El fútbol ha vuelto, la Real no

No se puede alegar que Imanol se encontró con un rival que empleara una táctica sorprendente. El Alavés planteó un partido similar al de Osasuna. Garitano colocó a dos delanteros, como Arrasate el domingo, y la Real volvió a sentirse incómoda a la hora de construir la jugada desde atrás. Esta vez el oponente no dispuso de una defensa de cinco, en cambio sí estuvo mejor reforzado por fuera, con dos extremos como Rioja y Sainz ofreciendo ayudas constantes a los laterales. El conjunto realista no encontró la solución a sus problemas por dentro ni por los carriles exteriores, y la primera parte finalizó sin nada a lo que agarrarse.

Odegaard ofreció las mismas sensaciones preocupantes que cuatro días antes en el Reale Arena. Tomás Pina no le perdió de vista y se vengó de aquel caño obra del noruego en la primera vuelta en Donostia, que precedió a la asistencia a Oyarzabal. No queda rastro ahora mismo de ese jugador que maravilló entonces.

El de Drammen no fue el único que no apareció ayer en Mendizorrotza. Willian José, Oyarzabal y un Zurutuza muy por debajo de sus posibilidades tampoco rindieron al nivel esperado. El equipo vitoriano se mantuvo firme en su idea de contener el ataque txuri-urdin y tampoco necesitó desempeñarse demasiado ofensivamente para anotar su primer gol, premio excesivo para los méritos acumulados hasta aquel momento.

El tanto en contra espoleó a Imanol, que realizó de una vez cuatro cambios, como si el encuentro fuera un amistoso de pretemporada. Pero no hubo reacción por parte de los futbolistas. La expulsión de Zaldua y la sentencia de Aguirregabiria acentuaron el despropósito guipuzcoano. Esto va muy rápido, pero qué larga se le está haciendo la cuarentena a la Real.