El reglamento agudiza la indignación
La literalidad de la norma que define cuándo una mano es punible dentro del área apunta al controvertido concepto de «agrandar el cuerpo de forma antinatural»
Los intentos del entorno txuri-urdin por tratar de entender las decisiones arbitrales sufridas el domingo en el Cívitas Metropolitano no hicieron más que ... incrementar el grado de indignación. Leer la normativa sobre la casuística de las manos dentro del área contribuye a agudizar el enfado del realzale y conduce a la inevitable conclusión de que es la interpretación personal del colegiado y solo su impresión subjetiva sobre la jugada lo que determina la decisión final.
CUÁNDO UNA MANO ES PUNIBLE, SEGÚN LA NORMA
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1 Intención Cuando el jugador toca deliberadamente el balón con la mano o el brazo, por ejemplo moviendo la mano o el brazo hacia el balón.
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2 Movimiento antinatural Cuando un futbolista toca el balón con la mano o brazo habiendo agrandado su cuerpo de forma antinatural, es decir, cuando la posición de su mano o brazo no es consecuencia de, o justificable por, el movimiento corporal del jugador para esa situación específica.
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3 Gol Cuando un jugador marca en la portería contraria directamente con la mano o el brazo, aunque sea accidentalmente.
Pedían los jugadores a pie de campo claridad en este caso de acciones para saber cuándo son objeto de penalti y cuándo no. Lo exigían los de la Real y, lo que aún cobra mayor valor siendo el beneficiado, lo reclamaba igualmente Antoine Griezmann, futbolista del Atlético de Madrid encargado de materializar la pena máxima. «Hay que poner una regla y que sea bien clara y no la interpretación del árbitro, porque igual el árbitro ha dormido mal y no tiene ganas de interpretar bien o mal».
La literalidad de la normativa se puede aplicar a las dos manos que irritaron a la Real. En primer lugar, la de Morata que no fue sancionada con penalti a pesar de que el VAR advirtió a Munuera Montero de que debía revisarlo para reconsiderar su decisión inicial de no señalar nada. Y en segundo lugar, la de Carlos Fernández que el trencilla del comité andaluz consideró punible sin necesidad de visionar la jugada con las imágenes del VAR.
Al grano. Está tipificado en las reglas del juego de la temporada 2023/24 como que una mano constituye una infracción dentro del área si un jugador cumple alguno de estos tres supuesto. El primero: «Si toca deliberadamente el balón con la mano/el brazo, por ejemplo moviendo la mano/el brazo hacia el balón». Esta situación es la que menos objeciones suscita. El clásico penalti indiscutible por querer jugar con esa parte del cuerpo que no se puede utilizar en el fútbol. Ninguna de las dos manos del domingo responden a este escenario.
El segundo supuesto resulta mucho más complejo y es el que se presta a la polémica. Habla de acción sancionada con penalti cuando el jugador «toca el balón con la mano/brazo cuando ha agrandado su cuerpo de forma antinatural». Los conceptos «agrandar el cuerpo» y «antinatural» cobran un significado u otro en función de la interpretación del colegiado. La normativa trata, sin éxito, de acotar la subjetividad y precisa: «Se considera que un jugador ha agrandado su cuerpo de forma anormal cuando la posición de su mano/brazo no es consecuencia de, o justificable por, el movimiento corporal del jugador para esa situación específica».
Es esta explicación la que contrasta con la decisión de Munuera Montero, dado que las imágenes demuestran que el delantero realista, de espaldas incluso cuando el balón sale de la bota de Griezmann, trata de levantarse del suelo lo más rápido posible. Es en esa acción de ponerse erguido sobre el césped cuando apoya su mano derecha y todo el cuerpo acompaña el gesto. También su mano derecha, imposible de hacer desaparecer de la escena. Ni el jugador quiere hacer su cuerpo más grande, ni se mueve de manera antinatural.
Acudir o no al VAR
El tercer supuesto tiene que ver con acciones ofensivas y no son aplicables, por tanto, a las acciones de Morata y Carlos Fernández, acontecidas ambas cuando defendían su meta. Habla de mano punible cuando se «marca en la portería contraria directamente con la mano/el brazo, aunque sea accidentalmente, incluido el guardameta; o inmediatamente después de que el balón haya tocado su mano/brazo, aunque sea accidentalmente». No vale el gol que se meta con la mano, sea como sea.
Expuestos los tres supuestos de manos punibles, la otra circunstancia debatida en las últimas horas tiene que ver con la diferencia de criterio a la hora de acudir al videoarbitraje. En la mano de Morata, Munuera Montero hizo uso de las imágenes para tomar la decisión. Vio la acción en cámara lenta y desde distintos enfoques para concluir que no se daba ninguno de los motivos para pitar penalti. En cambio, en la jugada en la que Carlos Fernández se convierte en desgraciado protagonista, se queda únicamente con la versión en directo. De haber revisado la secuencia, se habría dado cuenta, entre otras cosas, de que el balón toca primero en la rodilla del jugador y rebota después en su mano, una casuística que por sí sola invalidaría su decisión inicial dado que el reglamento descarta los penaltis por mano cuando el balón viene rebotado.
No hay más reglamentación que la que apunta a estos tres supuestos en los casos de manos dentro del área y, sin embargo, las decisiones arbitrales han sido dispares, dentro incluso del mismo partido, lo que no hace más que agudizar la indignación.
«Injusticia» y «mano no punible» para el exárbitro Mateu Lahoz
El corporativismo del estamento colegial impide que los árbitros opinen un día como el de ayer. Y los pocos que se pronuncian discrepan. Mateu Lahoz, colegiado internacional y en activo hasta la pasada temporada, dijo en la Cope sobre el penalti que «si va a verla al VAR, va a tener otra sensación. Creo que es una injusticia porque esta mano de Carlos, más allá de que corte, para mí no es punible tampoco», haciendo referencia a que la mano de Morata no era penalti. Mateu añade: «Era una oportunidad increíble para que los compañeros del VAR le ofrezcan al árbitro ir al monitor y utilizamos la herramienta porque minutos antes se había utilizado». En cambio, para otro exárbitro internacional como Iturralde González, «las dos son penalti. El colegiado va a verlo y dice que Morata tiene la mano pegada al cuerpo. Se equivoca. No es así. Es un fallo de interpretación». Para Iturralde, «la discusión está relacionada con el criterio. Creíamos que con el VAR el error iba a ser cero, pero su filosofía ha cambiado. Debía entrar solo en el error claro, obvio y manifiesto».
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