Oyarzabal afina la puntería para estrenarse contra el Real Madrid

Es una de las cualidades atribuibles a las grandes figuras. Se crecen en escenarios imponentes. El Santiago Bernabéu lo es y Mikel Oyarzabal quiere demostrar allí, al frente de su gran Real Sociedad, que atesora cualidades de figura. No es el eibartarra de los que necesita ser motivado -en todos los estadios exhibe un amor propio innato en él- pero la visita al equipo blanco le plantea un reto añadido. Nunca ha marcado al Real Madrid en los seis partidos en los que se ha enfrentado al conjunto merengue. Ya es hora.

El atacante txuri-urdin ha marcado cuatro goles en lo que va de liga, dos de ellos de penalti. Por media, uno cada tres-cuatro partidos, ya debe estar cerca el quinto. Entre medias, su última incorporación a la selección absoluta le ha valido para afinar la puntería. El golazo que marcó el lunes contra Rumanía, a la media vuelta desde fuera del área, se ha agudizado el olfato. No había visto puerta desde el Pizjuán, el 29 de septiembre, y, por estadística, la sequía ya se estaba prolongando demasiado, máxime hablando de un futbolista que lo ha jugado prácticamente todo esta temporada: solo fue sustituido en el minuto 60 contra el Alavés -tras marcar dos goles-, en el 84 contra el Betis y en el 87 contra el Celta.

Sus minutos de calidad con la selección hacen que para la cátedra del Bernabéu, Oyarzabal sea uno de los jugadores más temidos para el próximo sábado. Al mismo tiempo, la Real se encomienda al que es uno sus estandartes para dar el zarpazo en uno de los estadios más complicados de Europa. Cuando su '10' pasa desapercibido, el equipo no cuaja una buena actuación. Cuando, por contra, está enchufado e inspirado, hace daño a cualquier rival.

El eibartarra conoce bien al defensor que más de cerca le va a querer atar el sábado. Ha coincidido -en los últimos días, sin ir más lejos- con Dani Carvajal en las concentraciones con la selección. Empieza a familiarizarse con duelos contra los grandes. Empieza a ser uno de ellos. Y aunque un gol en Chamartín no cambiaría el reconocimiento del que goza en el seno de la Real, sí supondría un acelerón para su incipiente proyección internacional. Para la suya y para la de su equipo, cuyo escudo volvería a besar en caso de tener que celebrar un gol.

Oyarzabal se reincorporará hoy al trabajo en Zubieta tras jugar 35 minutos el lunes contra Rumanía. Allí afinó la puntería y llegará al Bernabéu, además de con su habitual ímpetu y pundonor, con la escopeta preparada.

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