Última parada para los residuos de Gipuzkoa

Si las previsiones se cumplen, para ello trabajan en tres turnos alrededor de 400 operarios en la construcción de esta primera fase del complejo, para comienzos del curso que viene cualquier residuo que se vierta en el contenedor gris habrá sido reciclado o valorizado en menos de un mes. Ese es el objetivo. No habrá opción de derivar ni un gramo de basura a ningún vertedero y si el proceso camina a la velocidad adecuada se requerirán una media de 22 días para cerrar cada ciclo de generación de residuos.

Desde que un camión vacíe los contenedores de un municipio hasta que esa basura sea recuperada y reciclada o quemada y convertida en electricidad apenas habrán discurrido tres semanas, tiempo récord si tenemos en cuenta los anteriores sistemas de vertederos o los actuales también de envío de residuos a Bizkaia para que sean nuestros vecinos los que valorizaran la basura por nosotros.

La fracción resto llegará directamente a la TMB de Zubieta y será depositada por los camiones en un enorme depósito de 40 metros de alto, 60 de largo y 20 de ancho donde se pueden acumular hasta 4.000 toneladas de material, esto es, unos cinco o seis días de generación ininterrumpida de basura. De ahí el residuo pasará al proceso de tratamiento mecánico, que se encarga de separar materiales que se pueden reciclar, como plásticos, vidrios, metales... «Este cribado permite recuperar hasta el 8% de material reciclable», recuerda el diputado de Medio Ambiente José Ignacio Asensio. Ese punto es importante, ya que con la sola entrada en funcionamiento de ese proceso -a partir de abril- el porcentaje de reciclaje del territorio aumentará de forma automática, pasando del 55% actual al 60%. El objetivo, recuerden, es alcanzar el 70% en 2030.

En este proceso de volcado y cribado durará unos tres días y se disponen de dos líneas para tratar el material y atender posibles picos de generación de desperdicios. Se trabajará a un solo turno en este paso del proceso, esto es, por las mañanas. «No pueden comprar otra basura, GHK es el único cliente del concesionario», advierte Asensio.

Después de retirar todo el material reciclable, la basura se dispondrá para su tratamiento biológico en una especie de playa inmensa dentro de la nave, donde mediante un intenso contacto con el aire se realizará el biosecado. Un proceso para el que se necesitan entre 15 y 20 días y permite reducir un 25% el peso de los residuos.

Una vez superado este paso, los desperdicios afrontarán el proceso de valorización, aunque hasta finales de año no estarán disponibles los hornos. Hasta entonces ese material se seguirá enviando a Bizkaia, aunque con una reducción del 40% en la factura ya que el residuo enviado ya esta tratado y listo para incinerar.

Será en noviembre cuando estén preparadas las dos parrillas destinadas a quemar residuos de forma ininterrumpida, 24 horas al día los 365 días del año. Las dos líneas dispuestas tienen capacidad para valorizar 12,5 toneladas por hora con una «generación mínima de residuos y unas emisiones de gases inferiores a los requerimientos, siempre controlados y con una tecnología puntera en Europa».

Los límites de emisiones de gases obligatorios para el complejo de tratamiento guipuzcoano se encuentran por debajo de otras industrias, algunas con presencia importante también en Gipuzkoa. Sea como fuere, el sistema implantado en la planta de Zubieta permite no solo cumplir con la legislación vigente, sino respetar requisitos mucho más exigentes marcados por la propia Diputación. Para cumplir con ese objetivo, la depuración de gases tendrá un tratamiento duplicado. El flujo que salga de los hornos pasara por dos reactores, que actúan sobre dioxinas y gases ácidos y dos filtros de mangas, que se centran en las partículas, además de otro proceso de acción sobre NOx.

De esta forma, las emisiones que salgan por las chimeneas serán menos contaminantes, por ejemplo, que el tráfico que pasa por la N-1 a su paso por Lasarte-Oria y Zubieta, según GHK. Comparando con la intensidad media diaria (IMD) de la vía, los vehículos generan cuatro veces más óxido de nitrógeno (NOx), tres veces más compuestos orgánicos volátiles y cuatro veces más monóxido de carbono (CO2) que lo admitido para el Centro Mediambiental de Gipuzkoa.

Ese paso por el horno reducirá en dos jornadas la materia en gases, escorias y también en electricidad, la que se generará gracias al vapor de agua que se crea por las altas temperaturas registradas en el horno. Las turbinas instaladas producirán 160.000 megawatios al año, que se conducirán hasta la subestación eléctrica que se ubica en la segunda fase del proyecto, junto a las plantas de valorización de escorias y tratamiento de biorresiduos. Esa estación conectará con la red principal para abastecer a 45.000 hogares.

Finalmente, con las escorias se fabricará ecoárido y apenas quedarán unas 3.000 toneladas al año de cenizas, para lo que se investiga su reciclaje o la entrega a un gestor externo de la materia.