El horror de las otras 'gernikas'
La masacre en la localidad inmortalizada por Picasso ha eclipsado otros ataques también trágicos de la Legión Cóndor, como los de Eibar, Irun, Elgeta o Durango
El 85 aniversario del bombardeo de Gernika por la Legión Cóndor –26 de abril de 1937– ha servido para recordar el horror provocado por la aviación alemana, en connivencia con el ejército sublevado, contra la República. Además, Gernika alcanzó especial protagonismo cuando el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, compareció en abril por vía telemática en el Congreso, sesión en la que comparó los ataques que sufren las ciudades de su país con la masacre de la localidad vizcaína.
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El Gobierno de España, con motivo del citado aniversario, ha aprobado una declaración institucional por la que condena el bombardeo y reconoce el dolor de las víctimas. No obstante, desde el nacionalismo se reclama al Ejecutivo que además pida perdón por aquellos hechos, una exigencia que ha provocado un rifirrafe entre el PNV y el PSE.
Como se puede comprobar, Gernika sigue en primera línea 85 años después de la matanza provocada por la Luftwaffe. Además, el hecho de que el bombardeo fuera inmortalizado por Picasso dota a este hecho histórico de una impronta universal.
Sin embargo, durante la guerra civil la Legión Cóndor, la aviación italiana y la del ejército golpista se encarnizaron con otras poblaciones cuyo sufrimiento ha quedado eclipsado por el enorme simbolismo alcanzado por Gernika. Son las que en este reportaje hemos denominado como las otras 'gernikas'.
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«Es innegable que muchos vascos lucharon con los sublevados»
Este es el caso de Eibar, una de las localidades vascas que padeció el mayor número de bombardeos durante la contienda, concretamente 29. El historiador eibarrés Jesús Gutiérrez explica que tras el inicio de la guerra civil uno de los principales objetivos de los sublevados fue llegar a la frontera de Irun para controlar el paso fronterizo y, en especial, asegurar que el gobierno de izquierdas francés presidido por Leon Blum no facilitase armas a la República.
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El 5 de septiembre de 1936 cayó Irun y el 13 Donostia. Ese verano significará el avance de las tropas de Mola en tres líneas por Gipuzkoa (Costa, Centro y Sur). A finales de septiembre de ese año confluirán en la zona limítrofe a Eibar los sublevados que habían llegado desde Navarra y Gipuzkoa con los que procedían de Araba. Toda Gipuzkoa estaba en manos de los rebeldes excepto Eibar y Elgeta, conformándose una línea de frente que estará situada allí durante siete meses.
En Eibar los ataques finales del 24 y 25 de abril de 1937 fueron similares en cuanto a la técnica usada a los de Durango y Gernika, los denominados bombardeos de terror, dirigidos expresamente contra la población. El 25 de abril se lanzaron 7.200 kilos de bombas por parte de la Aviazione Legionaria de Mussolini, pero al mando de la Lutwaffe de Hitler. Ese día arrojaron por medio de la técnica de ataque aéreo llamada de «corral» y desde una altura de menos de 1.000 metros 21 bombas de 100 kilos y 103 de 50 kilos.
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Irun y Elgeta padecieron cada una 33 ataques aéreos, los primeros con bombas incendiarias
El 25 de abril de 1937 se arrojaron sobre Eibar 7,2 toneladas de bombas, 21 de ellas de 100 kilos
Irun también padeció con especial encarnizamiento las embestidas de la aviación. Xabier Irujo, historiador, profesor y director del Centro de Estudios Vascos de la Universidad de Reno (Nevada), recoge en su trabajo 'Atlas de bombardeos en Euskadi (1936-1937)', 1.220 operaciones en 127 localidades. Jesús Gutiérrez concreta que la práctica totalidad de los ataques aéreos, el 90%, fueron realizados por la aviación de las fuerzas sublevadas. Irun se sitúa en la posición número nueve en este trágico ranking, con 33 bombardeos, al igual que Elgeta. Fue la primera vez que se utilizaron bombas incendiarias, generalizadas luego a partir de Gernika.
La conclusión que Irujo extrae y que dio a conocer en unas jornadas del Foro Irun XXI-Hogeitabat es que la localidad fue atacada «masivamente. En algunas operaciones se lanzaron entre 2.000 y 7.000 kilos, lo que es mucho para una ciudad del tamaño de Irun».
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Abatir la moral
El 31 de marzo de 1937, es decir, un mes antes del desastre de Gernika, Durango padeció el ataque de la Aviación Legionaria italiana (13 bombarderos Savoia-Marchetti SM 81 y 24 cazas Fiat CR 32) y de la Legión Cóndor (14 cazas alemanes). El historiador británico Paul Preston afirma que Durango fue el comienzo de los experimentos de Wolfram von Richthofen, en aquel momento Jefe de Estado Mayor y luego comandante de la Legión Cóndor, «con los bombardeos del terror, destinados a abatir la moral de la población civil y destruir las comunicaciones por carretera a su paso por núcleos urbanos».
Durango padeció tres pases de la aviación italiana y alemana, a las ocho de la mañana, a las 11 –solo como reconocimiento– y a las seis de la tarde. El más letal fue el de la mañana. Empezaron a lanzar bombas al final de la calle Kurutziaga y trazaron una diagonal sobre Durango hasta la estación del tren. En el camino arrasaron la parroquia de Santa María y la iglesia de los Padres Jesuitas, que en esos momentos se encontraban repletas de fieles. Murieron 336 personas.
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Engaño
Otra localidad laminada por las bombas fue Otxandiano, en este caso objetivo de dos aviones del ejército de Franco procedentes de la base militar de Recajo, en La Rioja. Los Breguet XIX iban simulados con banderas de la República, de ahí que los presentes no dieran mayor importancia a su aparición: los niños siguieron con sus juegos, las mujeres con sus quehaceres, mientras que los ancianos y soldados observaban el vuelo de estas avionetas. Ni siquiera dieron importancia al hecho de que empezaran a arrojar objetos. No se movieron pensando que serían panfletos, caramelos o algo similar. Sin embargo la tragedia iba a comenzar porque lo que estaban lanzando eran bombas de tres o cuatro kilos.
Eran las 9,30 cuando los proyectiles comenzaron a caer sobre la plaza Andikona, en plena celebración de las fiestas de Santa Marina, causando 61 muertos. Algunos autores consideran que fue el primer bombardeo de la Guerra Civil, aunque otros señalan que fue el de Tetuán, realizado por la aviación de la República, el 18 de julio de 1936.
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610 aviones
En total, según señala Raúl Arias en su libro 'La Legión Cóndor' (La Esfera de los Libros), el número de aparatos enviados por Alemania fue de 610. Los bombardeos de la Legión Cóndor y de la Aviazione Legionaria en Euskadi formaron parte de la campaña del Norte del ejército franquista. Los aviadores alemanes e italianos también participaron en las batallas del Ebro, Brunete, Teruel y Alfambra, así como en la campaña de Cataluña.
La aviación del bando sublevado tuvo una superioridad aplastante respecto a la republicana, aunque ésta contara con cazas soviéticos. Además, Franco tuvo claro cómo utilizar esa superioridad no solo para neutralizar los puertos y las comunicaciones, sino también para socavar la moral de la retaguardia bombardeando zonas de ciudades que no tenían ningún valor militar, como en Madrid, Barcelona, Valencia o Alicante, o poblaciones enteras, como Lérida y Granollers. Cabe reseñar, entre otras carnicerías, la provocada en Tarragona por tres Savoia-Marchetti italianos que lanzaron las bombas a baja altura en el centro de la ciudad.
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