«Tememos que los desprendimientos afecten al edificio»

La trasera de este inmueble, en el que viven doce familias, da a un talud en el que se produjo un importante corrimiento de tierras a comienzos de 2020, lo que provocó a su vez la rotura de parte de la calzada que se sostiene sobre ellas y sirve de acceso al monte. Posteriormente la ladera ha seguido cediendo. «El problema estaba y está en la carretera», explican mientras señalan el estado en el que se encuentra esta vía. «La cuneta no recogía bien la lluvia y ahora tampoco lo hace, por lo que todo el agua se vierte directamente sobre la ladera, provocando su erosión, tal y como demostró un estudio geológico que contratamos y que está en manos del Ayuntamiento», apuntan.

El consistorio, consciente de la situación, tiene previsto adjudicar próximamente por vía de urgencia la reparación de esta carretera, con el objetivo de estabilizarla y recuperar la anchura que tenía, tras haber perdido al menos un metro. Los trabajos podrían empezar, según fuentes municipales, este próximo mes de noviembre. Ahora bien, recuerdan que los problemas que tenga la ladera deberán ser arreglados por los propietarios de los inmuebles colindantes, ya que son terrenos de titularidad privada.

«Claro que la ladera es nuestra, pero no podemos hacer nada hasta que no sujeten la carretera. Que actúen ellos primero y luego haremos nuestra parte y veremos si tenemos que reclamar el coste de la sujeción de la ladera. Porque el problema venía de arriba», aseguran. En este sentido lamentan que el Ayuntamiento haya «actuado a la defensiva» con ellos y critican su «dejadez». «Seguimos igual después de casi dos años en los que no se ha hecho nada», dice Eugenio.

En este tiempo no solo han tenido que lidiar con el miedo a nuevos desprendimientos, si no que han visto como han seguido cayendo restos de calzada, tierra e incluso el material colocado en la carretera para proteger la zona. El último episodio ha sido el del pasado martes con la caída de una gran roca que, de haberse desviado de su trayectoria unos pocos centímetros, habría llegado hasta el portal del edificio, que queda más abajo. «Podría haber dado a alguien. Y hay otras tres piedras que podrían caer», advierten.

El impacto de la roca hizo saltar el revestimiento de la fachada y que el forjado de la esquina del edificio haya quedado a la vista. A esa misma altura hay dos ventanas que también podrían sufrir golpes. Con todo, el mayor miedo de los vecinos es que la estructura se pueda ver afectada. «La tierra ya no drena el agua y se está filtrando hacia los trasteros y el portal», indican.