expertos en desarrollo personal ponen de manifiesto las claves para el autoconocimiento y la autoaceptación como pilares fundamentales para una vida de verdadera independencia. Vivir atado a la validación ajena es, según los expertos «como ser una marioneta con hilos». La diferencia entre esta dependencia y la autonomía personal es, en una palabra, «libertad».

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Reconocer el valor propio

El primer paso crucial es reconocer el valor propio, una tarea que describe como un «trabajo interno». En lugar de permitir que nuestra autoestima sea dictada por las opiniones de otros –una receta segura para descarrilarla–, debemos entender que nuestro valor intrínseco no está en debate ni depende de la aprobación externa. «Eres únicamente tú, con tus propias fortalezas y debilidades – y eso es algo que hay que celebrar», afirma Isabella Chase, escritora.

La auto-reflexión emerge como una herramienta vital en este proceso. Preguntarse sobre los propios valores, lo que uno representa y qué conforma la esencia individual, permite edificar un sentido de valía que reside en el auto-reconocimiento y la auto-afirmación. No se trata de arrogancia, sino de valorar el propio ser más allá de los juicios externos.

La autocompasión y la autoaceptación

La práctica de la autocompasión es otro pilar esencial en este camino hacia la independencia. Este concepto invita a tratarse a uno mismo con la misma amabilidad y comprensión que se ofrecería a un amigo. Chase comparte una experiencia personal, donde la autocrítica constante en un entorno laboral estresante la llevó a reemplazar ese juicio severo con compasión, reconociendo que «todos cometen errores». Este cambio de perspectiva resultó ser «empoderador» y, significativamente, redujo su dependencia de la aprobación de los demás. «Porque cuando eres amable contigo mismo, no necesitas que otros validen tu valía», explica. La autocompasión es, en palabras de la autora, un «cambio de juego» para dejar de preocuparse por lo que piensen los demás.

Finalmente, la aceptación profunda de la propia individualidad constituye la base misma de la autoaceptación y, por ende, de la libertad personal. Cada persona es un ser único, con un conjunto distintivo de fortalezas, peculiaridades y experiencias. Intentar conformarse a las expectativas ajenas o a las normas sociales solo «sofoca esta individualidad».

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Las 7 formas sencillas de dominar el arte de que no nos importe lo que piensen los demás

  • Reconoce tu valor

  • Practica la autocompasión

  • Comprende el efecto del foco de atención, la tendencia a sobrestimar cuánto notan o les importan a los demás nuestra apariencia y acciones

  • Establece límites, lo que es aceptable y lo que no para ti

  • Deja de perseguir el perfeccionismo

  • Rodéate de positividad

  • Abraza tu individualidad

Abrazar esta singularidad significa honrar el auténtico yo, aceptarse sin disculpas y celebrar lo que nos hace únicos. Al interiorizar esta verdad, uno comprende que las opiniones de los demás son, simplemente, eso: opiniones. «No te definen ni determinan tu valía», concluye Chase. Este entendimiento fomenta la valentía de ser diferente y auténtico, recordando la máxima: «aquellos a quienes les importa no importan, y aquellos que importan no se preocupan».

En definitiva, el viaje hacia no preocuparse por lo que piensen los demás lo podemos aprovechar como todo un proceso de crecimiento y evolución, que culmina en sentirse más cómodo en la propia piel y valorar la autoestima por encima de todo. Una senda de liberación personal donde la única opinión que verdaderamente importa es la propia. En realidad, «las personas están más centradas en sus propias vidas y darse cuenta de esto puede ser un paso liberador hacia no preocuparse por lo que piensen los demás».

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