Denis Itxaso: «Me preocupa la Sanidad pública vasca, no que se desgaste el PNV»

–Ha denunciado el presidente Sánchez un 'complot' entre la derecha y la ultraderecha para utilizar el TC contra el Congreso ¿Está en peligro la democracia? ¿Palabras muy gruesas, no?

–Feijóo llegó en primavera con la promesa de un PP más moderado, pero esta semana ha promovido una preocupante crisis institucional al tratar de impedir una votación en el Parlamento donde reside la soberanía popular. La anomalía de la democracia española reside en que cuando la derecha no gobierna se torna antisistema y lo pone todo patas arriba con un ruido ensordecedor. No es la primera vez, es una estrategia premeditada que erosiona la convivencia.

–El lehendakari Urkullu dice que la lealtad de Sánchez con Euskadi es «muy mejorable». ¿Hay un problema de lealtad?

–Son afirmaciones injustas y no se corresponden con la realidad. Hay determinados mantras como el de la deslealtad que ya cansan porque este Gobierno ha demostrado en numerosas ocasiones no solo su lealtad, sino su compromiso con el autogobierno vasco, con los servicios públicos vascos y con los derechos sociales de las vascas y de los vascos.

–Pero no se está cumpliendo el cronograma de calendario del desarrollo estatutario.

–Es verdad que no se está cumpliendo el plazo que nos habíamos dado para negociar, era un calendario orientativo, pero desde que Sánchez es presidente se han transferido once materias, se ha reunido hasta en cuatro ocasiones la Comisión Mixta de Transferencias, y está próxima a llegar la de Renfe Cercanías. Es difícil encontrar un período en nuestra historia reciente en el que se haya producido mayor avance del autogobierno vasco.

–Sánchez no ha contestado aún la última carta a Urkullu...

–Los contactos con el Gobierno Vasco son constantes. La negociación de las transferencias tienen unos cauces muy concretos, que fundamentalmente son técnicos y las pegas se dirimen en ponencias previas. Estamos en esa fase. Y me congratulo también de que en los últimos tiempos determinado nivel de queja y de lamento se haya rebajado porque creo que es lo mejor. También es verdad que estamos ya tocando hueso, porque el Estatuto de Gernika está ampliamente desarrollado y faltan materias muy concretas, muy específicas y muy pequeñas. Lo digo de otro modo, en mi opinión, las competencias y el autogobierno están para ejercerlos con gestión eficaz y no con debates esencialistas. Los descuentos en el transporte público son un ejemplo.

–Algunas instituciones vascas se quejan de que el Gobierno central no ha aclarado aún si mantendrá las bonificaciones al transporte para el próximo año en servicios autonómicos o municipales...

–Aquí hay una política social determinada que impulsa el Gobierno de España con el objeto de amortiguar los efectos perniciosos de la inflación en las economías domésticas. El Estado, en lo que son sus competencias –en Renfe, Cercanías y transporte por carretera de larga distancia– va a mantener su gratuidad. Con independencia de que lleguen ayudas del Estado a las comunidades autónomas, aun siendo una competencia estatal, y me consta que Eneko Andueza e Iñaki Arriola están haciendo gestiones en el Ministerio y en el partido para que se pueda mantener algún nivel de apoyo, al final uno muestra su verdadera vocación social ejerciendo sus competencias y eso se concreta en dibujar cifras que pones en un capítulo y lo dejas de poner en otro. Eso es gobernar. En el caso de Euskadi, la Diputación Foral de Álava, la Autoridad del Transporte de Gipuzkoa, el Parlamento Vasco... han tomado decisiones para mantener la bonificación del 50% con independencia de que llegue la ayuda estatal. Lo que lamento es que el alcalde de San Sebastián, que se ha quedado solo en este debate, solo apoye determinadas políticas sociales si las sufraga 'papá Estado', aunque sean de competencia local. Aquí también se nos ve el plumero.

–¿Cómo ve el conflicto en Osakidetza?

–Hemos pasado de aplausos en las ventanas a ceses de responsables sanitarios por falta de confianza en demasiado poco tiempo. Como principio defiendo el ejercicio de la cintura y la capacidad de escuchar las críticas de los profesionales en la gestión. Sin anatemizarlas. Como socialista me preocupa la situación de la Sanidad pública en general, y en el caso de Euskadi, me preocupa la Sanidad pública vasca, no el desgaste del PNV.

–Desde la mayoría nacionalista del Gobierno Vasco se habla de una erosión silenciosa del autogobierno vasco. Imagino que no comparte el reproche.

–Es que Ortuzar hace dos semanas dijo en una entrevista que Sánchez lo había hecho razonablemente bien. Es difícil saber a qué carta quedarse. A Euskadi con este Gobierno no hay color, le ha ido muchísimo mejor que con el PP en el poder. ¿Alguien se imagina qué hubiera ocurrido con la actual crisis o durante la pandemia con un Gobierno que solo tiene recetas para recortar los servicios públicos? Otra cosa son los intereses de partido. A Euskadi y a su ciudadanía le van infinitamente mejor con Pedro Sánchez. Si el presidente del Gobierno no fuera leal a Euskadi no le apoyarían 17 de los 18 diputados vascos en el Congreso. Todos menos una diputada del PP.

–También el reparto de los fondos Next Generation de la UE está siendo muy polémico...

–¿Sabe usted cuál es el porcentaje de los fondos que está gestionando el Gobierno Vasco? Más del 50%, y hay otros fondos que los gestionan en cogobernanza con los Ministerios. Por cierto, nadie podrá decir que con el hecho de que el PERTE del automóvil, eléctrico y conectado, por poner solo un ejemplo, lo gestione el Ministerio de Industria le haya ido mal a Euskadi. En el centro de los debates hay que poner a las empresas y a las personas, no los intereses de los gobiernos ni de los políticos.

–Ortuzar ha saludado positivamente la iniciativa de un referéndum pactado en Cataluña por parte de ERC, con la novedad de que debería tener un 55% el apoyo a la independencia. ¿Teme que el PNV reabra la caja de Pandora de la autodeterminación en la medida en que encuentre problemas de desgaste en la gestión?

–No lo temo porque el PNV antes que cualquier otra circunstancia buscará proteger el poder que ostenta. Dudo que se embarque en aventuras de ese tipo que, por otra parte, en Euskadi ya conocemos el desenlace y resultado que han dado. Lo que sí le digo es que el Partido Socialista, gobierne o no, nunca va a estar con planteamientos divisivos, que quiebren la sociedad. Yo estoy con la propuesta de Salvador Illa que propone poder votar acuerdos integradores entre partidos y corrientes ideológicas que permitan integrar a la ciudadanía, no sobre un planteamiento diicotómico de sí o no. Nosotros estaremos en las consultas que establecen la Constitución y los estatutos de autonomía.

– Sánchez ha asumido que está corriendo riesgos en Cataluña, pero que no hay otro camino. ¿No cree que al cambiar el Código Penal en relación a la sedición y a la malversación, y así calmar a ERC, va demasiado lejos?

–Por una parte hay razones técnicas para homologar nuestros tipos penales a los que están vigentes en el entorno de Europa. Pero tampoco debemos ocultar, incluso por pedagogía, que hay poderosas razones políticas que se están demostrando sensatas y eficaces para desinflamar el conflicto territorial. No me pregunto ya si estamos mejor o peor que en 2017, que estamos mucho mejor, sino qué sería de este país, con los problemas que hay, si además, tuviéramos activo el volcán catalán. Siempre que ha gobernado el Partido Socialista ha practicado políticas de integración y cohesión territorial. ¿Eso entraña riesgos? Claro, pero yo reivindico la inteligencia emocional y el arrojo político del presidente para mantener a España unida y más cohesionada.

–¿Y si esa reforma penal se convierte en un coladero para que, por ejemplo, los procesados de la trama Kitchen puedan tener rebajadas sus posibles penas?

–No lo veo así, la reforma introduce una distinción entre quienes se han lucrado en lo personal o hacia terceros y, y quienes no, si alguien lo compara con las normas de otros países europeos veremos que nos movemos en escenarios similares. La reforma va en la misma línea de los indultos. Llevar al estricto espacio judicial debates que son más propios del ámbito político provocó ruptura y deslegitimación. Lo que pasa es que aquí todo se reviste del tremendismo del PP, que lleva toda la vida interpretando los pactos como si fueran una bajada de pantalones. Menos cuando pactan ellos. La política de trincheras ya vemos lo que da de sí en España. Un gigantesco fracaso.

–Pero en el Partido Socialista 'escuece' este asunto. Mire a García-Page o Alfonso Guerra, que se muestran muy críticos...

–Porque asumimos que estamos corriendo un riesgo. En el PSOE hay una inmensa mayoría que confiamos en el olfato político de Pedro Sánchez y en su capacidad para gobernar este barco porque lo ha demostrado en numerosas ocasiones. Sánchez está gobernando este país con una coalición inédita en medio de una pandemia y una guerra, y de una derecha ultramontana que tiene comportamientos antisistema cuando no gobierna. Con todos esos ingredientes Pedro Sánchez está impulsando reformas, leyes, presupuestos y fondos europeos. Ahí está su hoja de servicios. El PSOE actual y sus órganos de dirección estamos confiados y comprometidos con la estrategia del Gobierno.

–Sánchez también prepara los mimbres de una mayoría para 2024 con sus actuales aliados...

–Está afrontando una fragmentación política sin precedentes y ha conseguido una mayoría de investidura amalgamando una mayoría compleja. Es legítimo que quiera consolidar este proyecto.

–Por último, ¿qué impacto va a tener la salida de Ulma y Orona del Grupo Mondragon decidida el pasado viernes?

–Confío en que no tenga impacto porque tanto Ulma como Orona tienen una posición muy consolidada en sus respectivos mercados y la salida antes de Ampo e Irizar tampoco supuso una merma de su potencia como empresa. La unión hace la fuerza pero respeto profundamente la decisión, que seguramente tendrá sus fundamentos.