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Otra ronda a cuenta de Robert Navarro
A la Real le vale una buena primera parte y el gol de Robert para superar la eliminatoria y colarse entre los ocho mejores del torneo
La Real Sociedad sigue eufórica tras la victoria en el derbi y prolongar ese estado esta tarde a las 19.00 horas ante el Mallorca, ... rival de los octavos de final de la Copa del Rey. Los de Imanol buscarán dar un paso en una competición del KO que empieza a complicarse.
Quedan atrás los Cazalegas, Coria, UD Logroñés. La Real medirá sus fuerzas por primera vez en el campeonato a un Primera. Aun es pronto para pensar en hipotéticas finales, pero en caso de superar al conjunto bermellón, los de Imanol Alguacil estarían a solo tres partidos de repetir una final copera.
La Real saltará con Remiro; Gorosabel, Le Normand, Pacheco, Aihen; Zubimendi, Brais, Merino, Navarro; Oyarzabal y Sorloth.
Por su parte, en Mallorca jugará con Greif; Cufré, Copete, Valjent, Gayá, González; Battaglia, Sánchez, Kang In Lee, Kadewere y Ángel.
Sin grandes alardes y bajo un tiempo infernal, así se coló la Real en cuartos de final de la Copa. El partido no pasará a la historia por su brillantez pero es una piedra más en el camino para volver a hacer historia. Para empezar, el cuadro txuri-urdin iguala su mejor racha de victorias de todos los tiempos con ocho consecutivas. Las seis últimas, además, conseguidas después del parón mundialista en un tramo de partidos en el que solo Sancet ha podido perforar la meta realista. Para seguir, está entre los ocho mejores de una competición en la que sueña con reeditar el éxito de la edición 19/20. Y esa pinta lleva, aunque ahora viene lo difícil. Y para rematar, Oyarzabal volvió a jugar 90 minutos diez meses después.
De nuevo fue Robert Navarro, el talismán copero, el que volvió a resultar clave con su sexto gol oficial de la temporada, cuatro en Copa y dos en Europa. Abrió el marcador en Cazalegas y en Coria y en Logroño firmó el único de aquel día. Anoche repitió para meter a la Real en cuartos.
Resulta gratificante ver que el fondo de armario está dando resultado en una campaña con tanto compromiso porque en una batalla como la de este martes Imanol pudo reservar a hombres como Zubeldia, Rico, Silva, Barrenetxea y Cho, a Merino lo cambió al descanso, a Sorloth y Brais les dio un respiro la última media y a Kubo le hizo jugar solo 20 minutos. Es decir, que no solo se cumplió el objetivo de superar la eliminatoria sino que el equipo guardó fuerzas para el duelo liguero del sábado en Vallecas. Como verán, conclusiones muy positivas para una noche tan desapacible.
En total fueron cinco cambios con el partido frente al Athletic, lo que demuestra que la Real partió con un once muy fiable en una temporada en la que la distancia entre titulares y suplentes se ha reducido. Quien sí hizo muchas rotaciones fue Javier Aguirre en el Mallorca, que solo mantuvo a Valjent, Copete y Kang-In en la alineación con referencia al encuentro liguero de Pamplona. El viernes reciben al Celta y cambió hasta de portero.
Para el quinto minuto -después de haber ganado de cabeza una falta lateral de Brais- vio desmarcado a Navarro y le metió una golosina al espacio que el primero hizo buena con un magnífico control orientado y mejor remate al palo largo. La cosa prometía porque siempre se juega mejor con el marcador a favor.
El partido era un monólogo txuri-urdin mientras en el banquillo rival Aguirre trataba de ajustar sus piezas colocando a Kadewere sobre el '3' realista. Fue en balde. Oyarzabal disparó rozando el poste tras una jugada de Brais y a la media hora Hernández Hernández anuló un gol al capitán por un pelo. El que separaba su posición de la de Copete. Zubimendi seguía más solo que la una y se estaba hinchando a meter balones al área.
El enésimo de la primera parte volvió a lanzar a Navarro a la espalda de Cufré pero, tras hacerle un caño a Copete, fue derribado sin que el árbitro apreciara penalti. Un disparo de Brais al borde del descanso completó el dominio local en el primer acto, en el que debió darse un marcador más amplio.
El Mallorca, más animado por lo ajustado del resultado que por su fútbol, quiso mirar de más cerca a Remiro. Sus mejores acciones fueron sendos remates de Grenier tras saques de esquina. El primero acabó con Copete desviando el balón a la madera pero en posición de fuera de juego y el segundo lo blocó el meta navarro bien colocado.
El triángulo defensivo formado por Le Normand, Pacheco y Zubimendi aguantó bien por dentro y en las esquinas Aritz -que entró por el lesionado Gorosabel- y Aihen aguantaron el tipo, sobre todo para cerrar balones colgados al área desde la banda contraria. Illarramendi, para dar pausa, la agresividad de Marín en la presión y la labor de Carlos Fernández para ganar balones imposibles con los que respirar, hicieron el resto. No fue el mejor partido del mundo pero vale para seguir soñando con hacer algo grandes en la Copa.
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