La comparecencia del lehendakari ante los medios. Irekia

Urkullu ensalza la figura de Ardanza y pone en valor el legado de su aportación al progreso de la sociedad vasca

El jefe del Gobierno Vasco comparece para hacer pública una declaración institucional con motivo del fallecimiento ayer a los 82 años del exehendakari

Ainhoa Muñoz

San Sebastián

Martes, 9 de abril 2024, 09:52

«Respeto». Esa es la palabra que resume el sentimiento que despierta en Iñigo Urkullu la figura de José Antonio Ardanza. Un día después del ... fallecimiento a los 82 años del exlehendakari, el actual jefe del Gobierno Vasco ha comparecido públicamente este martes por la mañana para leer una declaración institucional en la que ha puesto en valor todo el legado que deja en la sociedad vasca quien fuera también diputado general de Gipuzkoa y alcalde de Arrasate.

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Urkullu, antes de desgranar sus contribuciones a Euskadi, ha querido primero mostrar sus sentidas «condolencias, cercanía y afecto» a los familiares de Ardanza en nombre del Gobierno Vasco, el conjunto de las instituciones de Euskadi y de la sociedad vasca. Sentimiento que ha querido hacer extensivo a todas sus personas allegadas, amistades y a quienes conformaron sus equipos de trabajo a lo largo de todo su itinerario «vital, institucional y político».

Después, el lehendakari ha querido hacer un repaso biográfico de la vida de Ardanza, quien representa -ha dicho- «una trayectoria de servicio público honesto e intensamente entregado al bien común de la sociedad vasca, así como al presente y futuro de Euskadi y de su autogobierno». «Este compromiso público -ha continuado Urkullu- se plasmó en cada una de sus responsabilidades institucionales».

Así, el jefe del Gobierno Vasco ha recordado que Ardanza fue alcalde de Arrasate entre 1979 y 1983, y diputado general de Gipuzkoa entre 1983 y 1985. «El 26 de enero de 1985 juraba su cargo como lehendakari de Euskadi ante el Árbol de Gernika y expresó su compromiso utilizando las mismas palabras que pronunciara el lehendakari Agirre: 'Jaungoikuaren aurrean apalik, Euzko-lur ganian zutunik, asabearen gomutaz, Gernika'ko zuaizpian nere aginduba ono betetzia Zin dagit'«, ha evocado Urkullu. Ardanza ostentó la makila de lehendakari hasta el 2 de enero de 1999.

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El exlehendakari, que falleció ayer en su domicilio de Kanala tras una larga enfermedad, nació en Elorrio en 1941, «una villa sumida en la dictadura franquista, en la que, como en tantos lugares de nuestra geografía, eran patentes las consecuencias políticas, económicas y sociales del golpe militar y los restos físicos de la guerra», ha recordado Urkullu. «Un contexto -ha continuado- que marcó la juventud de Ardanza y de toda una generación en la aspiración de libertad y democracia para nuestro pueblo».

El jefe del Ejecutivo autonómico ha puesto en valor que «el compromiso político e institucional de Ardanza -que fue miembro del PNV y de EGI desde 1979- vino precedido también por una determinación de entrega y dedicación social tanto en el ámbito cooperativo como de la empresa». «El legado de su aportación al progreso de la sociedad vasca como lehendakari es vasto y extenso, comenzando por su contribución al desarrollo y consolidación del autogobierno vasco», ha puesto en valor Urkullu, que ha querido sintetizar en tres apuntes las principales contribuciones de Ardanza a Euskadi.

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En primer lugar, ha comenzado Urkullu, «su trabajo incesante para impulsar la recuperación económica de Euskadi en medio de una profunda crisis industrial y de reconversión». «Sus gobiernos pusieron en marcha medidas sociales pioneras con el objetivo de asegurar la cohesión de la sociedad vasca; y hoy forman parte de nuestra vida». En segundo lugar, «su lucha sin descanso en favor de la paz y la convivencia». «Su firmeza ética y la condena sin paliativos de la violencia y el terrorismo durante sus

años más duros y sangrientos, junto a la defensa de la dignidad humana y su disposición al diálogo y al acuerdo«, ha manifestado Urkullu. Por último, en tercer lugar ha destacado »su capacidad de unir por encima de las diferencias; su paciencia y su constancia para construir los consensos sociales y políticos que se necesitaban en cada momento, siempre con lealtad y con la más alta dignidad institucional«.

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Urkullu ha definido después a Ardanza como una persona «de sólidos valores humanistas y democráticos» que «defendió su ideario siempre desde el respeto a los derechos humanos, la pluralidad y la convivencia democrática». «El lehendakari Ardanza ha sido un referente político e institucional de primer orden en Euskadi y su legado es un ejemplo de entrega y compromiso con la sociedad vasca para todas las personas que asumimos una responsabilidad pública con nuestro país», ha expresa el lehendakari, quien ha querido resumir en una palabra el sentimiento que despierta, ha dicho, el recuerdo del exlehendakari: «Respeto». «Ardanza inspira un profundo respeto y reconocimiento por lo que dijo, por lo que hizo y por todo lo que dio», ha concluido.

  1. La declaración íntegra del lehendakari en memoria de Ardanza

Ayer falleció a los 82 años, el Lehendakari José Antonio Ardanza Garro.

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Descanse en paz. Goian bego.

Reciban sus familiares el sentimiento de condolencia, cercanía y afecto, en nombre del Gobierno Vasco, el conjunto de las instituciones de Euskadi y de la sociedad vasca. Sentimiento que hago extensivo a todas sus personas allegadas, amistades y a quienes conformaron sus equipos de trabajo a lo largo de todo su itinerario vital, institucional y político.

El Lehendakari Ardanza representa una trayectoria de servicio público honesto e intensamente entregado al bien común de la sociedad vasca, así como al presente y futuro de Euskadi y de su Autogobierno. Este compromiso público se plasmó en cada una de sus responsabilidades institucionales.

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Fue Alcalde de Arrasate entre 1979 y 1983. Fue Diputado General de Gipuzkoa, entre 1983 y 1985. El 26 de enero de 1985 juraba su cargo como Lehendakari de Euskadi ante el Árbol de Gernika. Expresó su compromiso utilizando las mismas palabras que pronunciara el Lehendakari Agirre:

«Jaungoikuaren aurrean apalik, Euzko-lur ganian zutunik, asabearen gomutaz, Gernika'ko zuaizpian nere aginduba ono betetzia Zin dagit».

Ostentó la makila de Lehendakari hasta el 2 de enero de 1999. El Lehendakari Ardanza nació en Elorrio en 1941, una villa sumida en la dictadura franquista, en la que, como en tantos lugares de nuestra geografía, eran patentes las consecuencias políticas, económicas y sociales del golpe militar y los restos físicos de la guerra. Un contexto que marcó la juventud de Ardanza y de toda una generación en la aspiración de libertad y democracia para nuestro Pueblo.

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Miembro del Partido Nacionalista Vasco y de EGI desde 1979. Su compromiso político e institucional vino precedido también por una determinación de entrega y dedicación social tanto en el ámbito cooperativo como de la empresa.

El legado de su aportación al progreso de la sociedad vasca como Lehendakari es vasto y extenso, comenzando por su contribución al desarrollo y consolidación del Autogobierno vasco.

Juntos a ello, sirvan tres apuntes para sintetizar sus principales contribuciones. En primer lugar, su trabajo incesante para impulsar la recuperación económica de Euskadi en medio de una profunda crisis industrial y de reconversión. Sus gobiernos pusieron en marcha medidas sociales pioneras con el objetivo de asegurar la cohesión de la sociedad vasca. Hoy forman parte de nuestra vida

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En segundo lugar, su lucha sin descanso en favor de la Paz y la Convivencia. Su firmeza ética y la condena sin paliativos de la violencia y el terrorismo durante sus años más duros y sangrientos, junto a la defensa de la dignidad humana y su disposición al diálogo y al acuerdo.

En tercer lugar, su capacidad de unir por encima de las diferencias. Su paciencia y su constancia para construir los consensos sociales y políticos que se necesitaban en cada momento. Siempre con lealtad y con la más alta dignidad institucional.

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Persona de sólidos valores humanistas y democráticos, defendió su ideario siempre desde el respeto a los derechos humanos, la pluralidad y la convivencia democrática. El Lehendakari Ardanza ha sido un referente político e institucional de primer orden en Euskadi.

Su legado es un ejemplo de entrega y compromiso con la sociedad vasca para todas las personas que asumimos una responsabilidad pública con nuestro País. Una palabra resume el sentimiento común que despierta el recuerdo del Lehendakari Ardanza: respeto.

El Lehendakari Ardanza inspira un profundo respeto y reconocimiento por lo que dijo, por lo que hizo y por todo lo que dio.

Ardanza lehendakaria, goian bego!

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