«Volver a casa para poder desarrollar mi propio laboratorio es un sueño»

- Vuelve a casa con una buena reputación en la espalda. Solo tiene 34 años y un currículum brillante.

- Estudié biología en la universidad Pompeu Fabra de Barcelona, con una tesis de genética de determinadas enfermedades. El posdoctorado lo realicé en Atlanta, en una de las mejores entidades de Estados Unidos, el Instituto de Tecnología de Georgia, he pasado aquí seis años y ahora disfruto de mis últimas semanas y del futuro que me espera.

- Su vida es muy americana, pero no sus compañeros de 'aventura'.

- Nooo. Mi compañera es de Tolosa, se llama Isabel y tenemos dos niños, Unai y Eneko. Ella siempre ha echado de menos lo que habíamos dejado atrás, pero la ciencia es una pasión a la que hay que dedicarle muchas horas y eso tiene un coste. No tenía demasiados mecanismos para volver a Europa, incluso los americanos me habían hecho una oferta, pero ahora puedo probar esa nueva vida. No me puedo quejar, voy a trabajar en el lugar en el que nací.

- La beca de La Caixa le brinda la posibilidad de configurar su propio laboratorio en el BioGUNE y centrarse en la enfermedad de Crohn. ¿Qué busca?

- El objetivo es encontrar genes que desarrollan enfermedades. Hablamos de una inflamación crónica del intestino que tiene un efecto muy negativo en la calidad de vida de los pacientes. Utilizamos los datos genéticos recopilados en las visitas al hospital para obtener información sobre las particularidades que controlan la acción de los genes y la actividad general de la enfermedad en cada paciente. El paradigma actual se basa en la detección de efectos promedio. Sin embargo, estas evaluaciones personalizadas ayudan a mejorar las herramientas de diagnóstico que los médicos utilizan en la práctica clínica estándar. Con la financiación de esta beca de La Caixa, se podrán probar nuevos métodos para evaluar el riesgo individual de la enfermedad y establecer las bases de una medicina de precisión.

- La Caixa aporta 300.000 euros para esta iniciativa, lo que supone 100.000 euros al año.

- Una cantidad muy útil, que se va a completar con el plan a largo plazo del Gobierno Vasco, que me va a permitir entrar en el proyecto Ikerbasque para tener así una continuidad en la investigación.

- Su cambio arrastra a toda la familia. Su mujer también es investigadora.

- Sí, (bromea), ella se dedica a comparar los cerebros de la gente. Es una forma de hablar. Se dedica a la investigación de la esquizofrenia, pero lo que es cierto es que todavía no ha publicado los suficientes artículos en revistas de prestigio. Está en ello y aunque aún no tenga sitio para volver, su idea es presentarse al proyecto de Ikerbasque.

- Usted sí que tiene publicaciones en revistas científicas...

- Sí, pero muchas veces eso no es suficiente para volver a Europa y hace falta buscar otras fórmulas como es la que ofrecen estas ayudas.

- Está encantado, pero todavía sigue en Atlanta y ya siente nostalgia. ¿Qué echará de menos?

- Más allá de los amigos, de la gente con la que he convivido, aquí en Estados Unidos, hay un espíritu abierto a la investigación. Por ejemplo, para una de mis investigaciones pude colaborar con una red de 28 hospitales que me dejaron examinar sin problemas los datos de sus pacientes. Eso lo voy a echar de menos.