«Las temperaturas extremas, ya sean de calor o de frío, pueden afectar a las vías»

Tras el susto del lunes, todos los servicios del Topo han recuperado la normalidad este martes. En la noche del lunes, hacia las 21.30 horas, comenzaron las maniobras para volver a encarrilar el tren y sacarlo del lugar, además de arreglar la parte de la vía afectada. Este martes el Topo circulaba ya en ambas direcciones por Amara. Euskotren mantiene abierta una investigación para determinar si el calor provocó el descarrilamiento del Topo, que afortunadamente no dejó ningún herido aunque sí hubo que atender por golpe de calor a cinco personas.

Al parecer, que los carriles se dilaten cuando se viven episodios asfixiantes como el de la última semana no es extraño. Es más, hace ya un año, Adif puso en marcha una prueba piloto para evaluar la eficacia de aplicar una pintura blanca de composición especial a las vías ferroviarias en Castilla-La Mancha, con el objetivo de evitar que estas se deformaran al exponerse a altas temperaturas sobre todo en verano.

En países como Austria hace años que se lleva a cabo esta estrategia, con el fin de evitar descarrilamientos cuando los termómetros suben en exceso. Para poner en marcha esta iniciativa, la empresa ferroviaria de Austria ÖBB se basaron en un estudio que recoge que pintar los rieles de blanco puede reducir la temperatura de la vía entre 5 y 8 grados. Al parecer, este color, que refleja la radiación solar, ayuda a enfriar la vía. Italia y Suiza también han lanzado proyectos del estilo en los últimos años, con la intención de reducir el número de accidentes que puedan surgir a raíz de las temperaturas extremas cada vez más frecuentes por el cambio climático.

En caso de confirmarse que la salida de vía del Topo del lunes se debió a la dilatación de las vías por el calor, no será la primera vez que en el Estado ocurre algo similar. En agosto del año pasado, también en un día en el que el mercurio alcanzó temperaturas récord, un tren de mercancías se descarriló en Montoro, Córdoba. Más de una decena de vagones cayeron por el terraplén y Adif abrió una investigación para conocer los efectos que pudo tener el calor en el accidente. El termómetro marcaba 43º.

Tanto en aquella ocasión como en esta última en Donostia los expertos han hablado del conocido como efecto 'garrote vía'. ¿Pero en qué consiste este fenómeno? Se trata de un defecto en el dibujo de los carriles, una deformación del carril causada por el calor. Todo esto puede provocar un descarrilamiento del vagón o una torcedura brusca del carril con pérdida de su alineación. Estos problemas se pueden generar en cuestión de horas tras la dilatación de la vía, sobre todo cuando el cambio de temperaturas es brusco.

El paseo de Errondo, donde el lunes ocurrió el percance, habitualmente es una zona sombría. Donostia, además, no está acostumbrada a las altas temperaturas de los últimos días. Pero la investigación sigue abierta.