Un cómic para educar sobre «el sinsentido» del terrorismo
Historias en imágenes ·
El Centro Memorial y la Fundación Buesa reúnen en 'Dolor y memoria' nueve relatos para acercar a los más jóvenes el drama del terror-¡Hola! Viniendo de camino he visto un montón de coches de policía. ¿Sabéis que ha pasado?
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-¿Cómo? ¿No lo has oído?
-¡Han ... dicho que ha sido una bomba!
-Ahí mismo en la zona de la universidad.
En aquel momento me asaltó la oscura premonición de que algo terrible había ocurrido mientras me resistía a creer que había sucedido de verdad. (Marta Buesa puso la radio y escuchó la noticia del atentado. Todo muy confuso. Trataba de comunicar con la casa de sus padres y finalmente su hermano Carlos contestó al teléfono)
-¿Sí? ¡Carlos!
-Ha... ha sido papá, Marta...
-¿Qué ha pasado?
-Lo han matado».
Este breve fragmento de una de tantas historia del terror en Euskadi, escrito en formato cómic, pertenece a los recuerdos de Marta Buesa, la hija mayor de Fernando Buesa, el dirigente socialista asesinado en Vitoria junto a su escolta, Jorge Díez Elorza, la tarde del 22 de febrero de hace 20 años. Su relato protagoniza uno de los nueve capítulos del cómic 'Dolor y memoria' -en su edición en euskera 'Mina eta Oroimena'-, fruto de la colaboración entre el Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo y la Fundación Fernando Buesa. Editado por Saure, es obra de la escritora y profesora universitaria Aurora Cuadrado Fernández, que ha adaptado para esta novedosa publicación nueve testimonios del libro 'Memorias del Terrorismo en España', escrito por Raúl López Romo y publicado por el Memorial en 2018. Los dibujos han sido creados por cuatro artistas: Daniel Rodríguez, Francisco Tapias, Alfonso Pinedo y Carlos Cecilia. 'Dolor y memoria' estará en las librerías a partir de mañana. Y también se enviará en breve a todos los institutos vascos.
Cuatro víctimas de ETA y su entorno; dos del terrorismo de extrema derecha y parapolicial, otros dos del yihadismo y uno de los Grapo -el caso del secuestro del empresario Publio Cordón, contado por su hija Carmen-, protagonizan los nueve capítulos del cómic con el que sus autores buscan hacer reflexionar a los jóvenes sobre los efectos de la violencia. «No es un cómic de superhéroes, sino de personas normales marcadas por historias excepcionales de sufrimiento y superación», describe López Romo, responsable de Educación del Centro Memorial, convencido de que «aunque no son superhéroes, sí tienen algún poder: un enorme valor pedagógico que les convierte en referentes cívicos» en la deslegitimación del terrorismo. Leer estos relatos tiene, a su juicio, un poder «sanador» frente al «dolor y las heridas que deja la barbarie».
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El libro reúne con esa vocación nueve relatos únicos y singulares, de manera que el lector pueda elegir su propio itinerario. Además de los relatos de Marta Buesa y Carmen Cordón, el libro recupera las historias de Alejandro Ruiz-Huerta Carbonell, superviviente de la masacre de Atocha en 1977; de Iñaki Arana, hijo de Liborio Arana, asesinado en el atentado contra el bar Aldana en 1980; de José Alfonso Romero P. Seguín, escritor y poeta, antes estuvo destinado como guardia civil en Gipuzkoa entre 1979 y 1983; Cristina Cuesta, hija de Enrique Cuesta, delegado de Telefónica asesinado por los Comandos Autónomos Anticapitalistas en Donostia en 1982; Gaizka Fernández Soldevilla historiador y responsable del área de Archivo, Investigación y Documentación del Centro Memorial; Alejandro Benito Samaniego, hermano de una víctima mortal del 11-M, y Antonio Miguel Utrera herido en esos atentados yihadistas en Madrid.
Aprendizaje de vida
Buesa, autora a su vez del epílogo del libro, destaca la importancia de «educar en la memoria y el dolor» porque es necesario «para lograr ser conscientes del impacto que ha tenido la violencia en nuestras vidas». Lo define como un relato de «superación, supervivencia, transformación y compromiso». Confiesa que a ella misma le «chocó» al principio tratar el tema del terrorismo a través de un cómic por el prejuicio que tenía de que se pudiera «banalizar» el sufrimiento, pero una vez superada esa barrera cree que se trata de un formato muy útil para acercarse, por ejemplo, a un público menor de 12 años. «Se trata de despertar e incitar a la reflexión», defiende.
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Como víctima sabe que «cuesta mucho hablar de algo que duele tanto», pero cree que representar en imágenes «la terrible vivencia» de una víctima del terrorismo y cómo ha conseguido transformar el dolor en aprendizaje de vida «es una excelente alternativa» para acercar a los más jóvenes «las consecuencias y el sinsentido de la violencia».
Los primeros cómics sobre el terrorismo de ETA no llegaron hasta 2014, casi 50 años después del primer asesinato
'Dolor y memoria' es una muestra más de la colaboración desde 2017 entre la Fundación Fernando Buesa y del Centro Memorial, en el trabajo de la educación en valores con iniciativas basadas en la elaboración de materiales pedagógicos, como este cómic, así como videojuegos o diccionarios audiovisuales. Su objetivo ha sido siempre aportar una explicación «rigurosa», en formatos para jóvenes en edad escolar, del impacto que ha tenido en la sociedad el terrorismo, «planteando una deslegitimación del mismo, y aportando herramientas para prevenir la radicalización, el odio y el fanatismo, que son la antesala del terrorismo», remarcan sus promotores.
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«Un tema incómodo»
El cómic es un género en el que hasta hace poco apenas se había abordado el tema del terrorismo. «ETA empezó a matar en 1968 y los primeros cómics sobre la banda, 'Las oscuras manos del olvido' y 'He visto ballenas', no llegaron hasta 2014, casi 50 años más tarde», recuerda López Romo.
Antes, en 2003, se había publicado 'Los abogados de Atocha', sobre la masacre ultraderechista que marcó la transición. Y en 2008 apareció '11-M: la novela gráfica', sobre los atentados yihadistas de 2004 en Madrid.
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López Romo explica que ese retraso a la hora de abordar el terrorismo de ETA, más tarde que en los otros casos, se debe a que, pese a su importancia histórica, sigue siendo, en parte, «un tema incómodo, tabú y difícil de abordar». De hecho, Cuadrado es, junto con Javier de Isusi, Premio Nacional de Cómic 2020, la única guionista afincada en Euskadi que lo ha hecho, «algo digno de agradecer y de tener en cuenta», resalta.
Ella, por su parte, reconoce que este trabajo le ha llevado a una empatía total con las víctimas del terrorismo, a las que califica de auténticos «resilientes». A su juicio, han convertido «el dolor personal» en «una suerte de justicia y defensa de los derechos humanos».
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El libro se podrá adquirir en breve en las librerías y sus promotores lo harán llegar a todos los institutos vascos
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