En 1994, el Parlamento francés aprobó una ley para frenar el uso de anglicismos y obligar a los medios de comunicación a sustituirlos por palabras ... francesas. La 'Ley Toubon', que prevé multas y hasta penas de cárcel, fue motivo de burla entre los líderes de opinión pero hoy es aceptada por la gran mayoría.
Sería un cinismo criticar los anglicismos cuando trabajo en un gremio que abusa del inglés para hacer más atractivas las marcas. Sin embargo, siempre hay algún palabro que se te atraganta. A mí me ocurre con 'Spoiler'. Desde siempre, por lo menos desde lo de la madre de Bambi, han existido aguafiestas dispuestos a reventarte la película. Pero el auge de Netflix y la avalancha creciente de series ha multiplicado el uso de la palabra spoiler.
'Spoil' significa arruinar, echar a perder. Se refiere a contar algún detalle principal de una historia que estropee la sorpresa a quien aún no conoce el desenlace. En cambio, para los que crecimos en los 70, el 'spoiler' era un alerón de plástico que se colocaba en la trasera del coche para mejorar el agarre al asfalto y, sobre todo, para fardar de bólido.
No entiendo porque hemos abandonado el verbo destripar. Aparece en el diccionario, desde 1884, con el mismo significado: destruir el efecto de un relato anticipando el final. Destripar es, en sentido literal, sacar las vísceras. Para los que creemos que el corazón de una película es su guion no existe un término que se ajuste más.
Feliz semana. ¡Feliz cine!
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