Sánchez se arriesga a frustrar la reforma laboral si no atiende a las demandas de PNV y EH Bildu

El Ejecutivo PSOE-Unidas Podemos mantiene en las últimas horas contactos con sus aliados y no cierra la puerta a buscar su apoyo en las próximas semanas. Para ello, eso sí, tendrá que introducir cambios sobre el pacto que la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, alcanzó con la CEOE y los sindicatos, todo un encaje de bolillos que ya está teóricamente cerrado. La negociación con PNV y EH Bildu podría prolongarse durante semanas, mientras la iniciativa sea tramitada en el Congreso como real decreto. Mientras, Sánchez visitó ayer la isla de la Palma y prometió que la reconstrucción se hará sin discrepancias políticas.

El margen de maniobra que tiene el Ejecutivo es bien reducido. En principio, este diálogo se lleva a cabo bajo la atenta fiscalización de la patronal. El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, aseguró ayer en RNE que el acuerdo es el que se cerró después del esfuerzo de negociación de los últimos meses y que la pretensión del PNV de que prevalezcan los convenios de marco autonómicos no puede entrar en el pacto, con independencia de que el Congreso tiene legitimidad para tomar otra decisión. «Pero será sin el concurso de los empresarios», precisó.

El PNV insistió ayer en que «hoy por hoy» no apoya esta propuesta en la medida en que no reconoce la prelación de los convenios de marco autonómico. Pero ayer matizó su posición. Fuentes del PNV aclararon que no comparten la estrategia del 'no' con otros grupos, y que su apuesta no es una frontal oposición sino de «respeto y consideración» a un pacto muy plural. «Damos mucho valor al acuerdo», apuntaron.

Eso sí, el PNV advierte que encuentra «un escollo» para apoyar de forma expresa la reforma, que es la defensa de un marco autónomo de relaciones laborales. Los jeltzales fueron ayer claros. «Desde el PNV solo podemos apoyar la reforma que defienda, proteja y reconozca un marco autónomo vasco de relaciones laborales y que recoja la prevalencia de los convenios autonómicos».

El PNV, además, lanzó ayer un mensaje al empresariado. Los jeltzales admiten que las reticencias a sus demandas vienen tan solo de la patronal, «pero no pueden ser razones sociolaborales las que justifiquen esa posición, ya que las patronales autonómicas están en la CEOE y solo firmarán los acuerdos que ellas deseen». Según el PNV, «el blindaje del marco vasco no atentaría contra ningún interés patronal» ya que, además, este sistema estuvo vigente en su momento «sin crear problemas de ningún tipo». El PNV confía en incorporar el marco vasco de relaciones laborales durante la tramitación parlamentaria.

Desde EH Bildu se reafirmaron ayer en la oposición al texto acordado por Yolanda Díaz con los sindicatos y la cúpula empresarial. Fuentes de EH Bildu reconocieron que ha habido «contactos» con el Ministerio de Trabajo después del anuncio, pero insistieron en que «si en el trámite parlamentario no se recoge el fin de la estatalización, la prevalencia de convenios autonómicos y provinciales y no se eliminan los aspectos más lesivos de la reforma laboral del PP, no podrán contar con nuestro apoyo y votaremos en contra».

Desde la coalición apuntan que «mucho nos tememos que la patronal va a presionar para que el Gobierno no cambie una coma del acuerdo», señalaron. Y se hacen una pregunta: «Entonces, ¿con qué grupos piensan sacar adelante la reforma? Los números no dan...».

Desde Unidas Podemos se lanzó ayer un mensaje conciliador. «Queda la tramitación parlamentaria y habrá mucha escenificación de desencuentros, pero la sangre no llegará al río».