«Lo levantaron de la cama de madrugada y se lo llevaron, con 17 años»
Martzelo Lasa solo tenía 17 años cuando se le cruzó la guerra civil. El 25 de agosto de 1936 cayó desplomado sin vida en un ... hayedo de Lizarrusti. Con toda una vida por delante, fue ejecutado extrajudicialmente por dos sublevados. Así lo cuenta su sobrino, Joxe Angel Munduate, quien estuvo presente ayer en el acto de Gogora acompañado por su mujer, Bihotz Forcada. «Martzelo vivía en Olaberria –explica Joxe Angel–. Frecuentaba los batzokis y los ambientes nacionalistas, nada más. No estaba involucrado en la guerra, pero molestaba a determinadas familias franquistas. Lo levantaron de la cama a las dos de la madrugada, se lo llevaron y lo fusilaron con 17 años. Hicieron lo mismo con Jesús Bujanda, un navarro de Viana que vivía en Olaberria. Metieron el miedo en el pueblo hasta los huesos».
Homenaje a fusilados de la Guerra Civil
Joxe Angel explica que el paradero de Martzelo se supo gracias a que la sobrina del etnógrafo Joxe Miguel Barandiaran le indicó a su tío que a la altura del kilómetro 47 del puerto se encontraba enterrado el cadáver de un joven. «Nosotros nos enteramos de ese dato y fuimos a hablar con un pastor de Lizarrusti, quien nos dijo que había una persona, Patxi Lakuntza, que conocía la historia. Dimos con él y nos contó que, efectivamente, tenía cinco años cuando escuchó unos disparos. Se acercó y vio a dos hombres junto a una persona muerta en el suelo, a la que enterraron. Así lo pudimos localizar».
Olvido
Bihotz Forcada subraya que actos como el de Derio son necesarios para que las atrocidades de la guerra no caigan en el olvido. «En el cementerio hemos vivido unos momentos muy emotivos, porque los sentimientos han resurgido. Es preciso que nuestros hijos sepan lo que ocurrió porque si no se conoce la historia, parece que aquello no ocurrió, cuando pasó aquí y no hace tantos años».
Las guerras no cesan y ahora, con la de Ucrania, se repite el drama. Por eso Joxe Angel subraya que también allí se debe conocer la verdad «para que ni ellos ni nosotros tropecemos en la misma piedra».
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