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Un punto que sabe a poco
La Real cierra el año en Anoeta sumando en un partido gris con dos paradas salvadoras de Remiro
No todos los días se puede comer solomillo. Hay veces en las que hay que aprender a saborear como se debe unos huevos con patatas. ... Sin duda que el punto sumado este domingo ante la UD Las Palmas parece poco, más después de la buena racha de resultados que se estaba cosechando en casa, pero también hay que tener en cuenta que la Real jugaba su octavo partido consecutivo desde el parón del 21 de noviembre y enfrente había un equipo en dinámica positiva, con jugadores de calidad y un entrenador que le ha cambiado la cara al grupo. Un palo para cada uno, muchas imprecisiones y continuas interrupciones que desquiciaron a la afición, que obviamente quería más. 540 minutos más descuentos sin encajar para decir agur a 2024 en Anoeta, algo que no sucedía desde 1997 con Alberto bajo palos. Este equipo tiene claro que cuando no se puede ganar al menos hay que empatar, y aunque las primeras horas se verá el vaso medio vacío, más adelante se podrá valorar como merece un punto que bien pudo ser ninguno de no ser por Remiro.
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No entró bien al partido la Real ante la UD Las Palmas. Si el jueves reconoció Imanol que saltaron a tumba abierta a por el Dinamo de Kiev y en media hora dejaron el choque visto para sentencia, el nuevo horario siestero del domingo hizo que el equipo saliera dormido al césped. Acostumbrados a los horarios de las 21.00 horas... Lo intentó la Real con dos remates lejanos, uno de Sucic que se marchó desviado y otro acto seguido de Zubimendi. Éste se marchó alto. El donostiarra, recuperado de sus molestias, volvió al lugar que le corresponde. Urko tuvo una buena actuación ante los ucranianos, pero el de Gros es otro nivel. Parecía que los txuri-urdin se asentaban sobre el verde, pero los canarios tuvieron dos ocasiones como para ponerse 0-2. El mismo Zubimendi hizo protagonista a Remiro, exactamente igual que el día del Sevilla. Los isleños no abrieron el regalo. Lo devolvieron con el ticket.
Un pase malo y corto del pivote dejó a Mata delante del portero de Cascante. Se le hizo de noche al ariete, casi extrañado por la no salida de Remiro. En la memoria del navarro todavía estaba aquella expulsión ante el Alavés el pasado mes de enero por una mala salida. Tenía tiempo de sobra para alcanzar el balón, pero optó por guardar su posición. «Mejor encajar que no una nueva roja», pensaría. O al revés. Confía más en su uno contra uno que en su rapidez para saltar al delantero. Cuestión de segundos. Resolvió Remiro con una gran parada con el pie izquierdo. Se salvó la Real, que empezó a mostrar síntomas de desconexión al no estar acertada en el pase. Otro contragolpe canario hizo que Remiro se convirtiera en el mejor realista salvando otra situación de gol. La UD Las Palmas no aprovechó el tres para uno. El control se le marchó largo a Moleiro, que remató de zurda haciendo brillar a Remiro con una mano valor gol.
La Real notó que este domingo jugó su octavo partido consecutivo; Mata y Moleiro pudieron marcar
Cuando parecía que el partido se iba a poner aún peor despertó la Real con dos chispazos, más por calidad individual que por buen juego colectivo. Sergio puso en bandeja un buen balón a Oyarzabal, que se golpeó a sí mismo, mientras que justo después envió un cuero suelto al palo cuando Cillessen ya estaba vencido. Con todo el hueco derecho de la portería libre quiso ajustar tanto que se encontró con la madera. Jugada de gol desperdiciada por el eibarrés, algo que le viene sucediendo últimamente pese a su racha goleadora. El capitán podría llevar muchísimos más goles de los que ha hecho en las últimas semanas. Sergio fue de lo poco salvable en ataque jugando en banda izquierda. Sus centros de primeras son patrimonio de la humanidad.
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Sandro mete miedo
No pasó demasiado hasta el descanso, tampoco en los primeros diez minutos tras la reanudación. Las continuas faltas pitadas por Melero López interrumpieron una y otra vez el juego. Y sí, seguro que algún txuri-urdin soñó en la previa con Sandro, que se marchó de la Real sin marcar ni un solo gol y aterrizaba en Donostia habiendo marcado al Barcelona y haciendo un doblete al Valladolid. Con pasado en ambos clubes, la ley del ex amenazaba a la grada, que apretaba los puños cada vez que el canario tenía el balón en los pies, más por superstición que por calidad técnica del ariete. Golpeo tiene.
Una jugada combinativa de los de Diego Martínez pilló mal parada a la defensa realista, algo que permitió a Moleiro incrustarse entre Aramburu y Zubeldia. El centro raso dejó a Sandro con la oportunidad de hacer en un partido algo que no pudo conseguir en nueve meses como txuri-urdin. Su remate de primeras, con el interior de la pierna izquierda, hizo temblar el larguero de Remiro.
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Imanol entendió que había que mover el banco, dando entrada a un Barrenetxea eléctrico y a un Olasagasti que interpretó lo que había que hacer, algo que no logró esta vez un Brais en uno de sus peores partidos. Si bien puede parecer que el que cambió el ritmo fue Barrenetxea por su electricidad, fue Olasagasti quien hizo brillar al centro del campo realista, desaparecido en combate en el primer acto. Una pared entre los dos recién ingresados concluyó con un remate flojo de Barrenetxea, que ajustó mucho mejor en un pase magistral de Zubimendi. Pero Cillessen es un señor portero. Córner y a seguir.
Los dos equipos tuvieron ocasiones para ver puerta, pero el choque terminó raramente sin goles
Sucedió entonces la ocasión más clara de todo el segundo tiempo para la Real. Un robo en campo propio hizo que Olasagasti tuviera metros para correr y montar un contragolpe, perfectamente llevado y mejor ejecutado. Acertó a dar el pase en el momento idóneo. Un segundo antes o después hubiese sido bajar la persiana a la ocasión. Sergio tuvo tanto tiempo para pensar que actuó sin verdaderamente levantar la cabeza. El remate, secó y con su pierna buena, fue a parar al muñeco cuando en caso de cruzar el chut Cillessen hubiese tenido que recoger el balón a la red.
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Y hasta ahí el partido gracias a Melero López, que decidió que se acabara parte del espectáculo. Óskarsson entró una vez más tarde, y con tan pocos minutos es difícil entrar y rendir. La Real suma un punto y gracias, toda vez que los canarios tuvieron las mejores ocasiones. La balanza pudo caer para cualquier lado, pero finalmente hubo reparto de puntos en el adiós del 2024 a Anoeta. Nos han regalado partidazos, también alguno otro se nos ha hecho bola. A Vigo y su luz.
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