Noche aciaga también para el fútbol
La Real repite ante el Anderlecht la historia de los últimos años contra el Rijeka, Sturm Graz y Salzburgo y sigue sin darse cuenta de que Europa no es ninguna broma
Soy consciente de las urgencias ligueras. Y de que son necesarias las rotaciones si queremos llegar a febrero con gasolina en el depósito. Pero como ... todo en esta vida la virtud reside en el término medio, porque si no, es imposible hacer algo en Europa. Cuando vienen Nápoles, United o PSG porque son mejores y cuando llegan rivales menores porque juegas con los suplentes. El cuento de nunca acabar, porque la Real ya tenía suficientes precedentes contra el Rijeka, Sturm Graz y Salzburgo como para darse cuenta de que en el Viejo Continente no hay enemigo pequeño. Es algo que aprendieron los campeones de los ochenta para llegar a semifinales de la Copa de Europa y que nosotros aún no hemos interiorizado.
Un once condicionado por las urgencias ligueras
Repasar las alineaciones de los dos equipos conllevó una duda existencial. El objetivo de todo participante en una liga es clasificarse para Europa. Los futbolistas coinciden en que las noches continentales tienen un aura mágica que las hacen especiales. Para la gran mayoría ser protagonistas de ellas da sentido a sus carreras. Pero no sé si es por el nuevo formato, que da más margen de maniobra, o porque tanto Real como Anderlecht tienen más urgencias en sus competiciones domésticas, deslució de entrada comprobar que Imanol solo repitió con Remiro respecto al encuentro contra el Valencia mientras que Hubert mantenía de salida a Coosemans, Simic, Ndiaye, Stroeykens y Dreyer porque el domingo juega el clásico belga contra el Standard de Lieja. En este contexto de necesidad el Anderlecht se manejó mejor.
Una recuperación alta de Sadiq para coger ventaja
Imanol recuperó el dibujo de 1-5-3-2 de Niza para dar cabida juntos a Sadiq y Óskarsson arriba y la historia empezó bien porque para el minuto 5 la Real ya mandaba en el marcador. Como ocurrió en Niza detrás del gol estuvo una recuperación en campo contrario. Entonces fue Barrenetxea el que anduvo listo para interceptar un pase y anoche fue Sadiq el que le robó la cartera a Jorgensen para poner un gran centro al segundo poste que Marín, con la pierna izquierda, voleó como un maestro. El conjunto blanquiazul, aunque de manera intermitente, ha mostrado en este arranque de curso agresividad arriba para robar alto. Además de esos dos goles, al Real Madrid le estrelló dos balones en la madera tras forzar el error de Rüdiger atrás.
Tener superioridad sin presión no vale para nada
La Real vivió cómoda la primera media hora porque tenía superioridad en salida ante un Anderlecht que apenas oponía resistencia con Vázquez y Stroeykens en una tímida presión. Además, Marín aprovechaba bien para colarse por el carril del '10' y, además del gol, provocar la acción del centro de Aihen con cabezazo de Sadiq fuera. Pero la Real empezó a retrasar su presión y Odriozola dejó de saltar a Ndiaye, el lateral rival, para quedarse con Degreef, el extremo. Lo mismo pasaba en el flanco contrario con Aihen. De repente, el cuadro de Imanol se hundió con una defensa de cinco que regaló el centro del campo a los belgas.
Imanol mantuvo a Remiro y cambió a diez jugadores respecto al partido del Valencia y a la Real no le dio ni para empatar
Fue curioso que encajó dos goles teniendo superioridad en área propia con hasta ocho jugadores. En el 1-1 no dispone de efectivos suficientes adelantados para la transición ofensiva –a pesar de que hay falta de Simic a Sadiq– y luego Pacheco no salta a tapar el pase de Dreyer a Vázquez estando los tres centrales sin marca. En el 1-2 hay tantos realistas en área –ocho contra tres– que la frontal del área queda desguarnecida. Y es que acumular hombres por acumular no vale para nada sin presión al balón.
El Anderlecht, preparado para frenar el 1-4-3-3
Tras el descanso Imanol movió el banquillo e hizo un triple cambio dando entrada a Kubo y Barrenetxea en los extremos para recuperar el clásico 1-4-3-3 con el que la Real trató de engancharse al partido. Pero salvo un par de opciones iniciales de Kubo y algún detalle de Barrenetxea, dio la impresión de que el Anderlecht estaba mejor preparado para neutralizar ese dibujo que el inicial 1-5-3-2. Hubert mantuvo el 1-4-2-2, centró a sus extremos y pasó a manejarse en un repliegue intensivo en el que no dio la sensación de pasar grandes agobios ante un conjunto blanquiazul que atacó con más corazón con cabeza. Además, con la entrada de Verschaeren los contragolpes visitantes cobraron más peligro dando la sensación de que el 1-3 estaba más cerca que el 2-2.
Nueve córners a favor sin crear casi peligro
Hay que encontrar algún recurso en el balón parado para generar peligro porque anoche apenas hubo noticias de remates realistas en la estrategia ofensiva, más allá de un cabezazo de Jon Martín en la segunda parte. Las bajas de Le Normand y Merino son importantes en esta faceta, pero hay que hallar alguna solución porque en un fútbol tan igualado como el actual esas jugadas son determinantes. Para colmo de males resulta que el Anderlecht, llegando bastante menos, ganó el partido desde una falta lateral. Es cierto que Brais despeja inicialmente el primer balón pero la frontal del área no está bien cubierta y Leoni hizo el gol de su vida. Muchas cosas que aprender y mejorar para la siguiente cita europea ante el Maccabi Tel Aviv en Belgrado que, después de sumar un punto en dos jornadas, es poco menos que una final.
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