El tratamiento que proponen los expertos

¿Cuáles son los principales problemas de Osakidetza? ¿Qué diagnóstico hacen los expertos en materia sanitaria? ¿Por dónde hay que empezar a abordar el tratamiento? Ocho profesionales sanitarios radiografían la situación y trasladan las claves para tratar de paliar los principales problemas de un sistema sanitario que atiende a cada vez más volumen de población, afronta el reto de cómo reducir las listas de espera y la escasez de personal ante las próximas jubilaciones.

El neurólogo Adolfo López de Munain fue una de las caras visibles de la crisis que se desató en la OSI Donostialdea en 2022. Entre las reivindicaciones que los jefes de servicio hacían por entonces, estaban los modelos de gobernanza instaurados en las Organizaciones Sanitarias Integradas de Osakidetza. Año y medio después, insiste en ese ámbito como una de las recetas para mejorar. «Necesitamos una gestión con otro tipo de gobernanza dentro de que, obviamente, un sistema sanitario global y público tiene que tener unas líneas directrices generales que se adapten a las necesidades».

López de Munain critica los estilos «verticales» o «uniformadores» que pretender «que toda organización haga exactamente lo mismo», y apuesta por la «horizontalidad» y «la variabilidad» en las OSI que permita «pilotar procesos de innnovación en gestión y asistencia que si son exitosos pueden luego extenderse a toda la organización». «Yo creo que eso es enriquecedor», sostiene. Adicionalmente, añade que «hace falta formar directivos. Hemos propuesto la creación de una escuela de directivos en sanidad para que personas que tienen esa vocación de la gestión puedan formarse y elevar el nivel de excelencia a la gestión».

El neurólogo pone el foco también en otro aspecto: los recursos humanos. «Necesitamos cantidad y calidad. Venir a trabajar aquí no puede tener más barreras de entrada, no solamente idiomáticas, sino también económicas, que en otros sitios. No puede ser que sigamos seleccionando al personal sanitario mediante OPEs masivas que tardan años en convocarse y aún más en resolverse, y que valoran de manera casi exclusivamente la antigüedad como criterio esencial por encima de otros méritos académicos o técnicos, que son necesarios para asegurar el reemplazo del personal».

Pocas personas conocen mejor lo que significa gestionar un trasatlántico como Osakidetza, tras ser consejero de Salud del Gobierno Vasco entre los años 2009 y 2012. Sabe que para mejorar la situación de la sanidad pública vasca «no hay varita mágica». Consciente de ello, asegura que «lo que esperan los ciudadanos ahora, al colocar la sanidad como su máxima preocupación, es que todos los partidos políticos se pongan de acuerdo en cómo reimpulsar» Osakidetza. «Esto no va solo de sanidad, sino que va de todo el Gobierno, de la oposición y la población. Por lo tanto, hace falta establecer un proceso que permita abrir una participación bastante amplia, tanto del diagnóstico como de las soluciones», sentencia.

Bengoa hace su propia lectura. «La mayor parte de la saturación de los hospitales, urgencias o la aparente falta de camas no se resuelven en los propios hospitales, sino antes y después del alta». ¿Eso qué quiere decir? «Me explico. Muchas de las personas que aparecen en urgencias es porque no se ha resuelto antes el problema, en la comunidad, en prevención, en primaria... Hay que apostar mucho por la Atención Primaria y volver a prestigiarla. Y luego poder dar de alta a esos pacientes con una buena coordinación con los servicios sociales, las residencias, las diputaciones, etc», explica.

El doctor en medicina, pide al nuevo equipo del consejero Alberto Martínez «estar abierto a nuevas ideas» y «no estar solo mirando hacia adentro». Por ello, aboga por «establecer un plan a largo plazo» para hacer frente a los retos de futuro a los que se enfrenta ya Osakidetza. «Hay una demanda superior al 20% desde que yo fui consejero que además viene con miles de enfermedades complejas. Esa complejidad de enfermos nos obliga a establecer otro sistema de salud», incide.

La presidenta del Colegio Oficial de Médicos de Gipuzkoa asegura no tener la «receta mágica» para mejorar la sanidad pública vasca, pero sí una serie de acciones que podrían ayudar. El primer paso sería «escuchar, escuchar y escuchar. Escuchar a los que están trabajando qué problemas tienen. Lo que se llama una gestión horizontal». Y pone como ejemplo la Atención Primaria, «porque es la puerta de entrada en el sistema y porque soluciona un porcentaje altísimo de problemas de salud de la población», justifica.

Desafortunadamente, «nos faltan recursos humanos, nos faltan médicos, y no hay sistema de salud sin médicos», recuerda. Actualmente, cerca de un 10% de las plazas de médicos de familia y pediatras de los ambulatorios vascos están sin cubrir por falta de especialistas, por eso «es necesario volver a hacer que la especialidad resulte atractiva». Para ello aboga por que los estudiantes de Medicina «roten más por Primaria» porque, en definitiva, «cuando conoces las cosas, las terminas amando».

En ese sentido, critica las altas tasas de interinidad que hay tanto en este ámbito como en el resto. «Está demostrado que cuando un médico de Atención Primaria lleva tiempo en un mismo puesto de trabajo, disminuye la mortalidad, la petición de pruebas, el gasto farmacéutico y el número de consultas», asegura. Adicionalmente, pide más agilidad para resolver las Ofertas de Empleo Público ya que son «procesos que se eternizan».

Solórzano pone el foco también en la situación de las urgencias y las emergencias. «Es un tema muy sangrante por la situación que tenemos en los PAC». En ese sentido, critica «la falta de transparencia de Salud para saber si cuentan o no con facultativos, porque se pierde el tiempo si no hay un médico. En un punto de atención continuada tiene que haber medicina de familia, enfermería y administración. Y si no, hay que cerrarlos porque lo único que haces es saturar y sobrecargar las urgencias hospitalarias», sentencia.

«Los farmacéuticos no tenemos una solución para curar, pero sí para mejorar», asegura Miguel Ángel. En ese sentido, sostiene que «la utilización al máximo de las competencias de los farmacéuticos comunitarios, sin duda, podría contribuir a descargar la presión asistencial» de los centros de salud. «El desarrollo de los programas que tenemos previstos como el de la mejora de la adherencia a los tratamiento de asma y EPOC, farmacias centinela, el seguimiento de pacientes con diabetes tipo2, o el de integración de las farmacias y la Atención Primaria también tendrían un impacto en el día a día de Osakidetza», explica.

Gastelurrutia sostiene que otras intervenciones que se podrían desarrollar desde las boticas «pasarían por potenciar el autocuidado responsable de los pacientes, la indicación de medicamentos que no necesitan receta y, en ciertos casos, mediante la utilización de protocolos consensuados con los médicos de Atención Primaria». También «la utilización de algunos tratamientos concretos como en las infecciones urinarias no complicadas de repetición» servirían para descargar la carga de trabajo que sufren muchos médicos de familia. Adicionalmente, el presidente del Colegio de Farmacéuticos de Gipuzkoa cree que «avanzar hacia la vacunación de la gripe o la realización de tests de gripe y/o Covid, también ayudaría a mejorar las tasas de vacunación, como se observa en los países de nuestro entorno».

Arrate Zumeta asegura que la profesión enfermera «es uno de los ejes principales del sistema sanitario» y «esencial para su correcto funcionamiento». «Somos profesionales altamente cualificadas y comprometidas con la salud de las personas», defiende. Por todo ello, sostiene que el nuevo consejero de Salud «debe invertir en nuestra profesión». Considera «clave» retener el talento que, en los últimos años, está decidiendo hacer las maletas. «Se está contratando, pero es necesario que se nos escuche y que desde Osakidetza se apoye firmemente a las enfermeras y enfermeros en su labor diaria con contratos más estables y mejores condiciones laborales», sostiene tendiendo la mano al nuevo consejero de Salud para «colaborar, mediar y ayudar en lo que podamos».

En ese sentido, Zumeta destaca que invertir en Enfermería «tiene un impacto positivo en la salud de la ciudadanía, además de tener un efecto beneficioso sobre la economía y mejorar la igualdad. Los países con mayor número de enfermeras por cada 1.000 habitantes tienen mejores resultados de salud». Por ello, apuesta por «aprovechar» las competencias de las enfermeras para «impulsar» el Servicio Vasco de Salud. «Cada vez hay más enfermeras que además son especialistas. Podemos asumir más responsabilidades, siempre dentro del marco legal y trabajando en equipo», dice. Por ejemplo, añade, en Atención Primaria, «uno de los ejes principales para la prevención y promoción de la salud», donde recalca que Enfermería «puede aportar muchísimo más».

Paralelamente, la presidenta de las enfermeras guipuzcoanas aboga por «impulsar la investigación en cuidados de salud», para lo que considera «necesario «que las propias organizaciones sanitarias creen plazas específicas para enfermeras investigadoras», como hace Andalucía.

En Osakidetza «hay que hacer cambios sustanciales» y ser «valiente» porque el nuevo consejero «seguramente va a encontrarse muchísimas resistencias». Es la lectura 'grosso modo' que hace Gorka Maiz, que pone el foco en la Atención Primaria como principal ámbito de mejora en la sanidad vasca. «Hoy por hoy, está quedando supeditada a la asistencia y a resolver los problemas de salud agudos de la población», confirma. Por lo que pide «cambiar la forma en la que están organizados los equipos» en los centros de salud y ambulatorios de Euskadi.

«Tenemos que dejar de hacer temas absolutamente burocráticos y en los que no aportamos», sostiene poniendo de manifiesto que ese tiempo que dedican a eso lo restan a la atención propia de los pacientes. Esa desburocratización del trabajo, añade, les permitiría «poder tener tiempo para la investigación, para la docencia o para la formación, que son cosas básicas que hemos ido dejando de lado». Asimismo, sostiene que «lo de los administrativos es también un tema que hay que darle una vuelta ya. No puede ser que personas que están trabajando un día en cualquier cosa, al día siguiente, sin ningún tipo de formación, puedan pasar a ser administrativos en un centro de salud».

Maiz centra su discurso también en la imperiosa necesidad de «cambiar las condiciones» en las que trabajan los médicos de familia en los ambulatorios vascos. «Es lo que más puede echar para atrás a gente que ha elegido la especialidad de medicina de familia y acaba trabajando en otros sitios porque ve que lo que quería hacer no lo va a poder hacer». Hace alusión a «la falta de estabilidad, la temporalidad de los contratos» o «los salarios, que son mucho más potentes en otros sitios». El presidente de Osatzen también demanda que la presencia de la medicina de familia en la universidad sea «desde los primeros cursos, y eso tendría que ser desde ya».

Todo aprendizaje pasa por una correcta formación. En el caso de la sanidad vasca, el punto de mira se focaliza en la facultad de Medicina y Enfermería. «La UPV/EHU y Osakidetza han trabajado conjuntamente desde hace años en el campo de la formación, docencia e investigación, y debemos esperar que esta colaboración se haga más sólida, consultando a los profesionales y adoptando medidas, con el fin de llegar a tener a los mejores profesionales de la sanidad», sostiene Inmaculada Ruiz Montesinos, vicedecana y coordinadora de la unidad docente de Medicina del Hospital Universitario Donostia.

Ruiz Montesinos destaca que la universidad vasca «se mantiene en el grupo fuerte de estudiantes brillantes» y que «casi la mitad de nuestros egresados han sacado alguno de los 27 mejores puestos de todos los candidatos del MIR 2024». Y la realidad, añade, es que «entre el 60 y 70% de nuestros graduados eligen nuestras organizaciones para formarse como especialistas». Todo esto se ha alcanzado, asegura, «por el trabajo conjunto de ambas instituciones -UPV/EHU y Osakidetza- en la formación de nuestros futuros profesionales», si bien apostilla que «para mejorar y avanzar debemos optimizar la formación de graduados médicos y de especialistas en el País Vasco». A su vez, la docente sostiene que «los cambios en el Departamento de Salud y las nuevas personas que han llegado ofrecen la confianza por su conocimiento de Osakidetza, de la realidad guipuzcoana y estar próximos al ámbito académico».

Para Silvia González el principal reto de Osakidetza para mejorar la sanidad vasca pasa porque la Atención Primaria «sea muy atractiva. Si tú afianzas la puerta de entrada a la sanidad, tienes afianzado el resto de la sanidad», lo que a su modo de ver repercutiría en gran medida a aliviar la carga de trabajo en las Urgencias de los hospitales o en las listas de espera de los especialistas, donde mucha gente se agolpa con problemas que se podrían haber resuelto en un nivel asistencial previo.

Y para lograr eso pide que «estemos equiparados al especialista hospitalario. Nos siguen viendo como médicos de cabecera y no lo somos, somos médicos especialistas en atención primaria. Y si tú consideras un especialista al médico de atención primaria y se le equipara al hospitalario, las nuevas generaciones querrían hacer nuestra especialidad». De esta forma, los futuros facultativos «no querrían ser dermatólogos ni plásticos».

González demanda «más personal» en los centros de salud y ambulatorios porque el problema ya no es que no se cubran todas las vacantes, sino que «no están cubiertas todas las plazas, ese es el principal problema. Está habiendo un aumento de jubilaciones en atención primaria y no están cubiertas los números de las plazas». Osakidetza tiene sin cubrir cerca del 10% de las plazas estructurales de médicos de familia y pediatras, según los últimos datos ofrecidos por el Departamento de Salud.

Asimismo, la presidenta del SEMG hace hincapié en la carga administrativa de estos facultativos -«tiempo que no dedicamos a ver a los pacientes»-, «por no mencionar el tema del dinero». Y hace un alegato por su especialidad. «Nos llamamos de primaria y comunitaria porque no solo conocemos al paciente, conocemos a la comunidad, a los familiares, a los hijos, a los hermanos, a los primos, a los tíos y a los padres. Lo bonito de esta especialidad es que nosotros realmente conocemos al paciente y yo volvería a escogerla».