El coloso bonachón

Algunos nostálgicos no perdonan que Steven Spielberg se aleje demasiado de los filmes de corte fantástico por los que se le conoció a principios de su carrera. Y aunque en los últimos tiempos se ha decantado hacia los dramas históricos la verdad es que cada cierto tiempo no puede evitar volver a lo que le definió en sus orígenes. Eso sí, llevaba ya unos años sin compaginar dos elementos con los que se le suele asociar cuando se pronuncia su nombre: los mundos ficticios y la orientación dirigida al público familiar.

A menos que consideremos la reivindicable 'Las aventuras de Tintín' como un ejercicio en esta dirección, muchas de sus últimas incursiones como realizador en la fantasía o la ciencia-ficción iban destinadas mayoritariamente al público adulto y cuando ha rodado la ocasional película 'para todos' ha optado por otros géneros ('Caballo de batalla') o por secuelas tardías y no muy bien recibidas ('Indiana Jones 4').

Así las cosas 'Mi amigo el gigante' remite ya desde su cartelería al Spielberg amable en la línea de la emblemática 'E.T., el extraterrestre'. De hecho, ambas cintas comparten guionista, Melissa Mathison, que falleció en noviembre del año pasado después de trabajar en el libreto del filme que hoy se estrena. La producción supone una adaptación de otro contador de fábulas, el británico Roald Dahl, más conocido en el mundo anglosajón que en nuestras fronteras, a pesar de que ya se han llevado al cine muchos de sus relatos; algunos de ellos, como 'Charlie y la fábrica de chocolate', en más de una ocasión.

Tecnología digital

Y, al igual que ocurriera con Tintín, esta es una historia que el director de 'Tiburón' soñaba desde hace años con llevar a la gran pantalla. Spielberg solía leer 'El gran gigante bonachón' -título original del libro- a sus hijos antes de dormir y ya en 1993 se empezó a barajar la posibilidad de que el cineasta la trasladara al medio cinematográfico. Finalmente han confluido dos factores que han facilitado su realización: el avance de los efectos digitales y la alianza del director con Mark Rylance.

El veterano intérprete, ganador del Oscar al mejor actor de reparto por su entrañable interpretación en la interesante 'El puente de los espías', vuelve a trabajar con el cineasta, esta vez para prestar su voz y sus gestos al gigante del título, generado por ordenador mediante la técnica conocida como 'motion-capture' (o captura de movimiento).

La película, amparada por la factoría Disney, gira en torno a una precoz niña de diez años que es raptada por un gigante de siete metros cuando se despierta por la noche en un orfanato de Londres. Por suerte para la chiquilla se trata de una criatura pacífica y bobalicona, que, al contrario que sus hermanos, no se dedica a comer humanos sino que es vegetariano. Ambos viajan al País de los Gigantes y se vuelven inseparables pero el resto de los habitantes de ese reino no son tan simpáticos.

"Podría haber hecho 'Mi amigo el gigante' con actores en sets gigantes y medios digitales", explica el realizador. "Pero quería que los gigantes parecieran más que humanos. La única manera en la que podía captar ese tipo de magia era utilizando animación hiper-realista". En la parte humana, Ruby Barnhill, que encarna a la chiquilla protagonista, ha sido señalada como un gran descubrimiento de Spielberg.