El dueño de la pirotecnia valenciana vendió la empresa tras el accidente
Antonio Arnal, que ganó el concurso donostiarra en 1980 y 1983, estaba programado en Bilbao tras la tragedia pero no volvió a lanzar más
La empresa valenciana Pirotecnia Arnal que lanzó la colección de fuegos artificiales que tiñó de luto la Semana Grande de 1985, era una de las más potentes del momento. Destacaba por la potencia de sus carcasas y la sonoridad de su material, y fue invitada a Donostia siete años consecutivos entre 1979 y 1985, durante los que logró dos triunfos (1980 y 1983) y tres subcampeonatos (1979, 1982 y 1984), antes del fatídico concurso.
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Aquel de hace 40 años fue el último evento pirotécnico en el que participó su propietario, Antonio Arnal –fallecido en 2017–. Este empresario había vivido un trago amargo en 1983, cuando explotaron varias casetas y la oficina de la empresa de Moncada, pero no superó ya la tragedia de San Sebastián. Ese mismo año suspendió su participación en la Aste Nagusia de Bilbao y vendió su empresa a un amigo, Juan Vicente Jurado.
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Este último –que luego fue concejal en Valencia y se le imputaron varios delitos– regresó a Donostia en 1986 pero se inscribió con una filial, Pirotecnia Gregorio Juan, que conquistó el primer premio. Días después fue a Bilbao y uno de sus cohetes cayó entre el público, causando más de 60 heridos, dos graves.
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