Un equipo de verdad

Lo encontró casi de casualidad el Betis en los primeros minutos. Fue una anécdota. Para entonces los de Imanol ya se estaban merendado -o comiendo, porque por la hora tampoco se sabe bien- a un Betis inferior. La puesta en escena del equipo txuri-urdin es brutal. Da igual quién esté enfrente. Se trata de tener el balón y mediante un festival de recursos superar al contrario.

Los realistas ejecutaron el plan a la perfección a pesar de ese 0-1 que, en otras circunstancias, hubiera pesado. Pero ahora no. La Real se siente capaz. Confía en sí misma. Sabe que tiene fútbol, que llega, que insiste y, sobre todo, que juega cada balón como si fuera el último de la Liga. Seguramente esto sea lo más importante en este gran inicio de Liga que están firmando los de Imanol Alguacil.

Por encima del resultado, por encima de jugar bien o mal, bonito o no tan bonito, los de Imanol se convierten en fervientes guerreros cuando no tienen el balón y en finos estilistas cuando lo dominan. Por eso, el 0-1 nunca fue una amenaza. Era cuestión de tiempo y el tiempo quiso que llegaran uno, dos y tres goles, que pudieron ser cuatro, cinco o seis. En Anoeta hubo un equipo capaz, un conjunto que quería jugar, que buscaba la victoria y otro que se vio impotente. Como Joaquín....

La propuesta de los dos equipos, en principio, era similar. Pero solo en principio. La Real, a partir de una calidad superior, a partir de una ambición enorme y a partir de un convencimiento extraordinario, apoyada por una afición que empuja lo suyo, se hizo dueña y señora del juego desde el minuto 1, a pesar de que un desajuste defensivo puso el encuentro cuesta arriba.

Daba igual. La sala de máquinas del once realista estaba engrasada y entre Guevara -esta vez dio tiempo a la sustitución porque la segunda amarilla estuvo alguna vez muy cerca- un enorme Merino y un fuera de serie, Odegaard, se llevaron por delante al Betis. Del noruego qué quieren que les diga. Creo que desde Carlos Xavier, al que los jóvenes no tuvieron la suerte de conocer en sus recitales en el antiguo Atotxa, nadie ha dominado los registros que tiene el noruego. Nunca da el pase esperado, siempre sorprende, sabe cuándo tiene que conducir o cuándo tiene que pasar, se coloca bien y, encima, pelea como el que más. Pero no es solo Odegaard. Portu se sale. Guevara dirige. Merino está a su mejor nivel. Oyarzabal es la bomba. Willian ejerce de killer. Zubeldia es inexpugnable, y además están Zaldua, Monreal, Le Normand... y hasta Remiro.

La Real fue ayer un equipo de verdad, superior en todas las facetas, porque si es verdad que el Betis pegó dos tiros al larguero, los de Imanol tuvieron hasta una decena de buenas oportunidades para marcar. Ahí está la clasificación. Pero es que las sensaciones son mejores que ese cuarto puesto que ocupa el equipo.