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Pocas sonrisas en un partido donde sales trasquilado, te adelantas en el marcador, se anula el gol por el grueso pelo de Koundé y te ... quedas en el minuto 17 en inferioridad en una decisión sujetada con papel de fumar. Sin embargo, fijarse en el rostro de Hamari Traoré invita al optimismo y que el viaje a Montjuic no se ha haya quedado en saco roto. La pizarra luminosa del cuarto árbitro indicó en el minuto 64 de partido que Jon Mikel Aramburu debía tomar el camino del banquillo. Le esperaba Hamarí Traoré, esta vez con las medias bajas al estilo Gordillo, para volver a pisar el césped en un partido.
Le tocó vestirse a Traoré con el 18 a la espalda, en un escenario complicado y bastante descafeinado, puesto que el marcador de la montaña de Montjuic indicaba que la Real iba perdiendo por 4-0 y el cuadro blanquiazul estaba desde el 17 con un jugador menos. Es decir, le esperaba al lateral derecho una pequeña tortura, aunque al final no fue para tanto. No fue muy exigido Traoré -Lamine Yamal actuaba por la otra banda- y la cosa se quedó en mantener bien la línea, estar atento a las ayudas e ir a por el balón.
Se animó a estirarse en contadas ocasiones, debido a la inferioridad numérica, en un partido y un escenario donde era más importante no perder el sitio que irse hacia arriba dejando espacio a la espalda. No se pudo ver al Traoré que estamos acostumbrados, doblando al extremo y llegando a la línea de fondo. De hecho no estaba ni Kubo, uno de sus socios predilectos, sancionado con cinco amarillas.
Getafe se había cruzado en el camino de la Real en septiembre. Le ocurrió a Sadiq Umar en 2022. Y el mal fario se quedó oculto en las cuatro paredes del Coliseum y se cruzó en el camino de Traoré dos años después, el 1 de septiembre pasado. El internacional maliense hizo un mal apoyo con la pierna derecha después de despejar un balón y ahí ya notó que algo grave le había pasado en la rodilla. Las caras de funeral tras aquel partido al sur de Madrid denotaban que había lesión grave. Una más. Traoré es el último eslabón en la lista de realistas que se han roto el cruzado en la última época en la que también figuran Carlos Fernández, Oyarzabal, Aihen, ó Sadiq.
Imanol gana un guerrero más para este exigente final de temporada con tres frentes abiertos: la intención de entrar entre los seis primeros en Liga, dar la campanada en el Bernabéu el próximo 1 de abril e intentar eliminar a un gigante que parece terrenal como el Manchester United. Aramburu y Traoré, guardianes del flanco derecho. Volvemos a sonreír.
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