Tres damas y un cumpleaños: la noche de la teletxikita

Fue la celebración redonda para los 25 años de la teletxikita. A mí me sacaron al escenario a ejercer de 'señor mayor'. Si los veteranos de TVE hablan siempre de los tiempos fundacionales del Paseo de la Habana, en Teledonosti nuestro 'Paseo de la Habana' fue Zorroaga. Ahora el plató está en las instalaciones de El Diario Vasco y la tecnología ha cambiado, pero el espíritu sigue siendo el mismo: la complicidad con el espectador.

Recuerda siempre Iñaki Gabilondo que el valor de los medios locales reside en que si el periodista dice que llueve, el espectador u oyente puede asomarse a la ventana y comprobar si es verdad. En cadenas más poderosas uno ve por la noche a Buenafuente, pero no se lo encontrará en el bar el día siguiente. A los que salimos en la teletxikita nos paran en el paseo. La cola ante la caja del Supermara es nuestro estudio de audiencias, cuando la señora de delante te comenta algo del programa de ayer.

Tras la gala cenamos en El Mirador de Ulía como si fuera una boda. Qué placer compartir mesa con Dolores Redondo y luego juntar a 'tres keridas monstruas' para una foto de oro: Aizpea Goenaga, Leire Van Gogh y Ainhoa Arteta. Aquí están. Iluminan el sábado.

Era un estupendo periodista y un txuri urdin apasionado, pero sobre todo un hombre que desprendía energía, amor por la vida. Gorka Reizabal se ha ido esta semana y aún no nos lo creemos. Cuando te encontrabas con él, ya enfermo y consciente de que las cosas no iban bien, prefería hablar de la vida que de lo suyo. Trabajó con mi prima, la también periodista Inma Ezquiaga, también prematuramente fallecida, y con mi padre en la vieja Redacción de La Voz de España. Toda esa generación de jóvenes periodistas, contagiados por Inma, llamaba a mi aita 'tío Paco'. Una de mis primeras entrevistas se la hice a él, hablando de la radio. Siempre recordábamos el día que presentamos juntos el Tambor de Oro del gran Gabriel Celaya. Y nuestro tolosarrismo: el mío hereditario y el suyo por su matrimonio con Mertxe Arregui. Su relación con Tolosa también la viviría con pasión, como su amor por el canto.

Hizo una estupenda historia de la Real en la tele, «y el ascensor subió a los cielos», y recuperó la mejor tradición arraunlari de Pasaia. Gorka Reizabal sabía de fútbol, de remo y de muchas cosas más. Sus llamadas o mensajes me llegaron hasta hace bien poco: siempre tenía ideas para un reportaje, te desvelaba una curiosidad o te completaba un artículo. Era una permanente tormenta de ideas bajo su cordial apariencia de Woody Allen a la guipuzcoana con sus chistes y juegos de palabras. Seguro que haría una broma al leer estas líneas. Dale recuerdos al tío Paco, Pato, ahí arriba. Él, más que en el Atocha celestial, estará en la zona de los frontones. Donde el espíritu del viejo Urumea, por ejemplo.

El Narru es uno de los restaurantes de Donostia donde puedes ser feliz. Iñigo Peña abrió en Gros, creció en el hotel Niza y ahora se asienta en el Buen Pastor, dentro de ese hotel Arbaso que abre ya pronto. Esta semana cené en el nuevo Narru y comprobé que el joven Peña y su equipo siguen en forma: cocina verité, buen producto aderezado por la mano discreta del cocinero y entorno agradable. El mayor elogio es que se trata de la comida de siempre, actualizada y sin pirotecnias: rica y con fundamento, que diría Arguiñano. Mejor que una estrella Michelin.

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mezquiaga@diariovasco.com