Una Real inoperante cae ante un Rayo muy pirata
Los txuri-urdin no han acertado a crear ocasiones y los madrileños aprovechan la única contra para llevarse los tres puntos
Mazazo. Golpe de realidad. Jarro de agua fría. El 0-1 de este domingo en Anoeta se puede calificar de varias formas. Todas negativas, por no decir algo más tajante, y que dejan muy pocas lecturas positivas. Nada que destacar. Poco que salvar. Si se quiere, la sensación de que cada vez que Ander Barrenetxea cogía el balón en la posición de extremo había sensación de peligro. Pero claro, si delante tiene al Rayo plantado, con una línea de 5 esperando en el área, es difícil que haya resultado.
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Innovó Sergio en el once inicial de la Real Sociedad, juntando a Brais y Carlos Soler en el centro del campo, recuperando a Aramburu en el lateral derecho. Pero ni los primeros a través de la posesión del balón ni el segundo con sus arrancadas por banda lograron desarbolar al Rayo. Tampoco es que los visitantes dominaran el encuentro. Al descanso se ha llegado con el 0-0 en el mercado y no ha sido el único empate. Se podría decir, tirando de tópicos, que ambos equipos han igualado a todo y a nada. O que se han neutralizado. Ni grandes ocasiones, ni ninguna jugada que destacará en el resumen.
A lo largo del segundo tiempo Sergio ha ido introduciendo cambios, más jugador por jugador que variando el sistema o la forma de jugar. En noventa minutos de juego y siete minutos de descuento no se ha visto un plan B. Ni una fase final colgando balones al área.
Enfrente siempre hay un rival que también juega. Y el Rayo hizo su partido. No se volvió loco. Buscó no cometer errores y salir a la contra como si no hubiera mañana. Tuvieron mucho paciencia y esperaron el momento oportuno. Ahí, como buenos piratas, se llevaron todo el botín. Porque la victoria cosechada son más que tres puntos.
Quinta derrota de seis
La quinta derrota en los últimos seis compromisos ligueros. Es obvio que no todo se puede delimitar a los números, que este equipo se merece tiempo, porque los jugadores han demostrado en temporadas anteriores que son capaces, que hace falta tiempo para que las piezas encajen. Que se han marchado muchos jugadores importantes, uno de ellos Zubimendi, presente en las gradas de Anoeta. Que hay bajas.
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El rictus serio del banquillo de la Real y los pitos que sonaron desde la grada de Anoeta nada más terminar el encuentro demuestran que algo no funciona como debe. El parón de selecciones puede ser un buen momento para buscar alternativas y, sobre todo, para encontrarlas.
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