El año que floreció en invierno
El calor de los últimos meses de 2015 adelantó la floración y retrasó la migración de las aves
JAVIER PEÑALBA
Domingo, 24 de enero 2016, 08:28
2015 fue excepcional en lo meteorológico. Empezó especialmente húmedo y terminó extremadamente seco y cálido, con un diciembre que batió marcas históricas. Desde 1928, nunca había llovido tan poco en el último mes del año en el observatorio del monte Igeldo. Apenas cayeron 15 litros por metro cuadrado cuando la media es de 170. Pero, además, diciembre fue extraordinariamente cálido, el más cálido de los últimos 88 años, con una media de 13,8 grados, cinco por encima de lo normal.
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CIFRAS
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15,7
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litros de lluvia se recogieron en el observatorio del monte Igeldo en diciembre. Fue el más seco desde 1928.
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14,1
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grados ha sido la temperatura media del año, que convierten a 2015 en cálido. Los más cálidos fueron 1989 y 1997, con 14,6º.
Las elevadas temperaturas del otoño y la escasez de precipitaciones alteraron de manera más que perceptible el entorno natural de Euskadi. No solo ha cambiado la fisonomía de los embalses, cuyos niveles han descendido de manera drástica. También lo ha hecho la de praderas y bosques.
Las condiciones meteorológicas de los últimos meses han llegado a modificar el ritmo natural de las plantas y también el de las aves. A mediados de noviembre se vieron avellanos con amentos -la flor masculina- a punto de madurar y con las yemas foliales hinchadas, algo muy poco frecuente. «Las elevadas temperaturas también han provocado la aparición de abundantes margaritas entre el césped. La lluvia y el viento de la última semana de noviembre barrieron las hojas de las ramas de los árboles y durante todo diciembre se apreciaron fenómenos anómalos provocados por las elevadas temperaturas, como la floración a mediados de mes del lilo que tenemos en el jardín en Igeldo. Las mimosas están también en flor en varios puntos, lo mismo que magnolios», explica Pilar López Vallejo, observadora de Aemet en el Centro Meteorológico de Igeldo y coordinadora fenológica del País Vasco.
El observatorio guipuzcoano, todo un referente de la climatología del Cantábrico Oriental, se halla inmerso desde hace tres años en una investigación de carácter fenológico, una rama de la meteorología que estudia las repercusiones del clima sobre los ciclos biológicos anuales de plantas e insectos así como los cambios que se observan en el desarrollo de árboles y arbustos o en las migraciones de las aves... «Se trata de una investigación climatológica. No me gusta decir que es un estudio del cambio climático, ya que el clima cambia constantemente», afirma Margarita Martín, delegada de Aemet en Euskadi.
La meteoróloga explica que «todo» incide en los registros climatológicos, de tal manera que es imposible deslindar muchas veces si las variaciones que se vienen observando se deben «a una variabilidad climática en sí o a la introducción de elementos extraños que inciden sobre los datos que se recaban».
Martín recuerda en este sentido que, en ocasiones, las mediciones meteorológicas sufren alteraciones que no se deben al clima sino a otros factores, ya sea por cambios de emplazamiento de los observatorios, variaciones en el entorno o en los sistemas de análisis o a la introducción de nuevos métodos en esta observación. «Por ello, la manera de probar si la variabilidad climática es natural o antinatural es mediante un estudio de los cambios que se producen en la naturaleza. Pues bien, esta ciencia es la fenología», explica Margarita Martín.
Para la realización del proyecto, Aemet en el País Vasco viene realizando comprobaciones en el jardín del centro meteorológico de Igeldo, donde se han plantado varias especies. Asimismo, en el entorno cercano al observatorio se ha diseñado un circuito en el que crecen diferentes especies como frenos, robles, castaños, sauces, saucos, avellanos, espinos... Cualquier cambio que presenten son anotados.
Además, cuentan con la ayuda de colaboradores en Laguardia, Oñati, Bergara y recientemente se han incorporado tres nuevos en la zona que rodea el aeropuerto de Loiu.
Año bueno para las huertas
Pilar López Vallejo es la responsable de realizar las observaciones en Igeldo así como la encargada de coordinar al resto de colaboradores, entre los que también hay baserritarras.
«Llevamos solo tres años y todavía es pronto para realizar una valoración de las observaciones. De cualquier manera, lo que sí hemos constatado es que este año, con el otoño tan cálido y seco que hemos tenido, se han dado floraciones en diciembre y enero que no habíamos visto con anterioridad», señala López Vallejo.
La observadora desvela que ya en julio se pudo apreciar una situación un tanto peculiar. A mediados del mes, el paisaje comenzó a amarillear debido a la escasez de lluvias y a las elevadas temperaturas que se registraron, con valores que durante varios días rondaron los 40 grados. Por momentos, pareció que la llegada del otoño se aceleraba. Sin embargo, las precipitaciones caídas en agosto hicieron que el campo volviera a verdear.
Las observaciones que se llevan a cabo en Igeldo han permitido también saber que ha sido un año muy bueno para las huertas. «Los cultivos necesitan calor y lo han tenido. Además, como el verano no ha sido lluvioso ha habido pocos hongos, como el mildiu del tomate, lo que ha permitido el cultivo de estas plantas en el exterior sin apenas tratamiento. Sin embargo, se han sufrido más plagas como los pulgones y lepidópteros como mariposas y polillas que aparecieron más tarde de lo habitual», señala Pilar López.
Este año, las condiciones han sido bien diferentes a las de 2014. «Entonces tuvieron que plantar tomates en dos ocasiones. La primera plantación se pudrió a causa de la elevada humedad».
Este 2015 también ha sido «importante» la plaga de polillas del puerro. Y a los tomates y plantas con frutos les atacaron también las orugas.
Migración de aves
El resumen fenológico realizado desde Igeldo asimismo registra los periodos migratorios de las aves. Se trata de un proyecto realizado en el marco del programa Inguruko Hegaztiak del Bird Center de Urdaibai.
La observación realizada ha permitido conocer que las migraciones este año se han producido de forma mas tardía. El fenómeno del Niño ha empujado la formación de una baja en las Azores que ha estado llevando vientos húmedos y cálidos por todo el norte de Europa durante el otoño, lo que retrasó la llegada del frío. Puede que esta haya sido la causa por la que los gansos hayan migrado tarde y en grupos pequeños. Durante gran parte del otoño se quedaron al norte de los Pirineos».
«Las temperaturas eran muy suaves, y por lo tanto no tuvieron necesidad de seguir migrando. Unos pocos ánsares pasaron sobre Urdaibai el día 16 de octubre y el día 23 se observó una garza imperial bastante retrasada con respecto a otros años», afirma Pilar López Vallejo.
El fuerte viento del sur hizo también que las grullas que cruzaron por los Pirineos se quedasen varias jornadas retenidas en Urdaibai. Las fuertes rachas no les permitían continuar su viaje. El informe fenológico igualmente constata que el 24 de septiembre se vieron bandadas de cormoranes migrando y el día 8 de octubre se apreció el paso de golondrinas migrando hacia el sur. «Ha sido un buen año para las golondrinas», afirma.
Las primeras palomas zuritas y torcaces así como zorzales alirrojos y calandrias llegaron sobre el 10 de octubre y la primera semana de enero llegaron pinzones reales a los comederos que han sido instalados en el jardín del observatorio.
Este adelanto primaveral de finales de diciembre ha encontrado, sin embargo, un duro revés tras la llegada de los primeros fríos con el nuevo año. Las especies que adelantaron su proceso perderán sus flores aunque algunas aun tendrán la oportunidad de una segunda floración. Otras verán que su crecimiento se detiene.