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Miguel Mari Lasa en el frontón del garaje de su casa en Oiartzun. Lobo Altuna
Un «tesoro» en forma de frontón escondido en un garaje de Oiartzun

Un «tesoro» en forma de frontón escondido en un garaje de Oiartzun

Fue construido en 1980 y desde entonces ha sido partícipe de incontables duelos durante varias generaciones familiares

Domingo, 23 de febrero 2025, 01:00

Entonces, ¿son esos 651 frontones los únicos que hay en Gipuzkoa? En el corazón de Oiartzun, en 1980 se construyó una casa que incluía dos pisos y un garaje. Un espacio, el de los bajos, al que los propietarios decidieron dar un uso diferente: un pequeño frontón que ha hecho las veces de gimnasio para varias generaciones de la familia del laureado ciclista Miguel Mari Lasa.

El censo de instalaciones deportivas que actualizan los órganos forales de los territorios históricos y los municipios existe desde 2005 e incluye aquellas instalaciones deportivas públicas y privadas de uso colectivo, señalizadas y permanentes. Eso implica que quedan fuera de la estadística algunos espacios privados. Por eso este garaje oiartzuarra, que por sus pequeñas dimensiones requiere de una pelota más lenta, no se encuentra entre los 16 espacios dedicados a la pelota que aparecen en la estadística.

En un formato parecido al squash, los piques entre familiares han reinado durante años entre las paredes de este frontón familiar. «Sobre todo en invierno, cuando el tiempo no acompaña, se convierte en escenario de innumerables partidos que terminan en intensos piques y buenas sudadas», cuenta el mítico campeón.

Y no sólo para los más pequeños como pueden ser hermanos o primos. Los mayores de la familia también se animaban a formar parte de estos partidos.

Supone una alternativa para el gimnasio. En lugar de levantar pesas, una sesión de una hora de partidillos contra familiares es suficiente para mantener el cuerpo en forma. Para ellos, ha sido «un tesoro» poder contar con un frontón así en casa, sin necesidad de desplazarse siquiera a la plaza del pueblo.

«Además de los piques familiares, el frontón ha sido la excusa para juntarse entre varios miembros de la familia para pasar una tarde», recuerda Lasa. Los clásicos partidos daban paso casi obligatoriamente a una comida o cena familiar, por lo que el frontón ha sido para la familia Lasa «motivo de unión» en muchas ocasiones.

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