Urkullu intentará que las fricciones por el poder municipal no sepulten su Presupuesto
El consejero Azpiazu hablará esta semana con los grupos de la oposición para tomar temperatura | Desde Lehendakaritza desvinculan los pactos en los ayuntamientos de la negociación parlamentaria y confían en que EH Bildu y el PP sepan abstraerse
La estrategia desplegada por el PNV tras las elecciones del 26-M para tratar de hacerse con el mayor poder municipal posible se enfrentará en ... los próximos meses a una prueba de fuego con la negociación de los Presupuestos vascos de 2020. El Gobierno de coalición de PNV y PSE necesita que alguno de los grupos de la oposición facilite la aprobación de las Cuentas en el Parlamento y, tras el pleno de constitución de los ayuntamientos del pasado sábado, los jeltzales no han hecho muchos amigos. En Gipuzkoa, el pacto global entre peneuvistas y socialistas ha arrebatado a EH Bildu cinco alcaldías en municipios donde había sido la fuerza más votada, aunque la coalición soberanista hizo lo mismo al PNV en localidades vizcaínas como Durango o Galdakao. El PP, en cambio, no ha tenido oportunidad de quitarle ninguna alcaldía al partido liderado por Andoni Ortuzar, por lo que se siente agraviado tras haber perdido los ayuntamientos alaveses de Laguardia y Labastida por sendos pactos entre PNV y EH Bildu. El lehendakari, Iñigo Urkullu, deberá restañar algunas heridas si no quiere que el último Presupuesto de la legislatura esté condenado antes incluso de nacer.
El consejero de Hacienda y Economía, Pedro Azpiazu, mantendrá esta semana una primera reunión con todos los grupos de la oposición (EH Bildu, Elkarrekin Podemos y el PP) para exponerles las directrices económicas que el Gobierno Vasco aprobó la semana pasada y que sustentarán el próximo proyecto de Presupuestos. Será una primera «toma de temperatura» por parte del Ejecutivo de Urkullu, ya que el proyecto de Cuentas propiamente dicho no se aprobará hasta octubre, por lo que todavía no se puede iniciar una negociación pura y dura. Pero al menos Azpiazu pulsará la predisposición de los partidos a hablar con el Gobierno sobre los Presupuestos en los próximos meses.
De entrada, en el gabinete de Urkullu abren la puerta a acordar las Cuentas con cualquier grupo de la oposición. Fuentes de Lehendakaritza aseguran que, una vez superado el pleno de constitución de los ayuntamientos, «nada ha cambiado» para el Gobierno en su relación con los grupos parlamentarios. «Es lógico que los partidos intenten alcanzar alcaldías allá donde son capaces de sumar mayorías, y así ha ocurrido en diversas ciudades y pueblos de Euskadi y de todo el Estado, por lo que nadie debería sentirse dolido por ese juego de mayorías», apuntan en un mensaje dirigido al PP, que ha alcanzado diversos pactos con Ciudadanos y Vox tras el 26-M para alzarse con muchas alcaldías españolas. El mensaje a EH Bildu es aún más claro: «Ellos han pactado con Elkarrekin Podemos en municipios vizcaínos como Durango o Galdakao, donde había ganado el PNV, por lo que tienen aún menos razones para mostrarse dolidos».
Negociar «con todos»
Elkarrekin Podemos es el único grupo de la oposición que no ha salido damnificado de la constitución de los ayuntamientos porque no ganó las elecciones en ningún municipio vasco, así que tampoco se quedó sin alcaldías a causa de pactos postelectorales. Un detalle que, por sí solo, no le sitúa como socio probable del Gobierno Vasco para aprobar las Cuentas porque, en lo que va de legislatura, la coalición morada es laque más lejos ha estado siempre de apoyar al Ejecutivo. El PP pactó los dos primeros Presupuestos de Urkullu -hasta que el apoyo del PNV a la moción de censura contra Rajoy dinamitó aquel entendimiento- y, el año pasado, EH Bildu negoció con el Gobierno hasta el final, aunque el acuerdo no fue posible y el lehendakari tuvo que retirar las Cuentas. Sin embargo, en su empeño de «no cerrar puertas», desde Lehendakari-tza son optimistas incluso con Podemos, al recordar que «fue el primer grupo en anunciar que facilitaría la aprobación de las medidas presupuestarias urgentes» que el Ejecutivo llevó al Parlamento el pasado febrero para mitigar la prórroga.
En el Gobierno de PNV y PSE insisten en que abrirán la negociación presupuestaria a todos los grupos, aunque en baja frecuencia reconocen que el PP es el que mayores señales de entendimiento ha mandado en las últimas semanas. El problema es que la sintonía que habían empezado a retomar Urkullu y el presidente del PP vasco, Alfonso Alonso, corre el riesgo de encallar de nuevo tras lo ocurrido con las alcaldías de Laguardia y Labastida. El lehendakari confía en que el actual malestar de los populares no sea un obstáculo para poder pactar los Presupuestos dentro de cuatro meses, que es cuando se aprobará el proyecto de Cuentas. Aunque, según fuentes de Lakua, por el momento el lehendakari delegará todo el peso de los contactos en el consejero Azpiazu y solo moverá ficha para buscar un acuerdo en caso de que sea necesario en una fase más adelantada de la negociación. Aún es pronto para ello.
A pesar del choque que se ha producido en la última semana entre el PNV y el PP por los ayuntamientos de Laguardia y Labastida, Alonso tampoco ha querido dar un portazo a una hipotética negociación presupuestaria, consciente de que la caída de las Cuentas podría provocar un adelanto electoral en Euskadi. Un escenario que, en estos momentos, no es el ideal para los populares vascos. En el pleno de control del pasado viernes, en el que el líder popular cargó contra el PNV al acusarle de «acaparador de poder», Alonso también se acercó al escaño de Urkullu para departir amistosamente con él y mostrar que mantiene su mano tendida para acordar.
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