¿Por qué se equivoca Urkullu al desprenderse de Emakunde?
Su adscripción a Lehendakaritza, ahora revisada, era idónea para promover políticas transversales de igualdad en la Administración vasca
MARÍA SILVESTRE Y ARANTXA ELIZONDO
Viernes, 11 de septiembre 2020, 06:29
El nuevo organigrama del Gobierno Vasco aprobado mediante decreto el 6 de septiembre establece que Emakunde-Instituto Vasco de la Mujer deja de estar adscrito ... a Lehendakaritza y pasa a estarlo al Departamento de Igualdad, Justicia y Servicios Sociales. Este cambio de adscripción orgánica no es un detalle menor y genera una serie de consecuencias negativas. Una serie de voces provenientes del movimiento feminista y de las instituciones de igualdad han mostrado ya su disconformidad frente a esta decisión. ¿Por qué consideramos que esta modificación supone un serio retroceso en la implementación de las políticas de igualdad? Es precisamente lo que vamos a tratar de explicar con la esperanza de que los argumentos permitan reconsiderar la decisión.
Emakunde-Instituto Vasco de la Mujer estaba adscrito a Lehendakaritza desde su creación en 1988. Así se establece en el artículo 1 de su ley de creación. La ley para la igualdad de mujeres y hombres aprobada en 2005 vino a consolidar esta situación. De hecho, era el único instituto de igualdad autonómico con adscripción a la Presidencia y, precisamente, esta era una cuestión admirada y valorada por la literatura especializada en políticas públicas de igualdad, ratificada por la evaluación de los organismos similares y por instancias internacionales de referencia como ONU-Mujeres o el European Institut of Gender Equality (EIGE) de la Comisión Europea. Fruto de este reconocimiento internacional, Emakunde recibió en 2015 el Premio de las Naciones Unidas al Servicio Público en la modalidad de Promoción de la perspectiva de género.
En 1995, la cuarta Conferencia Mundial de Mujeres celebrada en China presentó la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, firmada y avalada por 189 gobiernos. Una de las cuestiones que planteaba la citada plataforma era la necesidad de transversalizar la perspectiva de género en las políticas públicas ('gender mainstreaming'), práctica que poco a poco fue generalizándose. En nuestro entorno más cercano, quedó recogida en la Ley Vasca de Igualdad de 2005 y en la Ley Orgánica de Igualdad de 2007 y se concretó en los sucesivos planes de igualdad de las legislaturas vascas desde 2006 que definieron la gobernanza y el buen gobierno como la consecución de la transversalidad de las perspectiva de género en las políticas públicas de las Administración vasca.
La igualdad de género debe estar en la base de todas las políticas públicas y contar con apoyo al más alto nivel
La adscripción de Emakunde a Lehendakaritza, con rango de viceconsejería, con la presidencia del lehendakari tanto de su consejo de dirección como de la comisión interdepartamental, situaba al instituto en un lugar idóneo para poder transversalizar las políticas de igualdad en el conjunto de la Administración vasca. Por su parte, cada uno de los departamentos del Gobierno Vasco ha contado hasta ahora con una unidad de igualdad encargada de la aplicación concreta de la Ley Vasca de Igualdad en las materias que les corresponden quedando en manos de Emakunde la coordinación y el impulso de la actuación del Gobierno en su conjunto. No se trata de una cuestión menor. La posición de un organismo público como Emakunde en el organigrama de Gobierno es relevante a la hora de valorar su capacidad de incidencia en la aplicación del 'gender mainstreaming'. Es posible que haya gente que desconozca que Emakunde pertenece al Gobierno Vasco, que sus funciones van mucho más allá de la sensibilización en materia de igualdad entre mujeres y hombres. Pero quienes tienen la responsabilidad de configurar un Gobierno debieran ser conocedores del legado de las acciones de Emakunde y del retroceso de una decisión que, a priori, pudiera parecer banal o intrascendente.
En la actualidad, asistimos a una fuerte crisis sanitaria, económica y social que necesita de nuevos marcos interpretativos y nuevos modelos de gestión. Uno de los aprendizajes que nos está dejando esta crisis es que debemos apostar por un modelo de crecimiento más sostenible y redistributivo, que ponga la vida en el centro y, sobre todo, que reconozca social y económicamente las tareas de cuidado. Todo ello implica asumir los principios del feminismo como teoría y práctica política. No parece ser este, precisamente, el mejor momento para limitar la acción del organismo que en Euskadi lleva 32 años definiendo y promoviendo las políticas públicas de igualdad.
Las políticas de igualdad no pueden implementarse solo desde un Instituto o departamento; deben estar en la base y fundamentación de cualquier política pública porque cualquier decisión política tiene impacto en la vida de las personas e impacta asimismo en la promoción de igualdad o de desigualdad. El 'gender mainstreaming' necesita del refuerzo y apoyo al más alto nivel, pero no basta con un mero apoyo simbólico, debe ser un apoyo que reconozca la necesidad y la prioridad de la transversalidad de la perspectiva de género en las políticas del nuevo Gobierno Vasco. Este reconocimiento implica la adscripción de Emakunde a Lehendakaritza.
Lehendakari Urkullu, reconsidere su decisión. Aún estamos a tiempo.
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