Jokin Aperribay repasa desde su despacho los momentos previos y posteriores a la victoria en la final de Copa. Foto: J. Usoz / Vídeo: Dani Soriazu
Un año del título de Copa
«Ganamos el partido que había que ganar. Era el primer derbi de la historia en una final»
JoKin Aperribay | Presidente de la Real Sociedad ·
El mandatario txuri-urdin recuerda que se trataba de una cita con una connotación identitaria y una rivalidad muy fuerte, por lo que la alegría del triunfo fue aún mayor
Jokin Aperribay fue el vivo reflejo de la felicidad en La Cartuja. Ganar la Copa era un sueño hecho realidad. La Real Sociedad volvía a ... ser campeón 34 años después. Las circunstancias que rodearon la final por la pandemia, el aplazamiento durante un año y jugarse sin público le confirieron un carácter único que se vio multiplicado por tener enfrente al Athletic. Ahora, en el primer aniversario, recuerda aquella experiencia con la misma emoción de entonces, ya que los ojos le brillan cuando le mostramos imágenes de aquella mágica noche.
- ¿Qué siente cuando oye La Cartuja?
- Alegría. Mucha alegría. También tensión por lo que costó llegar hasta allí. Éramos tan pocos los que estuvimos allí que tengo los recuerdos muy claros.
- ¿Se acuerda con quiénes compartió palco?
- Sí, claro. Detrás tenía al Secretario de Estado para el Deporte y a mi derecha al presidente del Comité Olímpico, Alejandro Blanco. En la primera fila solo estaban cuatro personas más: el Rey, Elizegi, el presidente de la Junta de Andalucía y Rubiales.
- ¿Con cuántos se abrazó?
- Con todos.
- ¿Con Felipe VI también?
- Sí, claro. Se mostró muy agradable. Recuerdo que estaba Luis Arconada en el palco y en el descanso tuvimos una conversación sobre aquella época gloriosa de los ochenta. Se ve que tiene simpatía hacia nuestro club porque recordaba muchas historias de aquel equipo que ganó las Ligas.
- No podía haber mejor embajador para un partido tan grande que Arconada, ¿no?
- Nuestra idea fue conectar la Real del presente con la del pasado. No solo por Arconada. También estuvo Iñaki Alkiza, que fue jugador, directivo y presidente, y entró a formar parte de la familia blanquiazul en los años cincuenta. Así conseguimos que 70 años de la Real estuviesen representados en una cita tan grande. El mayor dolor que nos queda es que no pudiese viajar la afición pero con esas personas logramos llevarnos un pedacito de ella.
- Con la perspectiva que da el tiempo, ¿qué supuso para el club conquistar esta Copa?
- Una gran alegría por lo larga que se nos hizo y las condiciones que la rodearon. Duró más de un año. Nada más clasificarnos en Miranda comenzamos a trabajar en el desplazamiento. Recuerdo que teníamos varios trenes preparados para que pudieran venir todos los jugadores de la cantera y trabajadores del club, además de familiares y aficionados. Todo eso se acabó con la pandemia y luego vino un largo camino para buscar una nueva fecha, que tampoco fue fácil por la evolución que iba teniendo el covid.
- ¿Estaba tan convencido de ganarla? Lo digo porque entre los internacionales que estuvieron fuera y los lesionados, la cosa no pintaba bien...
- La semana previa la gente me paraba por la calle y me transmitía esa duda. Había tanta ilusión por ganarla y un amor tan grande por los colores, que el miedo a perder estaba ahí.
- Es que el rival era el Athletic...
- Eso también influyó, claro, porque era una final con una connotación histórica muy grande y mucha rivalidad. Estaba en juego lo identitario. Por eso luego la alegría luego fue tan grande.
- ¿A toro pasado da la impresión de que prepararon mejor la final?
- Ese amor por la Real generaba miedo a perder, pero yo tuve la suerte de ir a diario a Zubieta y esa sensación me la quitaron pronto. Hablaba con Olabe, con Imanol y con los jugadores y llegaba a casa convencido de que íbamos a ganar. No porque quisiera convencerme de ello sino porque veía que estábamos haciendo muy bien las cosas.
Jokin Aperribay posa orgulloso junto a la Copa conquistada el año pasado en Sevilla.
Usoz
- ¿...?
- Merino estaba lesionado pero fue uno de los secretos mejor guardados de la historia de la Real. Todo estaba organizado. Cómo se iba a afrontar el partido tácticamente, mentalmente... Decidimos viajar la víspera a Sevilla para que nuestros internacionales tuvieran un día para estar en casa con sus familias y pudieran hablar tranquilamente de la final con su entorno. No queríamos pasar demasiado tiempo allí porque corríamos el riesgo de que la espera se nos hiciera larga. Afortunadamente todo salió como lo planeamos.
- Hasta los jugadores pudieron llevarse a familiares a Sevilla, algo que luego imitó el Athletic en la final que tuvo 15 días después. ¿Cuál era el objetivo?
- Les dimos la opción de llevar a sus parejas porque pensamos que un momento así era importante que pudieran compartirlo con alguien. Tanto en la derrota como en el triunfo. Desde el plano mental creo que fue un acierto.
- ¿La final se empezó a ganar desde la despedida multitudinaria de la afición al equipo al partir de Zubieta?
- Yo no iba en el autobús pero sí que fui a las instalaciones esa mañana a hacerme las pruebas del Covid, y me quedé impresionado. Sabíamos que estábamos ante uno de los partidos más importantes de la historia de la Real Sociedad y la afición así nos lo transmitió. Eran 18 años sin optar a un título, desde aquella Liga en Balaídos, y 34 sin ganarlo. Había generaciones que querían ver a su equipo proclamarse campeón. Todo eso se reflejó aquella mañana en Zubieta.
- A los jugadores se les veía emocionados en el autobús...
- En el aeropuerto de Hondarribia, nada más bajar del autobús, hablé con Imanol y me transmitió que todos estaban impactados con esas imágenes que habían vivido. No sé si ahí empezamos a ganarla pero sí que ahí comenzó a jugarse la final.
- ¿Que hubiera toque de queda y la gente tuviese que vivir la final confinada en casa multiplicó también la alegría posterior?
- Yo creo que sí. Hicimos todo lo posible porque se jugara con público pero no pudo ser. En agosto de 2020, al inicio de la temporada, nos juntamos los dos clubes con la Federación y las dos fechas que se barajaron eran el 31 de diciembre y el 3 de abril coincidiendo con los dos derbis de Liga. Elegimos la segunda para que hubiese más posibilidades de que se disputase a puerta abierta. No pudo ser, nos perdimos la fiesta que habría supuesto jugarla con los aficionados, pero la alegría de ser campeones fue la misma.
Despedida en Zubieta
«La afición nos transmitió que estábamos ante uno de los partidos más importantes de nuestra historia»
- ¿Recuerda qué fue lo primero que hizo al llegar al estadio?
- Yo fui solo. Casi nunca voy en el autobús del equipo, así que cogí un taxi en el hotel. Coincidí al llegar a La Cartuja con el autobús del Athletic y, por razones de seguridad, tuve que hacer tiempo. Luego no quise pasarme por el vestuario, por lo que no vi a los jugadores desde la comida hasta después del partido.
- ¿El peor momento de la final?
- La verdad es que estuve bastante tranquilo porque veía que el partido transcurría conforme me lo habían dibujado Imanol y los técnicos.
- ¿No se puso nervioso ni con el penalti de Oyarzabal?
- Se me hizo larga la espera pero estaba convencido de que lo iba a meter. La Real ha tenido la suerte en los últimos años de contar con dos grandes especialistas de penaltis: Xabi Prieto y Oyarzabal.
- Y el balón va dentro...
- No lo celebré mucho porque aún quedaba media hora. Pero luego tampoco sufrí demasiado, ya que pasaron muy pocas cosas. Veía que no nos hacían ocasiones como para remontarnos. Tenía al lado a Alejandro Blanco, el presidente del Comité Olímpico, y me decía que sentía que la Real era superior. Eso me tranquilizó.
- Estrada Fernández pita el final y la Real es campeón. ¿Qué fue lo primero que se le pasó por la cabeza?
- Que habíamos ganado el partido que teníamos que ganar. Era el primer derbi de la historia en una final y el fútbol significa una forma de vivir en Euskadi. Fue una mezcla de alegría y el deber cumplido. La afición de la Real reclamaba ganar cuando debíamos hacerlo. Es lo que distingue a los equipos grandes.
- ¿Ganar la Copa supuso dar un golpe encima de la mesa por la supremacía del fútbol vasco?
- Yo creo que el golpe encima de la mesa lo dimos hace cuarenta años cuando ganamos las dos Ligas. Nadie puede discutir en Euskadi ni fuera lo que significa la Real Sociedad. Conquistar este título ha supuesto para los menores de 40 años decirles que también sabemos ganar y para los mayores, que aquellos logros de los ochenta no fueron casualidad. Era un partido de enorme trascendencia, porque volveremos a jugar finales pero otro derbi será difícil. Y aunque suceda siempre quedará que el primero fue nuestro.
- Enseguida se le vio con la bufanda txuri-urdin en el palco. ¿La tenía preparada para la celebración?
- Me la pasó Naiara Etxarri. Yo tenía dos cosas pactadas si éramos campeones: ponerme la bufanda y salir sin la mascarilla en la foto cuando Illarramendi recogiese la Copa. Lo tenía clarísimo. Lo había hablado con Asier días antes y se lo recordé la víspera: «Cuando veas que ya no tengo la mascarilla levantas la Copa; antes, no». No me iban a pillar una foto para la historia sin que se me viese la sonrisa. Cuando el Rey me felicitó ya se lo comenté. Eso sí, si llegamos a perder igual me pongo dos -risas-.
- No estaría Illarramendi la noche anterior para muchas bromas después de lesionarse en el entrenamiento...
- En la cena me acerqué a los jugadores y me reafirmé en ese pacto que tenía con Asier. Ya no era que si la levantaba me quitaba la mascarilla, era que la íbamos a levantar sí o sí. Aquella lesión sirvió para reforzar el convencimiento que teníamos de ganar. Yo no estuve presente pero sé que tuvo una conversación muy especial con los compañeros que unió aún más al grupo en el convencimiento de que todo iba a salir bien.
Aperribay señala el trofeo de la Copa en un receso del repaso a algunas de las fotografías de la final que puede verse en el vídeo que encabeza la entrevista.
J. Usoz
- ¿Recuerda qué le dijo cuando subió al palco a recoger la Copa?
- Le di un beso y le di las gracias. Illarramendi es el eslabón que une a las generaciones de los ochenta con las de este siglo. Ejemplifica 20 años de jugadores que han pasado por Zubieta y el trabajo que se realiza en la cantera. Me hizo mucha ilusión que fuera él quien la levantara.
- Y después del palco, ¿qué?
- Esperé algo para bajar al campo porque esos momentos son de los jugadores y los técnicos. Me vi con mi mujer, que estaba en otro palco, y pasado un rato bajé a los vestuarios. La verdad es que fueron momentos tan intensos que muchos instantes se me han borrado.
- ¿Con quién fue el primero que se encontró?
- Curiosamente, con Yuri y con Muniain en el túnel de vestuarios. Con Iñigo también estuve y me dijo que se alegraba mucho por nosotros y que nos merecíamos la victoria. El comportamiento de los dos clubes fue excelente. Nosotros supimos ganar sin ofender al otro y ellos estuvieron a la altura en la derrota.
- Por fin se abraza a Imanol y le dice que ahora hay que acabar quinto la Liga. Anda que...
- Es lo que tocaba. Sabíamos que Merino no iba a poder jugar más, que Silva tampoco, que Monreal estaba tieso... Ganar la final no nos daba plaza europea y lo que debía servirnos era para impulsarnos de cara al futuro, y el futuro pasaba por ir a Europa.
Futuro
«Llevamos tres años sin bajar del séptimo puesto. Tenemos que hacer las cosas mejor pero con nuestras ideas»
- ¿...?
- También tuvimos una conversación muy bonita e íntima en la que nos acordamos de los ausentes, de su madre y de la mía, porque en esas fechas se cumplían sus aniversarios. Hablamos de la vida, de la familia...
- ¿No quedó pendiente la foto de la Copa en Alderdi Eder en el balcón del Ayuntamiento?
- Con la pandemia han quedado muchas cosas pendientes. Y ésta es una de ellas. Si se dan las circunstancias para hacer un recimiento llevaremos la Copa al Ayuntamiento. Hay que ganar otra pronto e ir con las dos.
- ¿Hay una exigencia mayor después de ser campeones?
- No. La exigencia en la Real tiene que ser constante. Llevamos tres años sin bajarnos del séptimo puesto y ese es el camino. No solo con el primer equipo sino como club.
- ¿No da la impresión de haber tocado techo?
- No. El balance de esta temporada hay que hacerlo al final. Queremos competir con clubes como el Sevilla o el Villarreal. Quedar terceros, cuartos o ganar títulos. Llevamos tres años entre los siete primeros y estamos en el inicio del camino. Tenemos que hacer las cosas mejor pero con las ideas que tenemos.
- Contra el Betis y el Leipzig sí que nos faltó algo...
- Febrero no fue nuestro mejor mes. En otra época del año quizás hubiésemos sacado los partidos adelante. Ante el Leipzig jugamos sin Merino, Isak y Januzaj en alguno de los dos encuentros.
- ¿Por dónde puede venir ese crecimiento para ganar pronto otro título?
- Hay que identificar los puntos de mejora, abrir Zubieta al fútbol guipuzcoano e incorporar el talento joven que tenemos al primer equipo. Esos son los pilares de la gran Real que viene.
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