Nada es lo que parece. La aparente facilidad con la que se pueden generar imágenes de la nada con una sorprendente apariencia de realidad asusta. ... Hasta ahora era la cara de una actriz en otro cuerpo, en una fotografía algo comprometida o divertida que a más de uno le podía hacer brotar su risa; o se trataba de un vídeo alterado con políticos diciendo alguna broma en un programa de entretenimiento. Pero la inteligencia artificial es capaz de mucho más y, en muchos casos, nada bueno dependiendo de las manos que muevan esa herramienta. La noticia de la creación y luego distribución de decenas de imágenes pornográficas de falsos desnudos con caras de niñas de Almendralejo ha hecho estremecer a muchos padres y preocupar a toda la sociedad. Son al menos 22 denuncias por estos hechos protagonizados por otros menores. En un grupo de WhatsApp, estos chavales difundían las imágenes de sus compañeras de clase desnudadas con la inteligencia artificial. Se da la circunstancia de que uno de los menores era hermano de una de las víctimas y ejercía como administrador del grupo. La Policía ha identificado ya a diez menores de entre 12 y 14 años como supuestos autores de las imágenes y de su difusión.
Publicidad
Los hechos ocurridos en Almendralejo llevan a preguntarse hasta dónde pueden llegar los efectos de la inteligencia artificial. Cuáles son sus límites, si es que los tiene. En este mismo momento, tal vez alguien esté utilizando una foto ajena para crear una imagen distorsionada con fines desconocidos, sin que se pueda hacer nada. Si hasta ahora había que tener sentido crítico ante todo lo que veíamos, la inteligencia artificial nos va a obligar a dudar de las imágenes, vídeos y voces -que también se pueden suplantar de forma pasmosa- que nos llegan a la pantalla de nuestro teléfono. De lo contrario, seremos presa de algún engaño, estafa o daño moral, como el que están sufriendo las menores del municipio extremeño y sus familias.
El panorama incierto e inquietante que abre el desarrollo de la inteligencia artificial obliga a que la sociedad permanezca alerta ante los peligros que conlleva y a que exija que se establezca una regulación que ponga los límites pertinentes para evitar hechos como los denunciados o, en su caso, perseguirlos y castigarlos. Hay mucho en juego. Europa trabaja ya en la aprobación de un reglamento europeo al respecto que podría estar listo este año.
Suscríbete los 2 primeros meses gratis
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión