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Las diez noticias clave de la jornada
Fernando ha dejado el boxeo pero no se olvida lo que aprendió sobre el ring. BORJA LUNA

Ciudadanos

«En el ring te desaparecen el 99% de tus problemas. Porque solo tienes uno»

Fernando Makole 'Pantera' | 70 kilos. Buena guardia, alta. Un púgil definido como duro y complejo

Begoña del Teso

San Sebastián

Domingo, 6 de julio 2025, 07:36

De Guinea Ecuatorial. Padre de un chaval de seis años por el que dejó de lado el boxeo. Al que ha vuelto hará unos meses en buena forma, en buen peso, en buen tono y con la guardia bien cerrada. En su último combate, hace nada, se midió en Logroño con Erlantz Tejada que debutará como profesional el día 18 en Ordizia. Perdió. A los puntos pero se sintió muy bien entre las cuerdas. Fernando ha vivido en Intxaurrondo y Errenteria. Ahora entrena y enseña en el Reisiliens Boxing de Irun, ciudad en la que también tiene su negocio, el Café Central.

– ¿Cuál?

– ¿Cuál qué?

– ¿ Cuál es ese 1% escaso de problemas que te quedan cuando al subir al ring desaparece el 99% restante?

– Estás sobre la lona. Tienes a tu rival enfrente, ¿cuál va a ser ese 1%? Evitar que te pegue, esquivar bien sus golpes. Tener la guardia bien puesta. Empezar a desmoronarle desde el primer instante. Los combates amateurs son cortos, tres asaltos. Debes salir a full en el primero, más a full en el segundo y el triple de full en el tercero. Rápido, intenso.

– Fue tu hermano Larry quien te metió en el boxeo, ¿verdad?

– Sí. Yo estaba bastante rabioso y él me dijo que acaso podría canalizar esa rabia sobre el ring. Sebastián Pérez había abierto su gimnasio en Errenteria. Se estaba formando el Team Látigo. Allí fui. Me enseñaron a pegar. A pegar duro. Sin embargo era pésimo con las piernas, no tenía ninguna coordinación.

– Pero la conseguiste. Una vez más citemos a Muhammad Ali, supongo que no se podrá 'picar como una avispa' si no bailas 'como una mariposa'.

– Por supuesto que no. Las piernas aprendí a coordinarlas y a usarlas en el gimnasio de Anoeta, con Ramón Cid. Allí comprendí otra frase que también repiten mucho los entrenadores, los preparadores...

– Compártela.

– 'Se boxea con las piernas , se pega con las manos'.

– Potente, sí señor. Esas manos que sabes, lo has dicho, que son verdaderas armas. Gran responsabilidad...

– Grandísima. Pero también logras un aplomo casi absoluto. Un buen boxeador es alguien que sabe lo que puede hacer (hablo fuera del ring) pero nunca lo hará. Un buen boxeador envía a los demás la imagen de alguien con aplomo con quien será mejor no meterse. ¿Sabes una cosa? En nuestro local, el Café Central, no tenemos gente de seguridad...

«No necesito porteros en mi Café Central. No se monta jaleo aquí. La calle Cipriano Larrañaga (sí, estamos en el cruce con la 'calle de la mierda', en Miguel de Astigar) se va calmando. Los sanmarciales han sido potentes. E interesantes porque tras la muerte de aquel chico, que era buen amigo mío, parece que volvemos a la normalidad»

–Pues no estáis en una calle 'dulce' sino en la Cipriano Larrañaga de Irun.

– Ajá. Pero a mi local la gente viene a pasárselo bien. Trabajé mucho tiempo en él como empleado y es mío desde hace 2 años. No habremos tenido ni media docena de conato de incidentes. Que cortamos pronto. Allí los clientes van oír salsa, a tomarse una copa o a fumar una cachimba.

–¡Tenéis cachimbas!

– Yo mismo soy cachimbero. Fumar en esos narguiles, en esas pipas de agua, es un auténtico placer. Que incluye el proceso mismo de su preparación. Yo tengo dos maestros cachimberos en el café para que controlen bien las proporciones de agua, melaza, tabaco. Y ofrezcan al cliente la cachimba medio prendida. El no iniciado, si empieza con ella de golpe, toserá y no se sentirá a gusto. Es fumar en compañía, tranquilamente. Al fondo, una buena música. Mi primo 'Jaitxo' es el DJ. La zona empieza a revivir tras el bajonazo, el miedo y la tristeza por la muerte de aquel amigo.

– Volvamos al ring. Me has dicho que practicas la calistenia pero no sé lo que es.

– Un sistema de ejercicios físicos en los que se utiliza el propio peso corporal para fortalecer los diferentes grupos musculares. Es muy interesante. Y me resulta imprescindible para, entre otras cosas, fortalecer el cuello. Tener un cuello fuerte es primordial para un boxeador.

– ¿Por qué?

– Muy sencillo, tienes que tenerlo poderoso para que asegure y retenga los golpes que recibes. Para que los sostenga. Con un cuello débil la carótida no está bien protegida y si te la alcanzan de lleno, el apagón llega a tu cerebro.

– En todas las crónicas de tus combates que he leído además de 'duro' utilizan la palabra 'complejo'. No está mal, ¿no? Eso de que tu juego, tu estrategia, tus golpes no puedan adivinarse desde el primer momento. Y acaso tampoco después de la campana del último asalto.

– Me agrada la definición. Intento, sí, que mi rival no 'vea' mi juego. Guarda alta y así no me entrarán sus golpes. Fajado ya, golpes abajo, que no se me mueva...

– ¿Y qué fue de aquella rabia tuya?

– Desapareció. El boxeo es un sentido de vida y da un sentido a tu vida. Te enseña disciplina, compromiso; forja amistad en el gimnasio. Y tras el combate reaparece la camaradería con tu rival.

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