En el décimo aniversario de la celebración del Día de la Memoria en Euskadi resulta inevitable constatar con grandes dosis de amargura y decepción que ... los partidos vascos sigan desunidos a la hora de recordar y homenajear a los muertos que injustamente cayeron víctimas del terrorismo y de la sinrazón de una violencia que se ejercitaba perversamente con fines políticos. Tampoco deja de sorprender que después de nueve años del anuncio del fin de ETA y de dos de su disolución la imagen que se proyecte de los grupos políticos siga siendo el de la diversificación por diferencias en el enfoque de esta señalada efeméride.# Sin embargo, y a pesar de las insoslayables diferencias en torno a este tipo de actos, siempre debería prevalecer la memoria de todas y cada una de las personas asesinadas por encima de la irrenunciable exigencia que ética y políticamente se ha de hacer siempre a quienes, como la izquierda abertzale, aún no ha condenado con rotundidad las acciones terroristas de ETA y arrastra este lastre en su desarrollo político, a pesar de que se atisben 'brotes verdes' como la condena al ataque a la tienda de la familia de Santi Abascal.
Los 'ongi etorris' son otra asignatura pendiente de la coalición independentista. Debería desmarcarse con meridiana claridad si pretende que su solidaridad con el dolor de las víctimas sea mínimamente creíble. Tres de esas víctimas expresaron ayer en la Delegación del Gobierno el desgarrador dolor que les genera que al cabo de los años se les reciba a los asesinos de sus seres queridos como héroes. Algún día también, más pronto que tarde, los dirigentes de la izquierda abertzale deberán dar ese paso valiente para reprobar en público este tipo de actos que lo único que generan es el ahondamiento del dolor que esas familias nunca jamás debían haber sufrido.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión