Saber valorar un empate
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La Real abrió el partido cuando estaba con uno menos y lo terminó pagando muy caro, con una dura derrota |Siempre decimos que cuando no se puede ganar, hay que intentar empatar. Ayer la Real despreció el empate y, con un hombre menos en el ... campo durante prácticamente toda la segunda parte, optó por meter delanteros en el campo y abrir el partido. La jugada le salió mal a Imanol. Fatal. Tan mal que su equipo no sumó nada después de haber ido por delante en el marcador y se encontró con una dolorosa derrota que frena en seco este comienzo de temporada blanquiazul.
Seguramente que fue injusto, porque el Getafe, un equipo que no juega tanto al fútbol, pero que domina a las mil maravillas el 'otro fútbol', se encontró con la victoria en una jugada defendida de horror, porque eran seis defensas contra dos delanteros. Y el balón acabó dentro de la portería de Moyá.
Pero ya sabemos que los errores se pagan. Y la Real cometió no muchos, pero muy importantes. El primero, el más grave, el imperdonable, el que cambia todo el partido, es la mano que Llorente nunca debió hacer cuando quedaba toda la segunda parte por delante. Se resbaló, algo que no es nuevo y de lo que ya hemos hablado muchas veces. Los nuestros se resbalan una y otra vez, algunas en situaciones muy peligrosas, como la de ayer. Y los contrarios no se resbalan tanto... Pero Llorente, con una tarjeta, no debió meter la mano porque sabía que dejaba al equipo en inferioridad y quedaba una eternidad.
Derrota en el Reale Arena
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Lo mejor La afición volvió a acudir en masa. Hubo más de 30.000 aficionados en las gradas LO PEORLa derrota frena en seco a una Real que en el descanso era segunda. Tampoco mereció perder
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El dato Imanol prefirió meter dos delanteros en el campo. Buscó el triunfo y se encontró la derrota
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La clave del partido Llorente resbaló, uno más que lo hace, pero con una amarilla nunca debió meter la mano
Luego, con diez, Imanol optó por meter primero a Zubeldia y luego dos delanteros en el campo. Vamos, que en vez de cerrar el choque, lo abrió un poco más. A mí no me gustaron los cambios. Parece claro que en estos momentos el oriotarra prefiere a Zubeldia de central que a Le Normand, pero es que el francés ayer no podía salir porque estaba desconvocado. La cosa no funcionó, porque su equipo encajó dos goles para perder el partido. Mal.
Fueron Isak y Barrenetxea los que entraron al campo, saliendo Willian primero y Portu después. Ya me conocen. No me gusta jugar a entrenador, pero yo nunca le hubiera quitado a Portu. Y como ya me conocen, no me voy a callar. El partido, con 0-1 y diez jugadores, pedía a voces la entrada de Zurutuza al campo. Sí, Zurutuza, ese que tan mal estuvo en Sevilla, pero que ayer era el jugador que requería el partido. El que le iba a dar la pausa, el que iba a saber cómo jugar cada balón, el que iba a dar equilibrio al equipo. Pero también estaba desconvocado. Y no hubo ni pausa, ni equilibrio. El partido se rompió. La Real apostó por ganarlo y perdió. Seguramente que despreció el empate, un resultado que no hacía tanto daño como esta derrota, que frena en seco al equipo y la ilusión de sus aficionados, justo antes de un nuevo parón.
Una lástima. La tarde empezó bien y acabó mal, muy mal. Tan mal como el arbitraje, que castigó de forma muy sibilina a una Real que estuvo cerca de la victoria, que se la jugó en inferioridad y que al final se encontró con una bofetada ante un Getafe que no hizo nada para ganar.
Ocho partidos. Trece puntos. Resetear y volver a Anoeta el día 20 frente al Betis. Hay tiempo para recuperar lo perdido ayer.
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