H ablaba con un amigo sevillano minutos antes del partido y me aseguraba que ellos estaban un poco con el agua al cuello. Yo le ... decía que viajábamos al Pizjuán con muchas bajas y que iba a ser un partido complicado para ambos equipos. Ahora, mientras escribo estas líneas, estoy que fumo en pipa. Con el paso de las horas seguro que estaré más tranquilo, pero nada contento con el partido que hizo ayer la Real en la capital andaluza. El Sevilla nos pasó por encima y fue muy superior porque le metió más intensidad al partido. Se llevaron todas las disputas, bien por arriba o por abajo. Y eso que nos marchamos a vestuarios con un resultado que bien podría inquietar y poner nerviosa a la parroquia sevillista. La segunda parte fue otro cantar.
De inicio me sorprendió la suplencia de David Zurutuza. Es uno de los jugadores que mejor manejo de balón tiene y que mejor controla los tiempos en el centro del campo. Dio entrada a Rubén Pardo en su lugar, que fue sustituido a la hora de partido. Ayer muchos futbolistas del primer equipo perdieron una nueva oportunidad de demostrar, no solo a Imanol sino también a la afición, que pueden rendir y que tienen un hueco en este equipo. Son los casos de Sandro o de Juanmi, que ayer estuvieron muy aislados arriba. No voy a ser yo quien le diga a Imanol a quién debe poner en el once (faltaría más), él trabaja día a día en Zubieta y sabe qué jugadores se encuentran en mejor momento de forma. Eso sí, nueva oportunidad perdida para Pardo, Juanmi o Sandro. Una pena. Aunque no solo ellos son los señalados, todo el equipo sucumbió ayer en el Pizjuán.
Bien es cierto que viajábamos a Sevilla con muchas bajas. Bajas importantes. Willian José, Diego Llorente, Asier Illaramendi... futbolistas indiscutibles que siempre han aparecido en los onces iniciales de sus respectivos entrenadores.
El equipo nos debe una después de la goleada de ayer en el Sánchez Pizjuán
Eché de menos cierta madurez por parte de todo el equipo, sobre todo en la segunda parte con el 1-1 en el luminoso. Había que dormir un poco el partido, perder tiempo y demás triquiñuelas que existen en el fútbol. El Sevilla iba a ponerse nervioso y su afición también si veía que con el paso de los minutos el marcador no se movía. Es fácil decirlo desde fuera y mucho más complicado ponerlo en práctica sobre el verde.
No me resisto a abandonar el sueño europeo, aunque siempre que la Real ha tenido en su mano acercarse a los puestos de arriba, ha pinchado. LaLiga se encuentra más apretada que nunca y todavía quedan unos cuantos partidos para subirse al carro de Europa. El equipo nos debe una después de la derrota ante el Atlético y la goleada de ayer en el Pizjuán. El viernes llega el Levante a San Sebastián después de perder en su feudo ante el Villarreal, que por cierto con su victoria ha metido al Celta de Vigo en puestos de descenso. No atraviesa por un buen momento el conjunto valenciano, que solo ha conseguido dos victorias en las últimas diez jornadas. No conviene confiarse porque el Sevilla también llegaba ayer en una racha mucho peor que la del Levante y... miren lo que pasó.
Hasta ahora Imanol había gozado de días de vino y rosas. Ahora suma dos derrotas consecutivas y atraviesa por su peor momento desde que se hiciese cargo del primer equipo. Estoy seguro de que conseguirá darle la vuelta a esta situación.
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