Esparcir las sospechas
Alentar la teoría del amaño electoral es alimentar un discurso tóxico de deslegitimación: el camino es peligroso
Feijóo se ha sumado a Aznar al alentar la teoría del amaño en las elecciones generales de 2023 porque a Sánchez «le gusta el fraude». ... La insinuación es grave y nos mete en un jardín muy vidrioso. Ayer se quiso bajar el diapasón pero el mensaje que se lanza es demoledor y siembra dudas sobre nuestro sistema democrático y electoral que están radicalmente fuera de lugar. Esparcir la idea de la 'trampa' es alentar un discurso de deslegitimación que es puramente corrosivo y trumpista. Se sabe cómo se empieza pero no cómo se termina.
El escándalo Cerdán –que es muy grave y tiene al PSOE conteniendo la respiración y al Gobierno bajo un fuerte estrés–, exige explicaciones. Es legítimo criticar que éstas lleguen con retraso por parte del presidente del Gobierno. Pero no puede servir para ponerse la venda en los ojos. De ahí a envolverse en la agitación de las sospechas y de las dudas solo hay un paso. Lo mismo pasa con la crítica popular al Tribunal Constitucional que esta semana va a dar el visto bueno a la ley de Amnistía. Por ese camino el PP termina ideológicamente en la extrema derecha. Optaría por hacerse el harakiri.
Se habla mucho de los problemas del PSOE para gestionar esta situación de crisis política con sus movimientos hacia la izquierda. Y los tiene, sin género. pero lo cierto es que el PP tiene también que administrar sus propias contradicciones. No se puede sorber y soplar al mismo tiempo. Y todos los caminos conducen a una encrucijada: ¿va pactar con Vox? ¿Va a gobernar con ellos y asumir su lectura preconstitucional contraria al modelo autonómico?
Hace bastante tiempo que el PP ha entrado en una estrategia de demonización de Sánchez. Los populares tienen mil motivos para criticarlo, para exigirle responsabilidades y reclamar su dimisión. Pero el maniqueísmo en determinados emplazamientos es una política muy adolescente y jugar con los sentimientos siempre da resultados. El odio es un combustible muy rentable en la historia española. ¿No piensa el PP condenar los ataques a las sedes socialistas? Mal vamos, muy mal.
Habrá quienes crean que esta 'furia' del PP pretende atraer voto a Vox, con un nivel de agresividad inusual que refleja una considerable ansiedad por no acertar del todo con la tecla que le permita llegar al poder. Pero el PP está hipermovilizado y ha encontrando un marco narrativo que le resulta eficaz para excitar a su sociología en una coyuntura con muchos elementos de fin de ciclo. Mucho cuidado con el rechazo a la 'AntiEspaña', que, tarde o temprano, se les puede volver en contra.
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