Una tolosarra a la que le gustan los pintxos y subir al monte Uzturre
El padre de la nueva ministra de Exteriores relata cómo es su hija y cuáles son sus aficiones cuando visita el municipio guipuzcoano
juanma goñi
Sábado, 11 de enero 2020, 07:35
«A pesar de que lleva muchos años fuera del municipio, Arantxa disfruta mucho en Tolosa, ella se siente plenamente tolosarra», aseguraba ayer con orgullo ... su padre, Antonio González Esteban, exprofesor de educación pública y actual presidente de la Asociación de Jubilados Iturriza. La nueva ministra de Asuntos Exteriores acaba de pasar las navidades en familia. Ha estado en Tolosa más de tres semanas, desde el 21 de diciembre al 6 de enero. Su nombramiento ha sido acogido con la lógica satisfacción en el entorno familiar. «Algo habíamos podido intuir durante las vacaciones, pero no teníamos certeza de nada, y había que ser muy prudentes hasta la confirmación oficial», cuenta Antonio.
Arantxa, con 'tx' como precisa su familia, aunque en los organismos internacionales que preside escriba su nombre con 'ch', nació en Donostia, pero vivió en Beizama, donde estaba destinado como profesor su padre. Cuando tenía seis años la familia se trasladó a Tolosa. De hecho, es ahí donde vivió su niñez, su adolescencia y juventud, hasta que se fue a estudiar Derecho a Pamplona. «Arantxa, en el colegio, tenía una mente privilegiada», recuerda su aita. «Cogía las explicaciones del profesor de forma inmediata, le gustaba razonar y dialogar, virtudes que le han valido de mucho en su trayectoria profesional».
Arantxa González Laya es soltera. Tiene otros dos hermanos, Antonio y Ricardo. Y ambos viven en Tolosa. Como curiosidad: la familia es seguidora del Athletic de Bilbao. «Yo de niño viví en Burgos y en aquella época me gustaba el equipo rojiblanco por su tradición y su manera de jugar. La verdad es que he inculcado mi pasión por el Athletic entre mis hijos», dice Antonio.
La ministra procura venir a Tolosa todos los años en Semana Santa y en Navidades, también lo hace algunos veranos. «Lo que más le gusta es descansar y disfrutar de la familia», explica su padre. «Es lógico que sea así con la vida que lleva. No para de viajar y aquí se relaja con sus aficiones, de una manera tranquila». ¿Y qué es lo más le gusta a hacer en Tolosa? «Ver a las amistades, pasear por el pueblo, estar con la familia, y también disfrutar del entorno natural. A veces sube al monte Uzturre y estas Navidades también ascendió al Murumendi», comenta Antonio. También valora mucho la calidad de la gastronomía local. «Le encanta ir de pintxos. Comer en el Orbela o en el Ilargi, por ejemplo, forma parte de sus costumbre tolosarras».
La propia ministra reconocía, en una entrevista concedida a este periódico en 2007, cuando trabajaba en la OMC en Ginebra, que «ser ciudadana del mundo exige sentir el vínculo con Tolosa». Y añadía: «Viví seis años felices en Beizama, pero mi adolescencia fue en Tolosa y cuando voy por el mundo y me dicen de dónde soy, digo, 'de Tolosa'».
En referencia a su carácter políglota, contaba que viene «de una familia castellanohablante, pero crecí en un entorno euskaldun. Esto obliga desde pequeñita a pensar en dos idiomas. Una vez que tienes ese mecanismo, es fácil sumar más». «Quiero seguir dando vueltas por el mundo», confesaba. Ser ministra de Asuntos Exteriores, desde luego, colmará sus expectativas. «Estamos resignados a verla menos, pero seguro que no olvida sus raíces y seguirá viniendo a Tolosa», dice esperanzado su padre.
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