Aintzane Ezenarro: «La movilización social ha sido un factor decisivo en el final de la violencia y merece un reconocimiento»
Directora de Gogora ·
«Si hubo algún intento de pasar página sin mirarla, fracasó porque hay una sociedad con valores democráticos fuertes y mirada crítica al pasado»Aintzane Ezenarro repasa estos días los últimos detalles del acto institucional que el Gobierno Vasco organiza, a través Gogora, con motivo del Día de la ... Memoria. Tiene claro que este año los principales destinatarios de este gesto, que este año se desarrollará en la Diputación Foral de Gipuzkoa, en Donostia, deben ser los ciudadanos que plantaron cara a ETA en la calle. «Se merecen un reconocimiento», asegura la directora del Instituto de la Memoria, que también repasa retos y analiza la actualidad.
–El Día de la Memoria que se conmemora este miércoles estará dedicado a los ciudadanos que salieron a la calle a hacer frente a ETA. ¿Por qué este gesto?
–Porque hay que rescatar y destacar que hubo personas que, incluso en las situaciones más difíciles, salieron a la calle y dijeron que no, de forma anónima, sin ningún otro objetivo que decir que no estaban de acuerdo con la violencia. Creo que merecen ese reconocimiento. La movilización social a favor de los valores democráticos y de la defensa de los derechos humanos, en definitiva, de consolidar la democracia, sirve y ha servido. Y ha sido decisiva, ha sido un factor determinante en el final de la violencia en este país.
–El lema será 'Bakearen alde egin zenuten guztioi, eskerrik asko! A todas las personas que os comprometisteis con la paz, ¡gracias!'. ¿A quiénes se refiere en concreto?
–A todas las personas que mostraron ese compromiso cívico. Estaban organizadas en asociaciones de diverso tipo, desde las primeras iniciativas que nacieron en Bilbao, a las que fueron formalizándose en asociaciones, la más importante fue Gesto por la Paz. En Donostia estaba Denon Artean, la Asociación por la Paz de Euskal Herria. También estuvo Bakea Orain en Bizkaia. En el acto se proyectará un vídeo retrospectivo con muchos testimonios. Están invitadas todas las asociaciones, pero el agradecimiento es más extenso porque hubo quienes no se asociaron, pero hicieron esa apuesta pública.
–¿Al acto de Gogora asistirán representantes de todos los partidos vascos?
–Espero que estén todos. Además, en fin, ¿qué posición contraria puedes tener a agradecer a personas que se han movilizado por la paz y los derechos humanos?
–En 2020 se puso el foco en los jóvenes y el lehendakari destacó que «tienen derecho a saber que en este país se mató por pensar diferente». ¿Se logra el objetivo?
–Estamos en ello. En el plan de Gogora, uno de los ejes fundamentales es la transmisión de la memoria y yo tengo un empeño personal en el tema. La experiencia piloto Herenegun!, que ya fue corregida y mejorada, va a ser este año. Se hará en diez centros educativos de Euskadi. Va a ser una realidad que se ha retrasado por la pandemia y los centros están con mucha energía y con muchas ganas de hacerlo.
«Espero que estén todos los partidos. ¿Qué posición contraria puedes tener a agradecer a quienes se movilizaron por la paz y los derechos humanos?»
–¿Tiene confianza en que va a dar buenos resultados?
–Yo invierto mucho tiempo en hablar con la gente en los centros y me gustaría incluso invertir más. Hay que hablar con ellos porque esto genera dudas, muchos miedos, pero es normal. Tenemos que hacer una labor constante en el ámbito de la comunidad educativa sin que salga a la arena política.
–¿Los centros son los mismos que se designaron cuando se puso en marcha la iniciativa, en 2018?
–Son los mismos, hay una variedad de redes pública y concertada y dentro de la concertada también diferentes redes, es una propuesta voluntaria y requiere que, no solo la dirección del centro sino los propios profesores, estén emocionados. Porque creo que es una labor realmente apasionante. La manera de abordar esa mirada tiene que ser desde la perspectiva de los derechos humanos.
«Los diez centros que este curso arrancan la experiencia 'Herenegun!' están con mucha energía y muchas ganas de hacerlo»
–¿Cuando escuchó a Arnaldo Otegi en la declaración de Aiete qué le vino a la cabeza?
–Me pareció algo distinto a lo que habíamos oído. Fue positivo escuchar por boca de un líder de la izquierda abertzale que todo lo ocurrido en Euskadi nunca debió de ocurrir. Estoy de acuerdo, claro. Pero es verdad y coincido con el lehendakari en que falta decir que no es que ocurrió, es que lo hicieron. Algunos. Hay una responsabilidad de los hechos y seguramente será la parte más difícil de asumir. Reconocer el sufrimiento de terceros probablemente es más fácil, suele costar más asumir que ese sufrimiento lo ha provocado uno mismo.
–¿Deberían decir: 'Fue injusto'?
–Es que hay que decirlo de una vez. Lo que ha pasado en nuestro país es una absoluta pasada. Ya está. Y si hacemos esa mirada retrospectiva, tenemos que ser capaces de decir que ha sido un horror y un error, y asumir la propia responsabilidad. Deben decir que estuvo mal y que participaron en que estuviera mal. Ya es hora de que construyamos una memoria honesta, que hagamos un ejercicio sincero de mirar al propio pasado, aunque nos duela. Porque el pasado no lo podemos cambiar, pero sí la valoración que hacemos del pasado.
«Falta decir que no es que ocurrió, es que lo hicieron. Hay una responsabilidad de los hechos que será lo más difícil de asumir»
–¿Llegarán a decirlo?
–La presión y la insistencia de la sociedad vasca ha hecho que se haya tenido que decir lo que se ha hecho. Y sigo pensando que una sociedad con fuertes valores democráticos, que respeta los derechos humanos y la pluralidad, consigue que los que están en contra de esos valores tengan que posicionarse. Necesitamos una sociedad en la que defender los derechos humanos sea algo que no se tenga que ocultar.
–Va a ser en Gogora donde se intentará acordar el denominado suelo ético. ¿Serán capaces de consensuar un texto?
–La verdad es que después de los distintos intentos, tengo más fe en los hechos que en los textos.
«Después de los distintos intentos que se han dado, tengo más fe en los hechos que en los textos»
–¿Qué quiere decir?
–En que podamos avanzar en hechos concretos, más que en buscar palabras que puedan ser suscritas por todos. Creo más en una mirada hacia una víctima, en que alguien diga: 'Es verdad, esto fue una auténtica pasada, nunca debió ocurrir y además fue injusto'.
–¿Se han sentado ya en una mesa a debatir el suelo ético?
–Entre todos no. Hay una dificultad de partida porque uno de los actores, la propia Bildu, dice que el foro no tiene que ser este.
–¿Hay demasiadas ataduras de estrategia política?
–O no. La clave está en que si hubo algún un intento de pasar página sin mirarla, ese intento ha fracasado porque hay una sociedad con valores democráticos fuertes que tiene claro que para seguir adelante hay que mirar críticamente al pasado. Cada vez hay más gente que sienten la necesidad personal de transmitir algo. Hay que buscar esos cauces y uno de ellos son los foros locales, que son interesantes. Cada vez se empieza a hablar más de estas cuestiones, también en la vida más informal, incluso en cuadrillas o con gente que otras veces nunca hubiera dicho nada o simplemente hubiera hablado para justificarlo. Soy optimista en que saldremos fortaleciendo la democracia, saldremos habiendo logrado que ninguna persona joven justifique la violencia. A nuestros hijos e hijas esto les queda lejos, pero les queda lejos sobre todo la justificación de la violencia.
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