Cornada en Cornellà
La opinón de... ·
La clave estuvo en el minuto 65, cuando Mateu parece que concede la ley de la ventaja, e Isak y Janu se inventan un gol que no sube al marcadorEn Cornellà cuesta hacerse dominador del juego. Jugadores con perfil de manutención del balón se complementan con los ocupadores de espacios generados. El rival es fuerte en la disputa y la transición, algo que, como todo planteamiento, depende de lo efectivos que puedan llegar a ser.
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Los Pericos son peligrosos con uno de los delanteros más 'on fire' del campeonato (RDT), y contiene el ímpetu del adversario con uno de los porteros más en forma. Veo al equipo más activo con la manija y es que cuando el balón llega a Januzaj, parece que el tiempo se pare. Es un punto de vista, pero me gusta más el belga por dentro, en este contexto de pausa. La Real mantiene la presión alta, circunstancia que depende mucho del éxito en modo de robo en campo contrario, para ir ahogando lentamente al oponente. En este campo donde a ambos equipos les interesa hacerlo lo más grande posible, los balones de continuación en estrategia terminan siendo los más peligrosos.
Comienza la segunda parte con un asedio por parte de los donostiarras que no son capaces de dar la puntilla a este dominio del campo rival. Vicente Moreno se convierte en el más impaciente: dos cambios que Imanol replica cuando el siguiente balón sale fuera. Januzaj, a lo suyo. Ahora mismo, cuando se activa antes de tiempo, es superlativo. La clave estuvo en el minuto 65, cuando Mateu parece que concede la ley de la ventaja, e Isak y Janu se inventan un gol que termina no subiendo al marcador. Maldito reglamento o interpretación del mismo, pensaremos algunos. Faltaba que este acoso terminara en derribo. Cuando mejor estaba la Real, con un 1-4-4-2 defensivo, llega la cornada de Yangel Herrera.
«Ser exigentes tiene su peligro, no hay que caer en el conformismo. Es la antesala de la mediocridad»
Y ahora... pensemos: ¿somos objetivos valorando al equipo desde el punto de vista del resultado? Esto viene a colación del nivel que dan los jugadores cantera, de los que tanto se nos llena la boca. La dependencia, el atino y, sobre todo la eficiencia de los jugadores referencia, arrastra en gran medida la competitividad de nuestros potrillos.
Después del resultado de Mónaco... y con la revalida en tan poco tiempo, jugadores que deben de dar un paso adelante (ahora mismo: Barrenetxea, Zubimendi, Guevara, Gorosabel y Turrientes, Lobete, Navarro and company) forman el punto de mira. Recuperamos alguno de los convalecientes como Oyarzabal, Guridi e Illarramendi. Pero estando en la cúspide, cualquier pequeño detalle que tambaleé lo conseguido, se convierte en perversión del juicio final de cualquier análisis que se precie. Ser muy exigentes tiene su peligro, pero no debiéramos de caer en el conformismo. Es la antesala de la mediocridad. Aupa Real.
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