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Andrija Delibasic (Niksic, Montenegro, 1981), exjugador de la Real Sociedad posterior al descenso a Segunda, ha fallecido. El delantero montenegrino, que anotó seis goles en 34 encuentros en la escuadra txuri-urdin, en la que militó sólo durante una temporada, fue operado hace dos años de un tumor cerebral, contra el que no ha dejado de luchar durante estos dos años. Marcó uno de los goles de la escuadra txuri-urdin, entonces dirigida por Juanma Lillo, en aquel partido en Mendizorroza en 2008 que podía haber sido el del ascenso y retorno a Primera, pero terminó siendo un drama porque se pasó del 1-2 al 3-2 en los minutos finales y la Real no pudo subir ni esa temporada 2007/08, ni la siguiente. Era entrenador con Licencia Pro UEFA y director deportivo del Buducnost Podgorica montenegrino.
«Lamentamos profundamente el fallecimiento de Andrija Delibašić, exjugador Txuri Urdin en la temporada 2007/08. Nuestro más sentido pésame a familiares y amigos. Goian bego», es el mensaje de condolencia elegido por la Real Sociedad en sus redes sociales. El delantero llegó a la escuadra txuri urdin cedido del Mallorca en el verano de 2007, con el propósito de completar un dúo ofensivo con Díaz de Cerio en busca del ascenso. Luego también militó en el Rayo Vallecano y en el Hércules. Dio por finalizada su carrera en 2014 en el Ratchaburi Football Club de Tailandia.
«Todo el mundo me pregunta cómo pudo sucederme eso a mí, que soy un deportista. Pero hay muchos casos de futbolistas y deportistas profesionales que también sufren tumores cerebrales. Hay que convivir con ello. Estoy fuerte y mi familia me acompaña en mi lucha. Estoy saliendo hacia adelante. Ahora llevo una vida normal: trabajo y entreno lo que puedo en el gimnasio: correr y gimnasio, no juego al fútbol», comentó hace justo dos años en una entrevista en Mundo Deportivo Gipuzkoa.
Delibasic llegó a la Real en la peor época histórica del club guipuzcoano, que estaba arruinado, a punto de entrar en Ley Concursal, con una impresionante fractura social y en Segunda Divisióbn. Y aún así siempre conservó un grato recuerdo de su añito en Donostia y en Anoeta: «Hubo cosas bastante positivas, yo me llevo buenos recuerdos, sobre todo del club, de la afición y de la ciudad más bonita de España, que es San Sebastián. Mi paso por la Real en Segunda fue difícil para todos los que estábamos allí y mucho más con ese golpe tan duro y tan real contra el Alavés».
Se refiere a la tarde fatídica del 8 de junio de 2008. Antes miles de 'realzales' sedientos de gloria, Díaz de Cerio adelantó a la Real. Igualó Adrián. Delibasic marcó el 1-2, pero Jairo y Toni moral voltearon el marcador en el 89' y el descuento y eso apeó al equipo guipuzcaqno de las tres primeras plazas, que deban el ascenso, en la clasificación. Era la penúltima jornada de Liga. «Mi gol nos estaba llevando a Primera División, un sueño, y fue un golpe», comentaba el punta montenegrino.
Por aquellas calendas, Delibasic compartió vestuario con Juanma Lillo, algo más que un entrenador para él. «Cuando él llegó, yo me encontraba en un momento personal duro en Donosti y él me ayudó muchísimo. Estuvimos sólo dos meses juntos, pero con Lillo aprendí muchas cosas de fútbol y de la vida», dice. Antes, había tenido a Coleman y Eizmendi, aparte de a un presidente como Iñaki Badiola, que en algún momento llegó a ningunearle. Por eso le dedicó un gol haciendo gestos hacia el palco.
El propio Lillo señala sobre él que «sólo puedo decir cosas buenas de Delibasic». Y eso sólo coincidieron desde abril hasta junio de 2008. «Le vi en Madrid con su hijo y me dijo que estaba recuperado de lo suyo; qué pena. Yo también aprendí de él».
Lamentablemente, 'Deli' no podrá cumplir su palabra de agradecer personalmente a aquellos clubs de LaLiga y aficionados en general que le mostraron su apoyo cuando se supo que tenía un tumor cerebral: «Me he prometido a mí mismo que acudiré a los estadios de España donde jugué para agradecer a la gente el apoyo que me dio cuando me operaron: quiero ir a Donosti, a Mallorca, al campo del Rayo y al del Hércules».
Tras la operación y después de un tiempo de estar bien y de salir óptimas las resonancias, Delibasic no quería afirmar que se encontraba recuperado del todo, aunque tenía unas ganas inmensas de seguir viviendo y disfrutando del fútbol. Tenía la sospecha de que su mal podía tener su origen en el fútbol: «Hay muchos doctores y cirujanos que me dicen que puede ser un traumatismo de hace siete u ocho años que no se trató. Nadie me hizo entonces un TAC en la cabeza. No se sabe, pero yo tuve muchísimos duelos aéreos y recibí tantísimos golpes en la cabeza que puede ser que sea por el fútbol«.
Delibasic iba siempre al choque cuando era jugador por eso «me rompieron la cabeza más de 15 ó 20 veces, pero no pasa nada». Tras la operación, cambió su perspectiva de la vida y dijo que disfrutó de «los mejores meses de mi vida».
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