El PNV advierte a Sánchez que «romperá» su apoyo si incumple el traspaso del Ingreso Mínimo Vital en los términos pactados

De esta forma, el PNV ha decidido elevar al máximo la presión política sobre el Ejecutivo central en un momento clave, en el ecuador de la legislatura, a pesar de haber dado sus votos para la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado. El litigio sobre el traspaso del IMV viene de lejos. La transferencia no se materializó para octubre de 2020 como estaba inicialmente prevista.

El tira y afloja ha continuado a lo largo de 2021 y, en este sentido, desde medios nacionalistas se ha puesto siempre el foco más crítico en el papel del ministro de Inclusión y Seguridad Social, José Luis Escrivá.

El asunto quedó aparentemente desbloqueado en la negociación de los Presupuestos para 2022. El Gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos acordaba llevar a cabo la transferencia, íntegra. Y esa era la condición exigida para que los jeltzales no presentaran una enmienda a la totalidad al proyecto presupuestario y dejaran la vía libre a la hipotética presentación de enmiendas parciales.

Sin embargo, Escrivá ha mediatizado la oferta presentada en las últimas semanas por parte del Ministerio de Política Territorial al establecer una variable de temporalidad en el traspaso. El argumento se sostiene en la figura jurídica que el propio Estatuto de Gernika recoge a la hora de posibilitar la gestión del régimen económico de la Seguridad Social, cuando toque en su momento. Y es la vía de los convenios de gestión entre la Administración General del Estado y el Gobierno Vasco. Esta fórmula es la que permitiría a la Seguridad Social fijar un período de temporalidad al ubicar la prestación en el marco de la existencia de convenios concretos. Desde la parte vasca, y en eso hay coincidencia en lo esencial entre nacionalistas y socialistas, no se acepta esa interpretación que, en su opinión, desvirtúa la filosofía de lo que en su momento se habló y se pactó.

La verdadera negociación comienza ahora y serán las comisiones técnicas las que tengan que cruzar dictámenes y acercar posiciones. En el seno del Gobierno central se tiene la sensación de que «solo estamos al inicio de la partida» y que la reivindicación del PNV tiene una trastienda de notable escenografía relacionada por su rivalidad con EH Bildu por la interlocución con la Administración central. Y se remiten a que el diálogo técnico y político dé sus frutos en las próximas semanas y permita celebrar una Comisión Mixta de Transferencias. Pero el malestar del PNV es más profundo y rezuma también un descontento con la interpretación centralista que. en su opinión, impera en numerosas iniciativas gubernamentales.

La segunda gran batalla en este momento para el PNV es el acuerdo para la reforma laboral. Los jeltzales volvieron a emplazar ayer al Gobierno de Pedro Sánchez a incluir en el pacto el reconocimiento de la prelación del marco autonómico de los convenios. «El PNV es nacionalista y no va a renunciar en ningún caso al ámbito vasco de decisión de as relaciones laborales» , sentenció Mediavilla.

El burukide insistió que o este reconocimiento va a en la ley «o el PNV votará en contra» del acuerdo. Los jeltzale tienen previsto reunirse con la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, para intentar reconducir las diferencias.