Sin Semana Grande pero con alternativas

Quizá el caso de las ferias sea el paradigma del segundo verano de pandemia. Las permitimos, pero con aforo controlado, medidas anti covid y con unos plazos de funcionamiento distintos: del 1 al 15 de agosto (ampliado ahora al 16). La explicación es que, asumido que no habría Semana Grande, se han programado actividades durante todo el mes (del 1 al 31 de agosto) y sin el corsé que suponía concentrarlas del 14 al 21, que es cuando, haya o no coronavirus, llega gran cantidad de gente a la ciudad. «Durante la Aste Nagusia va a venir mucho visitante. Si hubiéramos mantenido las ferias todo el mes seguro que tendríamos problemas para controlar el aforo. Este año no habrá tanta gente como en un año sin pandemia, pero sí vendrá más gente que la que la ciudad necesita. Y como siempre hay un 15% de la población que se salta las normas... optamos por instalarlas la primera quincena», explica Mariaje Torres, directora de Donostia Festak.

El concejal de Cultura, Jon Insausti (PNV), confirma que la atracción ha tenido tirón: «8.000 personas de media al día, más de 100.000 en toda la quincena». Tras un acuerdo de última hora con los feriantes, mañana será el último día para disfrutarlas y, además, a precios reducidos: 1,5 euros (infantiles), 2 euros (adultos) y 3 euros (especiales).

El edil cree que las decisiones adoptadas en mayo en relación al verano fueron «tristes pero acertadas». «Estuvimos en contacto permanente con el Gobierno Vasco y decidimos que no habría fiestas. Hemos trabajado para ofrecer actividades seguras y de pequeño formato durante todo el mes». Con «gran éxito» en relación al concierto que se celebró en el anfiteatro de Miramón y también a la exposición de Gigantes y Cabezudos en el museo San Telmo.

Los organizadores de la Semana Grande han optado este año por desconcentrar los eventos en el tiempo –en vez de una semana, un mes– y en el espacio –en vez de apiñar a la gente en las ubicaciones tradicionales, diversificar escenarios y apostar por los barrios–, además de aplicar un protocolo estricto para evitar contagios. Los espectáculos de música, cine o circo que se programan al aire libre tienen control de aforo, los asistentes deben estar sentados en todo momento, con la mascarilla puesta, no pueden mover las sillas, «y no pueden comer, beber, ni fumar».

Torres señala que han elegido los espacios para los eventos en función de que sus posibilidades para «perimetrar y controlar» los aforos. «El máximo será de 350 personas en la plaza de la Trinidad; el resto serán actividades de unas 150 personas. El aforo lo establecemos aplicando una necesidad de 4 m2 por persona. Con este parámetro dividimos la superficie libre para el público y obtenemos el aforo admisible». Cualquier actividad que implique movimiento de la gente ha sido desterrada de la programación, por eso no hay Fuegos Artificiales, ni txarangas, ni toro de fuego, ni gigantes, ni conciertos masivos, ni txoznas... solo eventos pequeños, con público sentado. Dice Mariaje Torres que estos dos veranos han ahorrado dinero en programación, pero gastado a cascoporro en personal para controlar los aforos. «Cualquier evento en la plaza de la Trinidad necesita de 6 personas y una actividad en un barrio, cuatro».

Si no fuera porque anoche en Gaztelubide se cantó el 'Festara' nadie apreciaría que entramos en Semana Grande (de las 500 actividades de una Aste Nagusia normal se pasa a 180 en todo el mes). Pero estos días habrá herri kirolak en la plaza de la Trinidad –ayer Igeldoko Harria y hoy Urrezko Kopa–; cine nocturno en cinco barrios; varios mercadillos; y diversidad de competiciones deportivas –ayer voley playa en Zurriola y la semana que viene pelota en Antiguo y Parte Vieja–. Insausti está convencido de que algunos eventos que se traen este años de prueba, como 'Illuntz' –música, danza e iluminación en los tres grandes conjuntos escultóricos del litoral–, terminarán en el programa oficial.