Tras varias semanas sumida en el letargo, mientras en España PSOE y PP seguían repartiéndose estopa, con Vox comiendo palomitas, la política vasca arranca de ... nuevo este lunes. Lo hará con la inédita reunión, por aquello de ser en agosto, de Arnaldo Otegi y Oriol Junqueras. Y seguirá con varios clásicos del verano como la rentrée del Gobierno Vasco en el palacio de Miramar y el mitin del PNV en Zarautz, sinónimo de verano en Gipuzkoa y buen marco para la inmersión guipuzcoana emprendida por Aitor Esteban.
El nuevo curso es decisivo tanto en España como en Euskadi. En el Estado porque pondrá definitivamente a prueba al Ejecutivo de Pedro Sánchez, al que más le vale comenzar septiembre con nuevos estímulos, sea en forma de crisis de gobierno o con acuerdos que satisfagan a los socios y le permitan sacar por fin los Presupuestos. Con el PNV y el lehendakari Pradales el objetivo está claro: completar las transferencias pendientes antes de que acabe el año: lo firmado en el pacto de investidura entre los jeltzales y el PSOE. No parece que haya margen de tiempo suficiente, pero sí el PNV ve voluntad política real, podrán entenderse.
Más complicado será 'contentar' a los socios del independentismo catalán: al imprevisible Puigdemont y a la ERC de Junqueras, al que seguro que Otegi este lunes intenta convencer de las bondades de mantener viva esta legislatura ante la alternativa de un Gobierno PP-Vox.
En el País Vasco será el tercer año de la legislatura de las diputaciones forales y los ayuntamientos. Es decir, el momento decisivo para marcar impronta de gestión y probar si el mandato ha servido para mejorar la vida de la gente. Y es que a partir de junio empezarán a sonar los tambores de la campaña de 2027. Aunque en Gipuzkoa PNV y EH Bildu llevan ya varios meses arrojándose los trastos a la cabeza, quizás haciendo ruido demasiado pronto.
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