El Ayuntamiento de Donostia exige al taxi que mejore el servicio o sacará nuevas licencias
El Ayuntamiento reclama a las asociaciones medidas concretas este verano para que haya más vehículos en activo o será la administración la que las adopte
El Ayuntamiento se ha cansado de esperar mejoras en el servicio de taxi que nunca llegan y ha lanzado un ultimátum a las dos empresas del sector para que muevan ficha este mismo verano. El Departamento de Movilidad ha explicado que la situación no puede continuar de la misma forma, con 70 de las 308 licencias «inactivas» y las quejas de los ciudadanos subiendo día a día. O hay cambios o la administración sacará nuevas licencias al mercado, una decisión a la que siempre se ha resistido el sector.
«Hasta aquí hemos llegado». El Ayuntamiento se ha cansado de esperar cambios en el servicio de taxi que inundan de quejas los despachos de Ijentea. Tradicionalmente, la administración se reservaba siempre una última carta –la aprobación de nuevas licencias– en aras de llegar a acuerdos con el sector, pero la situación se ha deteriorado tanto que la reunión que mantuvo ayer la concejala de Movilidad, Pilar Arana, con los representantes de los taxistas –Taxi Donosti y Vallina– fue en términos de «ultimátum», según fuentes del gobierno municipal.
El Ayuntamiento «está preocupado por la escasez de vehículos en activo» del servicio de taxi, que está provocando una avalancha de quejas que el gobierno municipal entiende como «lógicas». «La gente llama a un taxi y no cogen el teléfono, el servicio dice que va a un domicilio y los tiempos de espera se alargan, cuando hay eventos como el jazzaldia no hay forma de coger un taxi...».
Uno de los puntos sensibles es Atotxa, donde se ubica la estación de tren y la de autobuses y donde los usuarios se desesperan para encontrar un vehículo que les lleve a su destino. Y los problemas llegan hasta hoteles y restaurantes a la hora de buscar vehículos para sus clientes. «Antes los problemas para meterte en un taxi estaba en momentos concretos del año, como Semana Grande, o cuando había grandes eventos, pero ahora es el día a día. Hay que cambiar ya la situación. Si no se mueve el sector, lo hará la administración. Si no adoptan medidas e implementan mejoras del servicio, moveremos ficha nosotros», señalaron fuentes del Departamento de Movilidad.
En espera de lo que pueda plantear el sector del taxi, y de la aprobación de la nueva ordenanza, el Ayuntamiento baraja dos opciones para mejorar el servicio en la ciudad. Una de ellas es el «área territorial de prestación conjunta», que ya funciona en el aeropuerto de Hondarribia con los taxistas de esta localidad y los de Irun. Es una figura que permite, en acuerdo con las empresas de cada municipio, que los conductores de ambas localidades puedan prestar el servicio para los clientes del aeropuerto, que en teoría deberían ser atendidos solo por los taxistas de Hondarribia. Esta medida, trasladada a San Sebastián, significaría que tras llegarse a un acuerdo con los taxistas de los municipios de alrededor de Donostia, estos podrían prestar el servicio en la capital guipuzcoana complementando la flota en activo de las dos empresas donostiarras. Movilidad aclara que el área territorial de prestación conjunta se acotaría a «días o semanas concretas del año», no se extendería a todos los días del año. Es una opción para tener a más taxistas activos en la ciudad en momentos o semanas con picos de demanda como puede ser la Aste Nagusía.
Movilidad ha concluido que las quejas ciudadanas están justificadas porque en la calle hay menos coches de los que debería
La segunda opción que baraja el gobierno municipal es aprobar nuevas licencias de taxis. «Desde 2008 no ha variado la cifra de 308 licencias. Pero el problema es que hay 70 licencias inactivas, el 22,72% de los taxis que no están operativos, personas que se han jubilado y no las han traspasado o porque no quieren venderlas o porque no pueden... Lo que no puede ser es que la situación siga como está». El precio de las licencias en 2019 era de 220.271 euros, según el convenio.
Otro motivo de fricción del Ayuntamiento con el sector del taxi es la aprobación de la nueva ordenanza, con la que se pretende modernizar el servicio y hacerlo más ágil y útil para el ciudadano, pero que no termina de salir adelante. Arana urgió ayer al sector a «ofrecer soluciones ya». Las partes han quedado en verse a comienzos de septiembre.
La nueva ordenanza que se quiere pactar y que no termina de aprobarse
La nueva ordenanza del taxi no termina de salir adelante por las dificultades para pactarla con el sector, según explicaron fuentes del Departamento de Movilidad. El Ayuntamiento quiere tener un control de cuántos taxis hay en todo momento operativos en la ciudad para lo que planteó en su día un nuevo calendario de trabajo que ofrezca «mayor transparencia». Arana lamente que ahora el Ayuntamiento sabe el porcentaje de coches que tienen que trabajar los fines de semana o en horario nocturno, pero con el nuevo calendario y con la tecnología de geolocalización de que disponen los vehículos se pretende conocer en todo momento «qué licencias están operativas cada día y cada hora». La concejala reclamaba una «transparencia» que sigue sin ofrecer el sector, según fuentes del gobierno municipal.
Movilidad es partidaria de mantener la decisión de solo poder coger un taxi en las paradas, porque «tener a vehículos dando vueltas para coger a clientes no es bueno para los taxistas, ni para el tráfico, ni para el medio ambiente». A cambio solicita al sector que haya «retenes mínimos, un número de taxis mínimo pactado para cada parada».
El Departamento de Arana tampoco ha encontrado apoyo a que se pueda pedir el taxi mediante una aplicación móvil (app). La nueva ordenanza se quería aprobar antes del final de la legislatura pero el tiempo se agota, los problemas se acumulan y la paciencia de la administración se ha acabado.