La muralla txuri-urdin se agrieta
CONTRACRÓNICA ·
Aritz lideró la resistencia y detuvo todas las embestidas de Williams, pero Remiro y Lobete gestaron el primer gol en contra en AnoetaAntes de nada, hay que dar las gracias a Aritz. Porque la noche habría sido muy distinta si en el segundo minuto no hubiese ... llegado al balón que Williams estaba dispuesto a rematar a placer después de la mala salida de Remiro. Eskerrik asko Aritz.
Dicho esto, en unas jornadas en las que la mayoría de estadios de LaLiga ofrecen una triste imagen con medias entradas, asientos vacíos y ruido para solamente celebrar los goles y protestar las decisiones arbitrales, se agradece poder disfrutar de ambientes de fútbol y de vida social. El Reale Arena, con el cartel de 'sold out', fue un hervidero de cánticos, gritos, pitos, aplausos y música, esta última la que puso Gorka Urbizu en la previa del encuentro y durante el descanso. El artista del legendario grupo Berri Txarrak, a través de la música, consiguió lo que pocas cosas más pueden hacer: unir a 37.076 personas –récord del club– para cantar el 'Txoriak-Txori'.
La canción es un auténtico símbolo de la cultura vasca, como lo es también el derbi entre la Real y el Athletic, aunque a algunos les cueste asumirlo con la boca pequeña. Son más que noventa minutos de fútbol lo que forma parte de la idiosincrasia de este territorio, donde no hace falta ni pegarse ni odiarse para destacar como uno de los enfrentamientos donde más se vive del fútbol. La única nota negativa estuvo en el continuo lanzamiento de botellas y demás objetos que tuvieron que sufrir Unai Simón y los lanzadores de córners vizcaínos.
Aunque algo de pegarse y de contacto sí que hace falta para sobreponerse en un partido como este. Hubo una intensa batalla entre Williams y Aritz. En estático o en carrera, los dos se encontraron continuamente durante el partido y el beasaindarra fue un auténtico muro. Además de la primera, ganó hasta cuatro duelos más en la primera parte y evitó que el delantero del Athletic lograra avanzar metros con el balón o disparara limpiamente a puerta.
La noche habría sido bien distinta si Aritz no hubiera llegado al tiro de Williams en el segundo minuto
Fue un partido igualado, como el de la final de Copa, y si en aquella ocasión la Real estuvo sin fallos e impecable en defensa, esta vez hubo grietas que permitieron que una victoria que estaba en el bolsillo se escapara por errores propios.
Todo iba bien. Como en aquella noche mágica, donde el penalti cometido por Iñigo Martínez fue el único motivo para que el resultado se moviera del 0-0. Cosas de la vida, el pasado en la Real le persigue. Si en Sevilla hizo ese penalti sobre Portu, ayer se lo hizo a Merino. Ambas faltas fueron en situaciones límite, como último hombre y único recurso para evitar el gol. Que aún así lo hubo.
Isak, que celebraba su partido 100 vestido de txuri-urdin, se encargó de la responsabilidad que conlleva medirse cara a cara con el portero rival en la lucha mental de los once metros. Los cánticos de «Oe oe oe, Isak, Isak» ya retumbaban en el Reale Arena antes incluso de que el sueco colocara el balón sobre el punto de penalti. Sin Oyarzabal el debate de quién iba a ser el lanzador estaba entre él y Januzaj, pero fue el delantero el que dio el paso adelante para tirarlo y anotarlo. Hizo su característica celebración de tirarse sobre el césped de rodillas para festejar el 1-0 y también su gol 38 como realista.
Gorka Urbizu consiguió que los 37.076 presentes en Anoeta cantaran al unísono el 'Txoriak-Txori'
Una vez más, sin un juego del todo bueno, el partido marchaba de la manera soñada. Con tres puntos y el liderato defendido. Las perspectivas mejoraron con la expulsión que desató las mofas de la afición realista de Iñigo Martínez, pero con el peligroso 1-0 en el marcador cualquier detalle podía pesar en el resultado final. Y tanto que lo hizo.
Primero fue Lobete el que metió la pierna para hacer una peligrosa falta y después Remiro el que se atrevió a salir de puños para tratar de despejar el balón. Esa fatídica combinación fue lo justo que necesitó el Athletic para aprovechar su oportunidad y hacer el primer gol que encaja la Real esta temporada en Anoeta.
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