La Real Sociedad, dos meses sin cansarse de ganar
La Real ha sumado diez triunfos en sus trece últimos partidos oficiales, una racha que le ha llevado lejos en Copa y le mantiene arriba en Liga
Mikel Merino celebró con un grito de 'no nos cansamos de ganar' el triunfo ante el Valencia al enfilar el camino de los vestuarios. Y ... es que la Real lleva dos meses subida al carro de la victoria. Desde que arrancó la Copa allá por el 19 de diciembre en Palencia con aquella eliminatoria ante el Becerril, ha disputado trece partidos oficiales, de los que ha ganado diez. Un registro solo al alcance de esos equipos poderosos que presumen de fondo de armario y que solventan de forma satisfactoria sus compromisos cada tres días cuando el calendario se aprieta.
Se pensaba que doblar esfuerzos durante la semana podía frenar la trayectoria blanquiazul en la Liga, más si cabe en una temporada en la que la Copa del Rey, con el nuevo formato, concentraba sus eliminatorias en estos dos meses, entre el 19 de diciembre y el 4 de marzo, con la disputa de la segunda semifinal. Pero la realidad ha sido que la Real ha podido mantener su ritmo liguero y mostrar una imagen muy competitiva en la Copa, donde contabiliza por triunfos sus seis partidos disputados.
La fortaleza de Anoeta. Su principal punto de apoyo ha estado en los encuentros de casa, donde ha tenido una eficacia muy alta, con seis victorias consecutivas que no se producían desde la temporada 95/96 con Javier Irureta. En Liga se ha ganado a Mallorca (3-0), Athletic (2-1) y Valencia (3-0), y en Copa al Espanyol (2-0), Osasuna (3-1) y Mirandés (2-1). El único tropiezo fue en el estreno del año contra el Villarreal (1-2), que tuvo la habilidad de dar la vuelta al gol inicial de Willian José en la primera parte con sendos tantos envueltos en polémica, con dos acciones de fuera de juego que tuvieron que ser validadas por el VAR.
El ambiente que se ha formado en el nuevo recinto, una vez completada su reforma, y la atractiva propuesta de Imanol, ha sido una combinación que ha traído lo que se buscaba desde hace tiempo: hacer de Anoeta un fortín. No existe equipo competitivo que flaquee en casa y ahora la Real juega ante los suyos con una confianza y una seguridad desconocidas en mucho tiempo.
Solo dos disgustos fuera. Lejos de Gipuzkoa también ha mantenido su competitividad, aunque en ocasiones haya tenido que sufrir para mantener resultados muy favorables, como ocurrió contra Osasuna (3-4) en Liga o el Real Madrid (3-4) en Copa, a los que fue ganando 0-3 y 1-4 y acabó pidiendo la hora. Un estilo de juego que no renuncia a atacar y una defensa que no ha podido consolidarse por culpa de las lesiones, tuvieron parte de culpa de que esas tardes que se presumían tranquilas viendo el marcador acabaran complicándose.
A estos dos triunfos de prestigio –en Pamplona ganaban pocos entonces y lo del Bernabéu fue un acontecimiento histórico–, hay que añadir los obtenidos en las dos primeras eliminatorias de Copa ante dos rivales de Tercera: el Becerril (0-8) y el Ceuta (0-4). Es verdad que se daban por descontados, pero no es menos cierto que el cuadro txuri-urdin ya la ha liado a veces en situaciones parecidas y que varios de Primera se quedaron en la cuneta o lo pasaron fatal en estas dos rondas iniciales del torneo.
Los dos únicos traspiés han sido en el Villamarín (3-0) el 19 de enero y en Leganés (2-1) el 2 de febrero. El primero fue, seguramente, el peor partido de la temporada, mientras que el segundo estuvo condicionado por las rotaciones que introdujo el técnico con vistas al Bernabéu y por la nefasta actuación de Melero López, que birló un penalti a la Real cometido sobre Januzaj con 0-1 a favor que condicionó el choque. Aquel día no jugaron, entre otros, Merino, Odegaard y Oyarzabal, ausencias que se dejaron sentir en el campo.
Ilusión en Liga y Copa. Muy pocas veces en las últimas décadas ha estado la Real viva e ilusionada a estas alturas en las dos competiciones. Desde 1988, solo se produjo una situación más, y fue en 2014 con Arrasate, cuando era sexta en Liga, a cuatro de Champions, y disputó las semifinales contra el Barcelona. González González cercenó con su sibilino arbitraje en el Camp Nou cualquier opción de pelear por la final.
Ahora las cosas son distintas, porque los de Imanol acuden al partido de Anduva con una mínima ventaja. Las opciones de ambos equipos se han igualado, porque el Mirandés ha ganado en su feudo al Celta, Sevilla y Villarreal, pero no es lo mismo que tener que remontar un 2-0 al Barcelona como ocurrió entonces.
En la Liga la Real no ha perdido comba y eso es algo reseñable después de la acumulación de partidos que ha tenido que soportar. El rendimiento de hombres como Le Normand, Gorosabel, Aihen, Januzaj, Barrenetxea o Isak, que no eran titulares hasta diciembre, está detrás de los buenos resultados conseguidos.
Cuando arrancó la Copa hace dos meses la Real era sexta a dos puntos de la Champions, y hoy se mantiene prácticamente en la misma situación con un partido menos jugado, ya que tiene pendiente de disputar el derbi guipuzcoano en Ipurua que se aplazó la semana pasada. Y es que habituarse a ganar es lo que tiene: que no te bajan de arriba.
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