La apuesta de Skoda por la electrificación

Con estas dos letras –IV-, Skoda denomina a sus coches eléctricos, y empieza con el Citigo IV. Tiene 83 CV, dispone de tres modos de conducción: Normal, Eco y Eco +, que permiten alcanzar una autonomía de 253 Kilómetros según el procedimiento WLTP. La batería está garantizada por ocho años o ciento sesenta mil kilómetros. Al cumplirse una de las dos coyunturas, Skoda evalúa su posible deterioro y, si la capacidad queda por debajo del 70%, la cambian sin ningún sobrecoste. En lo referente a tiempos de recarga, con una toma doméstica de 2,3 kW de potencia se llenará en algo menos de 13 horas. Si la potencia aumenta hasta los 7,2 kW de una Wallbox estándar, el tiempo se reduce hasta las 4 horas y cuarto. Si existe la oportunidad de cargar en un punto de corriente continua con 40 kW de potencia, en una hora exacta tendremos el 80% de la batería llena. Si la autonomía de un vehículo eléctrico no convence, está la versión híbrida enchufable del Superb, con un motor de gasolina 1.4 TSI y otro eléctrico, con tres modos de conducción posibles, que entregan una potencia combinada de 218 CV, muy eficiente. Su autonomía eléctrica es de hasta 57 kilómetros, o de hasta 930 kilómetros si se usa junto con el motor de combustión.

La gama Eco de Skoda se complementa con las versiones de GNC, gas, que denominan G-TEC. Los dos primeros modelos en utilizar esta tecnología son el Scala G-TEC y el Kamiq G-TEC, que utilizan un motor 1.0 TGI con una potencia de 90 CV, que se combina con transmisión manual. Además, como la combustión de GNC es limpia y no produce partículas, no hay necesidad de filtro.

Las nuevas formas de movilidad, y el cuidado máximo al medio ambiente están haciendo posible la llegada de distintas fórmulas con la que propulsar a los nuevos automóviles, entre ellas la electricidad.